Ruiz Healy Times: Comprar un avión 787-8 Dreamliner fue un exceso


el avión presidencial

Eduardo Ruiz Healy

Desde que se anunció que el gobierno federal compraría un nuevo avión presidencial, en julio de 2012, propuse que se adquiriera un jet ejecutivo para un máximo de 18 pasajeros y no un avión similar a los que usan las más importantes líneas aéreas del mundo o algunos gobernantes de países más ricos que el nuestro.

Es obvio que mi propuesta cayó en oídos sordos porque no me hicieron caso el entonces presidente Felipe Calderón, el que fue su secretario de la Defensa, Guillermo Galván, su secretario de Hacienda en turno, José Antonio Meade, y los legisladores federales que autorizaron la partida presupuestal para su compra.

Bajo el argumento de que se trataba de un asunto de seguridad nacional, decidieron comprar el avión más sofisticado hasta entonces construido, el Boeing 787-8 Dreamliner.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador

El avión lo compró Banobras por 218.7 millones de dólares que luego lo arrendó para al gobierno federal por 15 años, que asumió el compromiso de seguir pagándolo con recursos públicos hasta el 2027.

El Gulfstream 650 que sugerí comprar costaba entonces 65 millones de dólares y podía volar una distancia de casi 13 000 kilómetros a casi la velocidad del sonido, pero para quienes decidieron gastar casi 220 millones de dólares en el 787 no era lo suficientemente bueno para transportar a un presidente mexicano,

Hoy, en Gulfstream 650 nuevo se vende en unos 70 millones de dólares, mientras que un 787-8 está en 418.4 millones, casi seis veces más, sin las adecuaciones de un transporte ejecutivo.

A pesar de que adquirir el 787-8 fue un exceso, aún hoy hay quienes defienden su compra alegando que un presidente de México no merece menos que ese tipo de avión.

Sin embargo, muchos jefes de estado y/o gobierno viajan en aviones menos lujosos y costosos que el que compró Calderón.

El presidente y la canciller de Alemania viajan en Airbus A340-313X VIP que nuevo se vende en 270 millones de dólares.

Guillermo Galván

El presidente de Argentina usa un Boeing 737-500. Este modelo está descontinuado y uno usado puede adquirirse en 3.5 millones de dólares.

El primer ministro de Canadá tiene a su disposición un Airbus A310-300, modelo que también está descontinuado.EE

El presidente chileno se transporta en un Boeing 767-300 ER que nuevo cuesta 218 millones de dólares.

El presidente de China, que es la segunda potencia económica mundial, vuela en un Boeing 747-8 que se vende en 419 millones de dólares.

El presidente de Corea usa un Boeing 747-400 que vale 260 millones de dólares.

El rey el primer ministro de Dinamarca comparten un Bombardier CL-604 que cuesta 35 millones de dólares.

Francia: Airbus A330-200 de 239 millones de dólares.

El presidente y el primer ministro de la India utilizan un Boeing 747-400 que nuevo se vende en 260 millones de dólares.

También comparten el mismo avión el presidente y el primer ministro de Irlanda, un Learjet 45 que se puede comprar en; 13 millones de dólares

José A. Meade

Lo mismo sucede en Italia, donde el presidente y el primer ministro vuelan en un Airbus319 CJ VIP que vale 51 millones de dólares.

El emperador y el primer ministro de Japón cuentan con un Boeing 777-300ER que hoy se vende en 218 millones de dólares.

Quien afirme que la compra del 787-8 no fue un exceso realmente ha de creer que el de México es un gobernante superior a los de otros países.

 LA CONGESIÓN VEHICULAR DEGRADA CALIDAD DE VIDA

TomTom es una empresa neerlandesa que fabrica sistemas de navegación para automóviles, motocicletas y teléfonos celulares.

Utilizando la información recabada por sus sistemas GPS alrededor del mundo, TomTom elabora cada año su Índice de Tráfico (IT).

El martes pasado la empresa difundió su IT 2019 basado en información obtenida en 416 ciudades en 57 países, el cual “clasifica la congestión urbana en todo el mundo y proporciona acceso gratuito a información ciudad por ciudad”.

Para medir el porcentaje de congestión de cada ciudad, TomTom calcula “la línea de base por ciudad analizando los tiempos de viaje de flujo libre de todos los vehículos en toda la red de caminos, registrados 24/7, 365 días al año”. Esta información también le “permite calcular, por ejemplo, cuánto tiempo extra pasará un conductor en el tráfico durante las horas pico”.

Así, por ejemplo, “un nivel de congestión del 53%  significa que un viaje tomará un 53% más de tiempo que durante las condiciones de base no congestionadas de esa ciudad”.

Felipe Calderón

Las ciudades más congestionadas, de acuerdo con el IT 2019, son Bangalore, India, y Manila, Filipinas (ambas con un nivel de congestión del 71%);  Bogotá, Colombia (68%); Mumbai, India (65%); Pune, India, y Moscú, Rusia (ambas con 59%); Lima, Perú (57%); Nueva Delhi, India (56%); Estambul, Turquía (55%); Yakarta, Indonesia, Bangkok, Tailandia, y Kiev, Ucrania (con 53% cada una); México y Bucarest, Rumania (ambas con 52%).

En todo el continente americano solo Bogotá y Lima superan a la Ciudad de México.

Los habitantes de la CDMX, como los de cualquier otra ciudad con alta congestión vehicular, padecen: alta contaminación del aire, pérdidas de tiempo, retrasos, desgaste de sus vehículos, estrés, frustración y enojo que cada día produce más enfrentamientos entre conductores que a veces son letales, degradación de vecindarios, bloqueos a vehículos de emergencia como a ambulancias y patrullas policiacas. En resumen: una degradación en la calidad de vida.

Un estudio difundido por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en septiembre pasado señala que “La congestión en 32 ciudades mexicanas cuesta 94 mil millones de pesos al año (…) En las 32 ciudades, cada persona pierde en promedio 100 horas adicionales en sus traslados al año”. El costo de la congestión en el Valle de México fue de poco más de 47 mil millones en 2018 y cada habitante perdió 146.45 horas de vida en el tráfico. 116.07 son las horas que perdieron los habitantes de Toluca, 114.18 los de Puebla-Tlaxcala, 113.36 los de Monterrey y 112.98 los de Acapulco.

Para resolver el problema, el IMCO recomienda, entre otras cosas, que los gobiernos locales proporcionen “transporte público seguro, eficiente y limpio conforme a la proporción de usuarios”, construyan la “infraestructura para movilidad no motorizada” y hagan “que el transporte público sea financieramente sostenible, con descuentos para la población vulnerable”.

Hasta ahora nada indica que la solución del problema de congestión vehicular sea prioritario para los gobiernos locales o que alguno de ellos tenga los recursos necesarios para resolverlo, y bajo las actuales condiciones económicas pasarán décadas para que se vea y se sienta un cambio significativo.

AUMENTA RACISMO, ANTISEMITISMO, XENOFOBIA Y POLARIZACIÓN SOCIAL

¡Cuidado! Van en aumento el racismo, el antisemitismo, la xenofobia y la polarización social

A las 9 de la mañana del 27 de enero de 1945 un soldado el Ejército Soviético entró en el campamento Auschwitz III en Monowice, Polonia. Una seis horas después tropas soviéticas llegaron a Auschwitz I y II, cercanos a la ciudad de Oswiecim.

El libro Auschwitz 1940–1945: Central Issues in the History of the Camp escrito por investigadores del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau y publicado en 1995 por el mismo museo, anota que en esos campos de concentración, trabajos forzados y exterminio nazis, los soviéticos encontraron a 7500 prisioneros vivos y famélicos, 600 cadáveres, 837 000 prendas de mujer, 370 000 trajes de hombre, 44 000 pares de zapatos y 7 000 kg de cabello humano que se estima provinieron de 140 000 personas.

Entre 1940 y 1944, en Auschwitz fueron asesinados 960 000 judíos, 74 000 polacos, 21 000 gitanos, 15 000 prisioneros de guerra soviéticos y 15 000 europeos de diversas nacionalidades; casi 1.1 millones de hombres mujeres y niños,

Uno de casa seis judíos asesinados en el Holocausto murió en Auschwitz; 430 000 provenían de Hungría, 300 000 de Polonia, 69 000 de Francia, 60 000 de los Países Bajos, 55 000 de Grecia, 46 000 de la actual República Checa, 27 000 de Eslovaquia, 25 000 de Bélgica, 23 000 de Alemania y Austria, 10 000 de la extinta Yugoslavia, 7500 de Italia, 690 de Noruega y 34 000 de otros países.

Algunos Sobrevivientes

En julio de 2013 visité lo que ahora es el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau y quedé sumamente impresionado por lo que vi. El cabello humano, los zapatos, las maletas y la ropa de quienes ahí fueron asesinados, los bunkers en donde los que no mataban de inmediato sobrevivían en condiciones infrahumanas, los baños que les impedían la menor privacidad, las rejas electrificadas, los hornos crematorios, el ojo de agua color negro que contiene las cenizas de quien sabe cuántas personas…

Todo lo que ocurrió se recordó ayer en Auschwitz en una emotiva ceremonia para conmemorar los 75 años de su liberación, evento al que asistieron 200 sobrevivientes del Holocausto y delegados de más de 50 países.

Los principales oradores -dos mujeres y dos hombres que sobrevivieron a Auschwitz – narraron sus terribles experiencias sin dejar de darle gracias a la vida. Ellos y otros advirtieron sobre el peligro que el racismo, el antisemitismo y la xenofobia de nuevo representan para la humanidad.

En muchos países, México incluido, hay un aumento de estas funestas manifestaciones. Uno estudio, difundido en mayo de 2019, señala que los ataques antisemitas en todo el mundo aumentaron 13% en 2018 con respecto a 2017.

Hoy, cuando se generalizan la polarización, el extremismo y la crisis de las instituciones no debemos olvidar lo que dijo el escritor italiano Primo Levi, un sobreviviente del Holocausto: “Sucedió, por lo tanto, puede suceder de nuevo… Puede suceder en dónde sea”.

¡Cuidado! El principio de una eventual persecución contra quienes son racial, religiosa, sexual o políticamente diferentes se origina cuando los que detentan el poder público no actúan decisivamente para impedir y castigar cualquier manifestación de odio o cuando critican regularmente a quienes piensan diferente. Así ha sucedido antes y “puede suceder de nuevo… en donde sea”.

Auschwitz a 75 años…

NO BASTA DECIR QUE “LA CORRUPCIÓN  SE ACABÓ”

En 1995, tres años después de su fundación, la organización no gubernamental alemana Transparencia Internacional difundió su primer Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) y, desde entonces, cada año ha elaborado y difundido dicho estudio que mide, en una escala de cero (muy corrupto) a 100 (ausencia de corrupción), la percepción de la corrupción que existe en el sector público de un país. La organización define la corrupción como “el abuso del poder público para beneficio personal”.

El IPC es un índice compuesto y se basa en diversas encuestas a expertos y empresarios.

Nuestro país ha sido incluido en cada uno de los 25 índices que desde 1995 se han elaborado y nunca ha ocupado una posición que sea motivo de orgullo para los mexicanos.

Abajo anoto la calificación que México obtuvo cada año y la posición que ocupó en relación con el número de países que fueron incluidos ese año en el IPC:

1995: 31.8; 32/41; 1996: 33; 38/54; 1997: 26.6; 47/52; 1998: 33; 55/85; 1999: 34; 58/99; 2000: 33; 59/90; 2001: 37; 51/91; 2002: 36; 57/102; 2003: 36; 64/133; 2004: 36; 64/146; 2005: 35; 65/159; 2006: 33; 70/163; 2007: 35; 72/180; 2008: 36; 72/180; 2009: 33; 89/180; 2010: 31; 98/178; 2011: 30; 100/183; 2012: 34; 105/176; 2013: 34; 106/177; 2014: 35; 103/175; 2015: 31; 111/168; 2016: 30; 123/176; 2017: 29; 135/180; 2018: 28; 138/180; 2019: 29; 130/180.

El promedio para esos 25 años es 32.8 y el que se obtiene para cada gobierno federal desde 1995 es:

Ernesto Zedillo (1995-2000): 31.9; Vicente Fox (2001-2006): 35.5; Felipe Calderón (2007-2012): 33.2; Enrique Peña Nieto (2013-2018): 31.2.

En 2019, el primer año del gobierno de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador, México obtuvo 29 puntos, la tercera calificación más baja después de los 26.6 puntos de 1997, los 28 de 2018 y la misma de 2017.

La calificación más alta obtenida en los 25 años es de 37, en 2001, el primer año del gobierno de Fox; la más baja es de 26.6, en 1997, el tercer año de la presidencia de Zedillo.

Ninguna de las calificaciones es digna de presumirse en vista de que denotan que el nuestro es un país que ha sido y es percibido como muy corrupto.

En el IDC 2019, México ocupa la posición 130, lo cual significa que hay 129 países percibidos como menos corruptos y 50 igual o más corruptos.

En la posición 130, empatados con el nuestro, aparecen Myanmar, Mali, Maldivas, Togo, Guinea y Laos.

De las 35 naciones latinoamericanas y caribeñas, solo siete son percibidas como más corruptas que México: República Dominicana y Paraguay, empatados en el lugar 137; Honduras y Guatemala, ambos en el 146; Nicaragua en el 161; Haití en el 168; y Venezuela en el 173.

En resumen, la percepción de que México es un país muy corrupto no disminuyó durante el último cuarto de siglo, sino que aumentó. Así lo indican los resultados de las encuestas que desde 1995 ha tomado en cuenta Transparencia Internacional para elaborar su índice anual.

Para combatir la corrupción, pero en serio, AMLO debe hacer más que asegurar que desde su llegada al poder “la corrupción se acabó”, porque no pasa un solo día en que no se denuncien las transas de funcionarios de todos los niveles del gobierno federal y de los estados y municipios.

 

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