¿Qué es procrastinar y qué consecuencias tiene en la vida cotidiana?


Consejos…

Vilma Ivette Rivera Abarca*

 Hoy en día escuchamos frecuentemente la palabra procrastinar, no entra en la categoría de los neologismos, pues es una palabra que etimológicamente proviene del latín procrastinare “dejar un asunto para mañana, postergar, demorar, aplazar.

En lenguaje coloquial procrastinar es dejar las cosas importantes para “después”, y se trata de una dinámica ampliamente ratificada en la conducta, que resultan en un conflicto para con el que la persona que posterga, la incapacidad de no puede gestionar el tiempo y sus recursos cognitivos para lograr la consecución de sus objetivos.

La dificultad para comenzar alguna actividad y comprometerse con esta, a pesar de los beneficios que aporta el hecho de llevarlas a cabo, llega a convertirse en una carga para el individuo pues el ir aplazando las acciones que sabe debe cumplir le generan estados de ansiedad y frustración.

El hábito de procrastinar afecta la calidad de vida, porque en cuestión de tiempo a mediano o largo plazo, las consecuencias se reflejan en todas las áreas de la vida; por ejemplo:

La salud,  las relaciones familiares, pareja, hijos, el trabajo, amistades, tales emociones y actitudes se manifiestan en la falta de compromiso; tenemos empresas que no prosperan ya que en alguna momento nuestra vida este hábito la llega a detener tiene y, alejándonos de los propios nuestros objetivos y, en ocasiones, incluso de nuestros valores.

La eficiencia en términos objetivos por el aplazamiento de tareas concretas, podemos encontrar, incluso en la demora en la toma de decisiones trascendentes que comprometen la salud  por ejemplo: cuando se posterga una decisión  en la que se requiere hacer ciertos análisis y se va aplazando, o también posponer una revisión médica puede traer graves consecuencias.

Existen muchos ejemplos de procrastinar y el que nos parece muy común es cuando una persona que para obtener un título académico y está escribiendo una tesis y el dedicarle ese esfuerzo extra se sabe que debe de tener tiempo escribir, revisar, este capítulo para obtener el título que, al final del día, es el cierre que se da a todo el proceso el esfuerzo de invertido en años de estudios, todas las horas de que invirtió en lecturas, tareas, preparación de exámenes, sacrificios de toda índole  y la demora para darle cierre a esto puede llegar a convertirse en años. Derivado de todo lo esto surge la pregunta

¿Qué hay detrás de este fenómeno de procrastinar?.

Existen varias causas:

Falta de disciplina: dificultades en el manejo del tiempo y la planificación de tareas. Problemas con la tarea. No hay motivación pero lo que más influye es el miedo al fracaso, miedo a equivocarse todo ello genera ansiedad.

Identificar la procrastinación en ocasiones puede resultar difícil, pues a menudo se enmascara entre un gran abanico de emociones. No obstante, es importante hacerlo, dado que es una dinámica que frena la capacidad que se tiene para alcanzar objetivos.

Por lo tanto, en estudios realizados para medir la productividad de algunas  empresas se ha observado que la improductividad está relacionada por muchos aspectos y el más importante es en estudios que miden la productividad de algunas empresas en la cual el perfil no prospera por causa de existir en el personal  que la compone este se caracteriza por tener el hábito de procrastinar. Síntomas: ansiedad, bloqueo para acceder a la información o ejecutar o anticipar las tareas.

Estos individuos se paralizan ante tareas asignadas;  a pesar de estar calificadas y con capacidades cognitivas para realizar su trabajo, lo típico,  en ellos es que a la hora de comenzar a trabajar, experimentan este tipo de “bloqueo” (ansiedad) y no saben por dónde empezar, así  se pierden en acciones que les hace perder el tiempo sumergiéndose en una maraña de pensamientos, información y acciones sin sentido, es decir se pierde el foco atencional, la dispersión es hoy la fuente de la improductividad. Se levantan por un café, revisan el correo de manera constante, atiende su celular, parlotean, se quejan del clima, es decir pierden el foco atencional.

Es así como se pierden en una maraña de información.  Atienden su celular  lo que genera como ya mencionamos estados de ansiedad y frustración

Ante todo lo expuesto, resulta necesario familiarizarse con este hábito con el fin de aminorar su impacto, aprendiendo pautas que  permitan dichas acciones para no dejar lo importante para después.

¿CÓMO SALIR DEL HÁBITO

 DE PROCRASTINAR?

Diferentes estudios psicológicos han encontrado un perfil de personas que procrastinan, pues  no en todos los casos existe un origen común.

Procesos como la memoria o la atención, muy importantes para que el cerebro organice y planifique tareas, se ven afectados con frecuencia en aquellas cuando las personas que padecen ansiedad, depresión o trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, pero también en las personas que no padecen dichas condiciones, aumentando la probabilidad de que aparezca la procrastinación.

Generalmente existen diferentes motivos que llevan al individuo a procrastinar, como se mencionó por ejemplo: El perfeccionismo o miedo al fracaso. Cuando la persona se define en función de los resultados en los ámbitos de su vida.

La búsqueda de la perfección  la excelencia mediante el esfuerzo es un arma de doble filo, pues si no alcanza el estándar  proviene de los condicionamientos, los estándares de excelencia de cada individuos difieren, pero en muchos casos esta búsqueda se convierte en un sabotaje, los estándares de la “perfección” puede llevar a la persona que lo experimenta a nunca acabar una tarea porque no puede encontrar la satisfacción en lo realizado,  así de su esfuerzo los sentimientos de frustración los hace calificarse como  calificarse “imperfecto e incapaz” aparece.

El sentimiento de displacer la cual lo lleva a evitar la tarea en cuestión, puede ser en lo académico, laboral; se puede manifestar en muchos casos con síntomas de ansiedad, bloqueo para acceder a la información o ejecutar o anticipar las tareas.

Estudios psicológicos realizados en mujeres y hombres, descubrieron en este contexto, que las mujeres  presentan de manera muy marcada este perfil. La razón es por los condicionamientos familiares y sociales, fenómeno que se nos da en la actualidad y que están muy presentes debido a la educación con la que se les ha hecho creer que  en la actual generación las mujeres “pueden con todo”  y bajo la creencia de que “todo se tiene que hacer con suma rapidez y de forma simultánea”, dadas estas circunstancias  cuesta mucho priorizar las  actividades. Las anteriores premisas tienen como resultado una sensación de agobio, de saturación, que puede generar una serie de emociones y sentimientos (angustia, desidia, pasar largos ratos entre lamentos…), que finalmente conducen a la procrastinación. Además, en ocasiones se acaba dando crédito a la idea de que resulta más fácil evitar una tarea que afrontarla, pensando incluso que las cosas se arreglarán por sí solas si se espera lo suficiente.

En la gran mayoría de los casos estudiados, las mujeres asumen cargas de trabajo extenuantes, también en la búsqueda de la equidad están sometidas a la misoginia, que las obliga a que demuestren su fuerza, autonomía obligándolas mucha veces a ser las principales proveedoras de sus familias.

Así, puede aparecer una sensación de incapacidad por las propias limitaciones son la causa lo que lleva a experimentar emociones como irritabilidad, frustración hacia sí mismas, en consecuencia aparecerá todo esto la lleva a la procrastinación pero además incidiendo en la propia salud.

¿CÓMO TERMINAR

 CON ESE HÁBITO?

 

Romper con el ciclo de la procrastinación requiere apartar un momento para reflexionar sobre esas actividades o tareas que se han aplazado.

No importa si son complejas o cotidianas, simples, el propósito de este ejercicio es tomar conciencia de lo que se ha pospuesto.

En este punto cuenta la actitud, deshacerse de los sentimientos de culpa de  frustración lo cual mejorará la autoestima y surgirá tal vez el entusiasmo para dar ese pasito que se necesita para comenzar la tarea, de esta manera se puede combatir a la procrastinación.

Llevar una agenda, comprometerse empezar una rutina, ponerle fecha para comenzar y terminar el trabajo o acción pendiente ayuda a conseguir eso que tanto se ha pospuesto y que traerá seguramente muchos beneficios a la vida propia.*

*Lic. Comunicación Humana y Consultora en Semiología de la Vida Cotidiana