Ruiz-HealyTimes: Dos malas noticias, una de ellas sorprendente


Mediocres resultados tras la prueba PISA a estudiantes mexicanos.

Existen en el país 376,800 hombres, mujeres, jóvenes y niños esclavizados.

Constitución Política de la Ciudad de México, un verdadero adefesio.

Eduardo Ruiz-Healy

Esta semana se difundieron dos estudios que muestran la crítica situación en que se encuentra México.

El martes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) difundió los resultados de la prueba internacional PISA 2015 (Programme for International Student Assessment o, en español, Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), que mide el desempeño en ciencias, lectura y matemáticas de estudiantes de 15 años de edad radicados en 72 países, de los cuales 35 pertenecen a la OCDE, México entre estos últimos.

Personalmente no me sorprendieron los resultados obtenidos por los estudiantes mexicanos ya que, como lo he sostenido desde hace varias décadas, el sistema educativo de nuestro país es inservible y no prepara a los niños, adolescentes y jóvenes mexicanos a enfrentar las realidades del mercado laboral que desde la década de los 80 del siglo pasado se ha ido transformando como resultado de la globalización. Como bien lo anota el sitio universia.es, las empresas buscan hoy que sus empleados posean las siguientes habilidades o características: “transversalidad, capacidad analítica, inteligencia emocional, movilización, automotivación, agilidad en el aprendizaje, entendimiento del servicio al cliente” (noticias.universia.es/portada/noticia/2015/10/02/1131866/mercado-laboral-hoy-tendencias-futuro.html).

 

ANTERIORES RESULTADOS FUERON OCULTADOS

Los resultados obtenidos en PISA 2015 por los adolescentes mexicanos son tan mediocres como los que se obtuvieron en los PISA 2012, 2009, 2006, 2003 y 2000, que son los que se conocen, ya que los del PISA 1997 no se hicieron públicos por órdenes del entonces presidente Ernesto Zedillo.

En resumen, en 2015 los estudiantes de México obtuvieron 423 puntos en la evaluación de lectura, dos puntos menos que en 2012; en la de matemáticas la calificación fue de 408, cinco puntos menos que hace tres años; en la evaluación de ciencias, obtuvieron 416 puntos, seis más que en la PISA anterior. Los promedios de la OCDE son de 493 para lectura, 490 para matemáticas y 493 para ciencias.

Los resultados del PISA tal vez empiecen a mejorar en una, dos o tres décadas, siempre y cuando la reforma educativa se lleva a cabo totalmente.

El estudio PISA 2015 puede verse íntegramente en www.oecd.org/pisa/.

Otra mala y sorprendente noticia se difundió ayer por la fundación australiana Walk Free (www.walkfreefoundation.org), que hizo público su Índice Global de Esclavitud que “proporciona un mapa, país por país, de la prevalencia estimada de la esclavitud moderna, junto con información sobre los pasos que cada gobierno ha tomado para responder a esta cuestión. Esta información permite una comparación y una evaluación objetivas del problema y la adecuación de la respuesta en 167 países”.

 

ESCLAVITUD EN MÉXICO

Según este índice, en México hay 376,800 hombres, mujeres, jóvenes y niños que están esclavizados -el 0.297% de la población total del país. El 70% de esta moderna esclavitud está relacionada con la delincuencia organizada y “diversos cárteles secuestran a personas de todos los grupos de edad para dedicarlas a la prostitución y al trabajo forzados, a menudo con la complicidad de las autoridades locales, estatales y federales. Las personas con mayor vulnerabilidad son “mujeres y niños, indígenas, discapacitados, migrantes y personas identificadas como LGBTQ”. Walk Free añade que “existe evidencia que indica que la crisis de desaparecidos de México, donde decenas de miles de hombres, mujeres y niños han desaparecido desde 2006, involucra campos en los cuales la prostitución forzada, el trabajo y los actos criminales son sancionados por los cárteles”.

Mediocridad educativa y esclavitud moderna. Dos realidades que muestran el deterioro del sistema político, económico y social del país.

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CONSTITUCIÓN DE LA CDMX, UN ADEFESIO

Quienes redactaron el proyecto de la Constitución Política de la Ciudad de México son personas que gustan de la exageración, la redundancia y la oscuridad.

Concluyo lo anterior después de haber leído el adefesio de 44,876 palabras de extensión que redactaron los subordinados del Consejero Jurídico y de Servicios Legales del gobierno de la CDMX, Agustín Granados, y cuya autoría mentirosamente se adjudicaron los supuestos notables designados por el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera para hacer el trabajo,

Desde el primero de sus artículos se ve la redundancia llevada a su máxima expresión:

“1. La Ciudad de México es una entidad libre y autónoma en todo lo concerniente a su régimen interior y a su organización política y administrativa, parte integrante de los Estados Unidos Mexicanos, sede de los Poderes de la Unión y Capital Federal. Adopta para su gobierno la forma republicana, democrática, representativa, laica y popular bajo un sistema de división de poderes, pluralismo político y participación social”.

Es decir, que el Artículo 1 del proyecto repite y reitera el Artículo 40 de la Constitución Política del país, que dice:

“Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”.

Y todavía más. El Inciso I-A del Artículo 122 de la Constitución federal señala que: “La Ciudad de México adoptará para su régimen interior la forma de gobierno republicano, representativo, democrático y laico. El poder público de la Ciudad de México se dividirá para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. No podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona o corporación ni depositarse el Legislativo en un solo individuo”.

El Artículo 2 del proyecto es oscuro y podría prestarse a muchas interpretaciones:

“2. Las autoridades de la ciudad ejercen las facultades que les otorga la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y todas aquellas que ésta no concede expresamente a los funcionarios federales”.

Pregunto: ¿Cuáles son las facultades que actualmente ejercen de facto los funcionarios federales sin que estén autorizadas expresamente por la Constitución federal? Me imagino que muchas, tal vez reguladas por leyes o reglamentos, las cuales los redactores del Proyecto pretenden que asuman los funcionarios de la CDMX por el solo hecho de que el Artículo 2 contiene la frase “todas aquellas que ésta no concede expresamente a los funcionarios federales”.

De aprobarse así este artículo del Proyecto, veremos diversos conflictos entre el gobierno federal y el de la CDMX que deberán ser dirimidos por la Suprema Corte de Justicia y costeados con los impuestos de los contribuyentes.

He analizado aquí solo dos de los 94 artículos (20 de ellos transitorios) del proyecto constitucional que actualmente discuten los constituyentes de la CDMX.

¿Quieres divertirte? Lee los Incisos M y N del Artículo 16 del Proyecto, el cual reconoce los derechos de “las personas afrodescendientes” y “de las personas de origen indígena que no viven en pueblo, comunidad o barrio originario”, respectivamente. El solo hecho de que se hayan redactado implica que los autores del texto constitucional son racistas, ya que solo reconocen los derechos de estos dos grupos, pero no de quienes, como es mi caso, soy irlandésdescendiente, suecodescendiente, hispanodescendiente y chiapanecodescendiente, y de cualquier mexicano que tenga un origen que no sea africano o indígena urbano. Son dos incisos que pretenden diferenciar a mexicanos de acuerdo a su origen étnico, lo cual de por sí es racista.

El Proyecto de Constitución de la CDMX es un adefesio que fue redactado al aventón y sobre las rodillas por un grupo de individuos que quieren imponernos una ley fundamental absurda.

 

EL DEL GOBIERNO DE LA CDMX, PROYECTO DE CONSTITUCIÓN SOCIALISTA

 El Título Segundo del Proyecto de Constitución de la Ciudad de México que actualmente discuten los diputados constituyentes de la Ciudad de México se intitula “Desarrollo Sostenible de la Ciudad” consta de 66,419 y está dividido en dos capítulos que contienen 27 artículos. El Capítulo I se intitula “Planeación Democrática” e incluye seis artículos (20, 21, 22, 23, 24 y 25), mientras que el II se intitula “De la Hacienda Pública de la Ciudad de México” y solo consta de un artículo (el 26).

El Artículo 21, del cual tanto se ha hablado durante los últimos días, se intitula “Ordenamiento territorial”, consta de 3,007 palabras y está divido en nueve capítulos: A. Medio ambiente; B. Gestión sostenible del agua; C. Regulación del suelo; D. Desarrollo rural; E. Vivienda; F. Infraestructura física y tecnológica; G. Espacio público y convivencia social; H. Accesibilidad y movilidad; I. Vulnerabilidad, prevención y mitigación de riesgos.

La parte del Artículo 21 que tanta conmoción ha causado entre los habitantes del Ciudad de México que son propietarios de algún inmueble, es el Capítulo C, numeral siete, que a la letra dice: “Los incrementos en el valor del suelo derivados del proceso de urbanización, se considerarán parte de la riqueza pública de la ciudad. La ley regulará su aprovechamiento para restaurar los ecosistemas y las zonas degradadas de la ciudad”.

Es decir, que el proyecto elaborado por los abogados que trabajan en la Consejería Jurídica del Gobierno de la Ciudad de México, liderados por el consejero Manuel Granados, tuvieron la idea de que el gobierno se quedara con la plusvalía que se generara entre el precio inicial de un inmueble y su precio final en el momento de ser enajenado. En otras palabras, si alguien comparaba una casa en un millón de pesos y después de unos años la vendía en 1.2 millones, la plusvalía de 200,000 pesos pasaría automáticamente a las arcas del gobierno de la CDMX si éste consideraba que dicho aumento del valor de la propiedad se debía a las obras públicas realizadas alrededor de la misma, obras que dicho sea de paso fueron pagadas parcialmente con el impuesto predial y otros impuestos que el propietario de la casa pagó durante los años transcurridos entre el día en que la compró o construyó y el que lo vendió.

Más adelante, en el numeral nueve del mismo Capítulo C del Artículo 21, se anota que “Los derechos de edificación serán administrados por el gobierno de la ciudad para distribuir equitativamente las cargas y beneficios que imponga el ordenamiento territorial, incluyendo la recuperación de las plusvalías generadas que deberán ser aplicadas en beneficio de los sectores de bajos ingresos”.

Finalmente, en el artículo 26, Capítulo A, numeral cuatro, del Proyecto constitucional se anota que “Serán objetos de gravamen el aprovechamiento inmobiliario y la generación de plusvalías derivadas de la infraestructura urbana por el uso del suelo, del espacio público y edificable”.

El Proyecto de Constitución de la Ciudad de México apesta, no solo en sus Artículos 21 y 26, que buscan imponerle al propietario de un inmueble una doble tributación mediante el despojo del 100% de su utilidad. Conforme más leo este adefesio, más me convenzo que es un proyecto socialista que busca no solo regular, sino controlar, la vida de los habitantes de la Ciudad de México.

Quienes redactaron el proyecto indiscutiblemente son admiradores de Marx, Lenin, Stalin, los hermanos Castro, Chávez, Maduro y todos los comunistas que llevaron al desastre a sus respectivos países.

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  AVANZA EL POPULISMO

El hasta hoy primer ministro de Italia, Mateo Renzi, es la víctima más reciente del populismo político que avanza alrededor del mundo. Ayer ganó el NO en el referendo que él mismo convocó para que los italianos votaran su propuesta de reformas constitucionales. En un proceso al que un inusitado 68% de los ciudadanos acudió a votar, casi el 60% de estos rechazó dichas reformas que sus opositores dijeron solo ayudarían a hacer más prósperos a los grandes empresarios y banqueros. Renzi amenazó con renunciar si los votantes no se manifestaban mayoritariamente por el SI, igual que en su momento lo hizo el ex primer ministro británico, David Cameron, cuando dijo que renunciaría en caso de que los británicos votaran a favor de la salida de su país de la Unión Europa.

Tanto Renzi como Cameron son víctimas del populismo que en diversos países ha surgido como un rechazo a las clases gobernantes que cada vez están más alejadas de sus gobernados y, también, como una protesta contra la globalización, al capitalismo salvaje y a la percepción generalizada de que una pequeñísima minoría se ha ido enriqueciendo cada vez más mientras que las grandes mayorías cada día son más pobres o incapaces de salir de la clase media a la que pertenecen.

Curiosamente, los principales opositores de Renzi, al igual a los que provocaron la caída de Cameron, son grandes admiradores de Donald Trump, el populista demagogo que a partir del 20 de enero entrante será el presidente de la principal potencia económica y militar del mundo y, de paso, vecino de México.

Uno de ellos, Matteo Salvini, secretario general de la Liga Norte, un partido de extrema derecha, celebró la derrota de Renzi profiriendo vivas a Trump, al presidente ruso Vladimir Putin, y a Marine Le Pen, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, partido que cada día tiene más posibilidades de ganar la próxima elección presidencial de Francia que se realizará el 23 de abril del año entrante.

Los populistas lograron separar al reino Unido de la Unión Europea y podrían provocar que Italia también la abandone pronto. Una populista gobierna hoy a Filipinas y para cumplir su promesa de acabar con el tráfico de drogas ha permitido la ejecución extrajudicial de miles de traficantes y adictos. Las ideas populistas de Donald Trump le permitieron ganar la presidencia estadounidense y humillar a la clase política, tanto republicana como demócrata.

Ante este avance del populismo, más vale que se preocupen los políticos mexicanos que no comulgan con esta filosofía. Si no lo hacen y no actúan para prevenirlo, un populista demagogo podría ser el próximo presidente de México.

 

 TRUMP Y TWITTER

Al usar Twitter como lo usa, Donald Trump ha establecido un canal de comunicación que le permite enviar sus mensajes directamente, sin intermediario alguno, a las casi 17 millones de personas que lo siguen en esta red social. El número de sus seguidores palidece frente a los 80.1 millones del presidente Barack Obama, pero seguramente aumentará conforme pasen los días y es muy probable que tarde o temprano supere a los del actual presidente estadounidense.

Es indudable que el demagogo que el 20 de enero entrante asumirá la presidencia del país más poderoso de la historia sabe usar Twitter para ganar adeptos, generar controversia, ofender a diversos grupos sociales, destrozar la imagen de sus rivales, adular a algunos e insultar a otros.

Obama ganó la elección presidencial en 2000 porque entendió muy bien que Twitter le permitía llegar directamente a millones de votantes. Y 16 años después, parece que solo Trump, de entre los 16 republicanos y cuatro demócratas que aspiraron a la presidencia de su país, supo sacarle provecho a la red utilizándola de un modo totalmente disruptivo, logrando que sus tuits se convirtieran en temas de conversación y análisis en los medios de comunicación tradicionales.

Twitter ha cambiado mucho en los 16 años que han transcurrido desde la primera campaña presidencial de Obama. En 2000 sus mensajes eran optimistas, respetuosos, informativos; si lanzaba una crítica contra sus rivales era de manera respetuosa. Desde siempre, y más durante su campaña electoral, los tuits de Trump han sido ofensivos, incendiarios, amenazadores; sin problema alguno ha retuiteado mensajes que son absurdos o mentiras puras.

Obama es un tuitero fresa, Trump es un patán.

Ya como presidente electo y luego en funciones, Obama dejó de utilizar la red social con la misma intensidad y frecuencia que cuando era candidato. Nada indica que Trump vaya a variar en sus hábitos tuiterios. Desde su elección ha seguido enviando mensajes ofensivos, amenazadores y mentirosos sin que le importe lo que digan sus detractores.

Utilizando Twitter, Donald Trump está transformando la manera de hacer política en su país y en el mundo. Tanto para bien como para mal.

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