National Geografic/Berta Erill Soto/Fran Navarro/Muy Interesante

En enero de 1933, tras la elección de Hitler como Canciller de Alemania, comenzaba un oscuro período de la historia conocido como el Tercer Reich (el tercer imperio alemán) que desencadenaría en uno de los mayores conflictos a gran escala que la humanidad ha experimentado jamás.
El movimiento nacionalsocialista puso fin a la Alemania democrática, instaurando un gobierno dictatorial, la persecución racial, y una serie de agresivas políticas exteriores.
Adolf Hitler estableció el antisemitismo en su régimen justificando que para la preservación de la esencia aria alemana era necesario erradicar a la «raza judía», a quienes consideraba malvados y con afán de dominación mundial.
Apoyado por la propaganda nazi, una estrategia hábilmente puesta en marcha por el ministro Goebbels, consiguió la aceptación por parte de millones de personas del exterminio sistemático de las poblaciones étnicas, principalmente de los judíos. Así empezó el Holocausto. uno de los genocidios más terribles de la historia de la humanidad.

A partir de 1935, bajo las nuevas Leyes de Núremberg, las comunidades judías quedaron desprovistas de derechos y comenzaron a ser recluidas en guetos, donde vivían en condiciones inhumanas. De este modo las SS (Schutzstaffel), organización responsable de esta limpieza étnica, los podía mantener fácilmente bajo control.
Entre 1941 y 1945, el régimen nazi ordenó el traslado de los judíos de Alemania y otros territorios sometidos al Tercer Reich a campos de concentración y de exterminio para llevar a cabo la llamada «Solución Final de la Cuestión Judía»: eran forzados a la esclavitud, vivían en condiciones insalubres, y algunos de ellos se usaban para espantosos experimentos médicos, hasta que eran aniquilados con gas o fusilados y sus cadáveres se incineraban en hornos crematorios. Se estima que a causa del Holocausto, que culminó en 1945 con el final de la Segunda Guerra Mundial, murieron más de 6 millones de personas.
El complejo de Auschwitz-Birkenau ubicado en la Polonia ocupada, que incluía campos de concentración, de trabajo y de exterminio, fue el más grande y el último en ser liberado por el Ejército Rojo, el 27 de enero de 1945.
Esta fecha ha quedado inmortalizada a nivel mundial con el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, proclamado por la UNESCO en 2005 para recordar las atrocidades cometidas por el régimen nazi, rendir tributo a sus víctimas, y ratificar el compromiso de luchar contra toda forma de violencia hacia colectivos humanos.
La siguiente galería fotográfica muestra imágenes reales del régimen del Tercer Reich y el Holocausto:Auschwitz, los protagonistas que pensaron y llevaron a cabo la despiadada «solución final», y quienes la sufrieron en sus propias carnes…
HEINRICH HIMMLER

Heinrich Himmler fue uno de los principales dirigentes del Partido Nacionalista Obrero Alemán y jefe de las SS, uno de los responsables directo del Holocausto.
Era un personaje siniestro, fanático de la raza aria y del nacionalismo inculcado por su padre.
Se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro al ser capturado por los británicos en 1945, para evitar ser juzgado por sus crímenes de guerra.
«Detrás de los poderes enemigos: el judío»
Durante la Segunda Guerra Mundial, los propagandistas nazis frecuentemente describieron a «el judío» como un conspirador que actuaba tras bastidores en naciones en guerra con Alemania. Esta caricatura representa al «financiero judío» que manipula a las fuerzas aliadas: Gran Bretaña, los Estados Unidos y la Unión Soviética.
La «Solución Final» a la cuestión judía
El 26 de febrero de 1942, una carta dirigida al diplomático alemán Martin Luther, fue redactada por Reinhard Heydrich durante la Conferencia de Wannsee para solicitar a Luther asistencia administrativa para la implantación de la «Solución final a la cuestión judía».
Carta de Hermann Göering a Reinhard
Heydrich acerca de la Solución final
«Complementando la tarea puesta a su cargo en el edicto fechado el 24 de enero de 1939, y que consiste en resolver la cuestión judía de la manera más conveniente posible, dada las condiciones presentes, por medios de emigración, o de evacuación, le encargo que efectúe los preparativos necesarios relacionados con la organización y los aspectos prácticos y materiales, con objeto de conseguir una solución global de la cuestión judía en las esferas de influencia alemana de Europa.
En la medida en que esto atañe las competencias de otras instancias centrales, éstas deberán ser involucradas.

Le encargo, además, me someta con rapidez un plan global de las medidas prácticas materiales y de organización, para la ejecución de la deseada solución final de la cuestión judía.»
LAS SEIS PRÁCTICAS MÁS
ATERRADORAS DE AUSCHWITZ
Más de un millón de personas murieron en Auschwitz. Con la llegada al poder de Hitler y los nazis en Alemania se inició un proceso de exterminio que pretendía acabar con todos los judíos y “razas” inferiores: el Holocausto. Millones de personas fueron transportadas a campos de concentración donde cada día sufrían trabajos forzados, maltratos, hambre, enfermedades y, al final, la muerte de una u otra manera. Auschwitz fue uno de los enclaves centrales del proceso. Ubicado en un nudo de comunicaciones ferroviarias, los trenes vomitaban constantemente reclusos que pasaban sus últimos días en el infierno del mundo real que fabricaron los nazis.
Del millón de muertos en Auschwitz, se estima que unos 870 000 fueron gaseados nada más llegar. Fue la manera más directa y masiva de ir acabando sistemáticamente con los reclusos.
«LA BESTIA DE AUSCHWITZ»
María Mandel trabajó como supervisora en Auschwitz y otros campos de concentración nazis. Su crueldad ilimitada le hizo granjearse el respeto de sus superiores, el mayor de los temores entre los prisioneros y, sobre todo, entre las prisioneras, meras “mascotas judías” para Mandel. Arramblaba con la dignidad, humanidad y, en fin, con la vida de toda aquella mujer que tenía la mala fortuna de caer en sus manos. María Mandel solía llevar guantes blancos que, al final de cada jornada, terminaban manchados de la sangre de sus víctimas. Solía flagelar a las internas, obligándolas a contar en alto cada golpe. Difícilmente superaban diez golpes. Perdían la cuenta y poco después caían exhaustas para, más tarde, perder la vida. Muchas de ellas eran abandonadas al aire libre en pleno invierno, por lo que sus cuerpos amanecían sin vida tras sufrir hipotermia. Desde octubre de 1942, Mandel se encargó de seleccionar a las mujeres que iban a la cámara de gas. De ella dependía que una mujer viviese un día más. Como si de la villana de una película se tratara, solía acompañar todos sus actos con música clásica alemana.

EPIDEMIAS E INFECCIONES
La salud y la higiene eran una causa imposible en este lugar. Después de las ejecuciones, los cadáveres eran apilados, lo cual generaba epidemias que hacían estragos entre los reclusos. Los pijamas a rayas de los presos se reutilizaban. Sin limpieza ni desinfección previa alguna, se entregaban a los que bajaban de los vagones y llegaban por primera vez a este infierno. Muchos de ellos acababan envenenados por el gas que había infectado los ropajes anteriormente.
ATAQUES DE PERROS
El 13 de diciembre de 1945, Irma Grese fue condenada por los aliados. En las actas del juicio se recogían las siguientes acusaciones:
“Ha sido descrita como la peor mujer de todo el campo. No había crueldad que no tuviese relación
con ella. Participaba regularmente en las selecciones para la cámara de gas, torturando a discreción.
En Belsen, continuó con el mismo comportamiento, igualmente público. Su especialidad era lanzar
perros contra seres humanos indefensos”.
Irma Grese fue ejecutada en la horca. Solo tenía 22 años.
EXPERIMENTOS MÉDICOS
Muchos científicos vieron un campo de pruebas en Auschwitz para experimentar con personas, directamente tomadas como conejillos de indias. Los médicos probaron fármacos en los reclusos para investigar curas a infinidad de enfermedades, estudiaban los síntomas e incluso probaron en distintas “razas” para ver cómo actuaba cada tratamiento en ellos. La idea era seguir avanzando en esa limpieza racial que pretendían los nazis. Procuraron desarrollar una esterilización masiva de judíos, gitanos y demás colectivos que los nazis consideraban inferiores.
EL ÁNGEL DE LA MUERTE
Josef Mengele tiene el dudoso honor de encontrarse entre los “médicos” (un calificativo erróneo, pero todo sea por entendernos) más sádicos y crueles de toda la Segunda Guerra Mundial. Su actividad en Auschwitz se resume a un laboratorio de pruebas con humanos que sufrieron las peores atrocidades de manera forzada hasta la muerte.
Su primera intervención fue erradicar el tifus, una epidemia que llevaba meses siendo un problema en Auschwitz. Para ello mandó gasear a 1 600 personas de una vez: todo hombre, mujer y niño que identificó con síntomas de tifus. Su frialdad a la hora de abordar el suceso junto al resto de acciones inhumanas le llevaron a ser apodado el “Ángel de la muerte”.
Los nazis pretendían “clonar” a super hombres para crear una nueva y selecta raza aria. Creían que una de las claves podía estar en el estudio de los hermanos gemelos. Mengele llevó a cabo todo tipo de experimentos en reclusos gemelos y en personas con malformaciones para comprobar si las virtudes y los problemas genéticos eran hereditarios o estaban relacionados con las “razas” humanas. Entre las acusaciones a Mengele se puede leer:

“Las investigaciones sobre los gemelos ocuparon una gran parte de los pseudoexperimentos del
acusado, según las indagaciones previas del tribunal. Estos le resultaban especialmente interesantes
al régimen nazi, en especial en lo que se refiere a su deseo de incrementar la tasa de nacimientos
por medio de un aumento manipulado médicamente en el número de nacimientos de gemelos”.
Llamada por los nazis “la solución final al problema judío”, entre 1941 y 1945 tuvieron lugar la mayoría de asesinatos en masa de la población judía de Europa. Las atrocidades y casos concretos de los más de 6 millones de muertos (algunos elevan el número a 10 millones) son, como se puede imaginar, tan amplias y diversas como trágicas y terroríficas. La inagotable fuente de publicaciones históricas y ficticias que supone el Holocausto nos cuentan testimonios de uno de los procesos más duros de la humanidad. Unos actos retratados constantemente no con la intención de deleitarnos en el morbo, sino para que no caiga en el olvido el horror del que es capaz el ser humano.