Eduardo Ruíz-Healy

La influyente revista TIME anunciará mañana a su Persona del Año, una distinción que reconoce a la persona, organización o idea que ha tenido un impacto global significativo, ya sea positivo o negativo. Entre los candidatos de 2024 destacan figuras de diversos ámbitos, como el presidente electo de EEUU Donald Trump, la vicepresidenta de ese país Kamala Harris, el empresario y hombre más rico del mundo Elon Musk, el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu y la presidenta Claudia Sheinbaum, cuya reciente elección como la primera mujer presidenta de México la hace una fuerte contendiente.
Todo parece indicar que Trump será el designado. Su reelección es histórica. Redefinió la política estadounidense, movilizó votantes y reafirmó su influencia global. Hace ocho años fue reconocido como Persona del Año en 2016 y su regreso al poder refuerza su perfil como un líder polarizador pero innegablemente influyente. Su capacidad para generar cambios profundos en la política interna y en las relaciones internacionales lo convierte en la opción más lógica para este reconocimiento.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum es una muy atractiva alternativa para obtener la designación. Su elección simboliza un momento histórico para México, marcando un avance significativo para las mujeres y las minorías étnicas en un país con tradiciones patriarcales arraigadas. Además, posiciona a México como un ejemplo de inclusión y la proyecta como una líder progresista en contraste con figuras de extrema derecha como Trump.
Si la presidenta Sheinbaum resulta seleccionada, su perfil internacional crecerá considerablemente, consolidándola como una de las dirigentes progresistas más influyentes del mundo. Este reconocimiento le brindaría una plataforma para abordar retos clave como la seguridad, la desigualdad y el cambio climático, atrayendo aliados internacionales para apoyar a México en estos temas. Asimismo, fortalecería su postura ante las políticas proteccionistas de Trump, incluyendo los aranceles contra México.
A nivel nacional, este honor sería motivo de orgullo y validación para la mayoría de los mexicanos. En un país donde la percepción internacional es valorada, este galardón consolidaría su base de apoyo y le otorgaría mayor legitimidad para impulsar las reformas internas que el país necesita.
No obstante, la distinción también traería consigo desafíos. Generaría un escrutinio más intenso sobre su gestión, tanto dentro como fuera del país. Sus críticos señalarían que el premio es inmerecido si se toma en cuenta que su gobierno aún no ha entregado resultados tangibles en temas clave como la violencia y la corrupción. Esto seguramente los aprovecharía la oposición política para criticarla aún más.

Es probable que Trump critique su selección, calificándola como un acto de sesgo ideológico, lo que polarizaría más las opiniones y complicaría las ya tensas relaciones entre México y EEUU.
Aunque el presidente electo de EEUU parece ser la elección más probable para Persona del Año debido a su influencia global, Claudia Sheinbaum representa una opción válida que simboliza progreso e inclusión. Su nominación ya es un reflejo de los cambios que están transformando el escenario político mundial.
VORACIDAD ENERGÉTICA E
IMPACTO AMBIENTAL DE BITCOIN
La criptomoneda Bitcoin ha revolucionado el mundo financiero. Sin embargo, su proceso de minería, que valida transacciones mediante la resolución de complejos problemas matemáticos, ha generado preocupaciones ambientales debido al elevado consumo de energía que conlleva.
Recientemente, el índice S&P Global Commodity Insights Bitcoin Energy Consumption Index reveló que minar un solo bitcoin consume aproximadamente 1,230 megavatios-hora (MWh) de electricidad. Para ponerlo en perspectiva, esta cantidad de energía podría abastecer durante un año a unas 117 viviendas promedio en Estados Unidos, donde cada hogar consume alrededor de 10,500 kilovatios-hora (kWh) anuales. En México, donde el consumo promedio por hogar es de aproximadamente 2,103 kWh al año, esa misma cantidad de energía podría abastecer a unas 585 viviendas.

Bitcoin es voraz y cada año su minería a nivel mundial consume unos 146 teravatios-hora (TWh), cifra comparable al consumo total de países como Suecia o Argentina. En el contexto mexicano, representa alrededor del 42.3% del consumo eléctrico nacional en 2023, que fue de 345,439 GWh. Estos datos evidencian el significativo impacto energético de la minería de Bitcoin.
La dependencia de fuentes de energía no renovables para la minería de Bitcoin agrava las preocupaciones ambientales, ya que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, algunas iniciativas buscan mitigar este impacto. Por ejemplo, Mara Holdings, una empresa de criptomonedas que cotiza en Estados Unidos, ha adquirido un parque eólico en Texas para producir bitcoins con emisiones de carbono casi nulas. No obstante, estas estrategias enfrentan desafíos debido a los altos costos de capital y la necesidad de producción continua.
En México, la minería de criptomonedas también está en crecimiento. Empresas como Open Mining Holdings han establecido operaciones significativas, contando con 8,000 mineros que han producido 225 bitcoins hasta la fecha. Además, SAI.TECH ha desplegado 420 máquinas de minería de Bitcoin en el país.

El mercado de criptomonedas en México muestra un crecimiento notable. Se estima que en 2023 los ingresos alcanzaron 980.3 millones de dólares, con un incremento del 14.01% respecto al año anterior. Se proyecta que para 2027 los ingresos podrían ascender a 1,656 millones de dólares, con una penetración de usuarios del 14.55%.
El debate sobre cómo equilibrar el crecimiento de las monedas digitales con la sostenibilidad ambiental continúa. Algunos abogan por innovaciones tecnológicas que reduzcan el consumo de energía, mientras que otros proponen regulaciones más estrictas para abordar las preocupaciones ambientales asociadas con la minería de criptomonedas.

Comprender el consumo de energía de Bitcoin es esencial mientras avanzamos hacia el futuro de las monedas digitales y su papel en el panorama energético global. Es imperativo que las empresas mineras, junto con las autoridades, trabajan en estrategias que promuevan el uso de energías renovables y la eficiencia energética, garantizando que el desarrollo de esta industria no comprometan aún más el bienestar ambiental ni la estabilidad del suministro eléctrico del mundo y de nuestro país.
TRUMP MANTIENE
ADVERTENCIAS
Donald Trump volvió a demostrar su capacidad para lanzar afirmaciones controvertidas y plantear propuestas que desafían la lógica y la diplomacia. En una amplia entrevista difundida ayer por la cadena de televisión NBC, que puede verse en https://shorturl.at/k8YlZ, sugirió que México y Canadá deberían convertirse parte de Estados Unidos, una afirmación absurda, e insistió en políticas migratorias y comerciales que, más que soluciones, parecen destinados a alimentar su base política.

Trump afirmó que EEUU subsidia a México con 300 mil millones de dólares, una cifra que seguramente se refiere al déficit comercial de su país con el nuestro, pero que muchos estadounidenses interpretarán como que EEUU le regala ese dinero a México. Pero un déficit comercial no es un subsidio y Trump sigue distorsionando los términos para justificar su postura proteccionista. En lugar de reconocer que el comercio entre ambos países es una relación mutuamente benéfica, insiste en una narrativa de explotación y desventaja que no resiste el menor análisis.
Su sugerencia de convertir a México y Canadá en parte de EEUU no es nueva, pero siempre ha sido percibida como una fantasía irrealizable. Más allá de lo legalmente posible, su propuesta refleja un desprecio profundo por ambos países. México, en particular, ha construido una identidad nacional sólida basada en su independencia y en resistir la injerencia externa. Lo dicho por Trump, aunque destinado al consumo político interno, amenaza con debilitar la confianza de México tan necesaria para enfrentar retos comunes.

En materia migratoria, reiteró sus viejas recetas: deportaciones masivas, eliminación de la ciudadanía por nacimiento y una retórica que criminaliza a los inmigrantes. Aunque insiste en enfocarse en los criminales, su narrativa no distingue entre quienes cometen delitos y quienes han construido una vida como contribuyentes y trabajadores en EEUU. Deportar a millones de personas es logísticamente inviable y moralmente cuestionable, pero lo más preocupante es el efecto divisivo de su discurso, que refuerza estereotipos negativos y fomenta el odio hacia las comunidades migrantes, especialmente las mexicanas.
Trump también vinculó a México con el tráfico de drogas, señalándolo como principal responsable de la crisis de fentanilo en EEUU. Aunque es cierto que los precursores químicos llegan a México desde China y se procesan en laboratorios clandestinos de los cárteles mexicanos, la verdad que Trump ignora es el papel crucial de la demanda estadounidense en perpetuar esta crisis. Su falta de propuestas integrales, como programas de tratamiento de adicciones, revela un enfoque simplista y poco efectivo.

De cara al futuro, lo que podemos esperar de la relación México-Estados Unidos, a partir del 20 de enero es una intensificación de tensiones. El discurso confrontativo de Trump y sus amenazas, como los aranceles, dificultarán la cooperación en temas cruciales como comercio, migración y seguridad. La presidenta Claudia Sheinbaum debe reforzar su estrategia diplomática y diversificar las relaciones comerciales de México para enfrentar mejor el reto de un vecino impredecible que ve las relaciones bilaterales como un juego de suma cero, en el que él considera que solo su victoria importa.
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