Riesgos del sacerdocio


Ari Salgueiro

 México, uno de los países católicos más fervientes en el mundo, es paradójicamente, una de las naciones en las que ejercer el sacerdocio es muy peligroso.

En los últimos 23 años, han sido perpetrados 36 atentados contra miembros de la Iglesia Católica Mexicana, de los cuales 34 han sido crímenes arteros y 2 corresponden a curas desaparecidos.

La lista de los agentes pastorales que pagaron con su vida de 1990 a 2013, está compuesta por un cardenal, 25 sacerdotes, 2 religiosos, un Diacono. 4 laicos, y una periodista católica.

El fenómeno es grave, la tendencia de atentados contra sacerdotes estuvo al alza desde el principio del sexenio, tan sólo en el primer año de la administración peñista, aumentó un 67 por ciento, comparado contra el primer año de gestión de la anterior administración, que cerró con un alza de 32 por ciento.

Desde hace casi una década México es el primer lugar de América Latina en crímenes de odio contra sacerdotes y laicos, además, las extorsiones contra religiosos han aumentado en más de 40 por ciento desde 2010, lo que, insisto, coloca a México como el país latinoamericano más peligroso para ejercer el ministerio.

Los agentes pastorales mexicanos ahora son más vulnerables, pues no hay una autoridad que los proteja de los atentados y desapariciones, sobre todo en las zonas de alto riesgo, donde prolifera la inseguridad y operan los grupos del crimen organizado.

En México, se tiene registro de homicidios de sacerdotes en 14 estados que corresponden al 42 por ciento del total del territorio nacional. Esto significa que están afectadas 78 por ciento de las arquidiócesis (14 de 18), y 40 por ciento de las diócesis (27 de 68), que pertenecen a las 18 Provincias Eclesiales del país.

De 1053 reportes de intento de extorsión en 2010 contra Agentes de Pastoral, Obispos y Sacerdotes, se incrementó a 1465 reportes, en 2013, esto es en la modalidad de llamadas telefónicas, correos electrónicos y avisos verbales.

Respecto de los intentos de extorsión en la zona metropolitana, hoy en día, los delincuentes solicitan la cuota de sesenta mil pesos, para evitar tomar represalias y atentar contra la vida de los agentes pastorales.

La extorsión se ha vuelto una constante, ahora, y en especial, contra los directores de Institutos Religiosos, tales como el Seminario Conciliar de México y los seminarios de provincia.

Asimismo, la extorsión alcanza a los responsables de las casas de Migrantes en el sur y centro del país: Tenosique Tabasco, Tlaxcala, Estado de México, respectivamente.

En el caso de la zonas de conflicto, los grupos del crimen organizado, buscan la extorsión de los agentes pastorales, para que les proporcionen la cuota “en especie”, tales como automóviles, camionetas y propiedades, para resguardo de sus actividades ilícitas; esto sucede en algunas zonas de Michoacán como Apatzingán y  Morelia, en la zona de Tierra Caliente de Guerrero, Monterrey, Nuevo Laredo y San Fernando, Acapulco, Baja California, Guadalajara, Durango, Culiacán, Torreón y Comarca Lagunera.

En cuanto a las amenazas de muerte contra religiosos, se tiene un incremento de más de 120 por ciento con respecto a 2010. Esto es que de 162 amenazas, subió a 355 amenazas de intimidación a eclesiásticos.

De acuerdo con fuentes de las diferentes provincias eclesiásticas, el sacerdocio mexicano no tiene conflicto con los grupos que están cometiendo ilícitos en el país, sin embargo, hay grupos que aprovechan la efervescencia de la violencia y se muestran insolentes y agresivos con los religiosos en entidades como Chiapas, Tabasco, Distrito Federal, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, estado de México, Jalisco, Nayarit, Veracruz, San Luis Potosí, Colima, Culiacán, Tabasco, Michoacán Acapulco y Tamaulipas.

Para la Conferencia del Episcopado, estos grupos que atentan contra sacerdotes y religiosos, buscan limitar las actividades de pastoral católica; así como, evitar el apoyo en el campo sanitario y educativo; pero sobre todo, impedir la acción asistencial en favor de los derechos humano de migrantes que transitan por suelo mexicano.

Así que, en síntesis, los sacerdotes mexicanos están en la indefensión y a la merced de grupos criminales que ven en ellos un gran botín para su estrategia de presión y terror.

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