Punta fina: Dos tipos de respeto


Alejandro Moreno Cárdenas

José Ureña

A fines de 2015 y principios de 2016 hubo varios encuentros en Los Pinos.

Enrique Peña Nieto hablaba con sus secretarios de Estado y, entre broma y veras, les preguntaba sobre sus aspiraciones políticas.

Los muy sinceros le confesaron con circunloquios:

-Me gustaría ser considerado por mi partido… -y clavaban la vista para atisbar sus posibilidades en la expresión presidencial.

Otros de plano no se atrevieron a contestar.

Enrique Peña Nieto

El tema fue centrado por el propio Peña Nieto en el brindis de año nuevo de 2016, en pequeños corrillos y un mensaje inequívoco al oído de todos:

-Salgan más. Vayan más a los estados, atiendan a la gente en sus lugares de origen e inclusive, hagan reuniones con todos los sectores y si les piden entrevistas de prensa, declaren…

Y la apostilla:

-A algunos de ustedes ni siquiera los conocen.

Era, fue la creencia general, el banderazo para manifestar sus ambiciones presidenciales y acercarse a los actores del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Muchos le creyeron.

Así surgieron expresiones de deseo sucesor en varios de ellos: José CalzadaEnrique de la Madrid y José Narro fueron los más abiertos, aunque luego los humillaron.

José Narro Robles

‘NO ANDO BUSCANDO CHAMBA…’

Desde Los Pinos había un doble juego.

Como si fuera un plan preconcebido desde 2012 y bajo el supuesto de “yo sí sé ganar elecciones”, se impulsó a un filopanista: José Antonio Meade.

Miguel Ángel Osorio Chong, quien en su lealtad llevó la penitencia, entendió desde el principio las maniobras no tan ocultas de su jefe y amigo Enrique Peña Nieto y el poder tras el trono, Luis Videgaray.

No sudó ambiciones de poder y por lo menos se salvó del escarnio.

Distinto a otros.

Enrique de La Madrid

José Calzada, por ejemplo, fue obligado a renunciar a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Enrique de la Madrid lo alentaron desde el poder -“vas bien”, le llenaban el ego- no tuvieron la cortesía de informarle quién sería el elegido.

Y a José Narro Robles le elogiaron sus redes de apoyo creadas en prácticamente todos los estados para promover su candidatura, en espera de guiar la campaña presidencial.

Pero con gran descortesía jamás le dijeron cuándo debería parar.

Postulado José Antonio Meade, hizo saber su molestia y la venganza le llegó por otra vía: lo promovían desde el poder y en los medios como precandidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

José Antonio Meade

Cuando iniciaba la precampaña de MeadeNarro Robles encontró el momento de la explosión:

En un acto en el partido, en cuanto subió al presidium, lo cruzó de extremo a extremo y encaró al dirigente priísta en la capital y ex gobernador del estado de México, Eruviel Avila:

-Te prohíbo que andes usando mi nombre para la Ciudad de México. Nunca he aspirado y nunca aspiraré a ser jefe de Gobierno… No ando buscando chamba. ¡Que no vuelva a suceder! -y se alejó sin darle la mano.

Entonces quisieron jugar con otro nombre para la gran urbe: Enrique de la Madrid.

Cuando escuchó la propuesta, contestó indignado:

-No ando buscando trabajo. Si me dijeron que podía buscar la candidatura presidencial, lo cual para mi sería un honor, es porque creí en la sinceridad.

Así se optó por Mikel Arriola, muy técnico y capacitado pero sacado de las alforjas burocráticas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Miguel A. Osorio Chong

SÓLO 2 NOMBRES VERDADEROS

De aquel ayer parte la historia de hoy.

La soberbia, una administración severamente cuestionada y el rechazo social hundieron al PRI en el peor descrédito y la menor presencia gubernativa.

Aun así, hay muchos aspirantes a dirigirlo.

Algunos nombres: Alejandro Moreno Alito, José Narro Robles, Ivonne Ortega Ulises Ruiz son apenas algunos nombres en la palestra.

Las circunstancias no están para especular con muchos nombres.

Algunos han mencionado al hidalguense Miguel Angel Osorio Chong, pero Punta Fina está en condiciones de negar cualquier aspiración del coordinador de los priístas en el Senado de la República.

Mikel Arriola

Si se atiene a los nombres y su personalidad, solamente hay dos: Alejandro Moreno Alito José Narro Robles, y si usted tiene preferencias juegue con el orden.

Como la elección es abierta, sin las maniobras de los tiempos pretéritos de Roberto MadrazoBeatriz ParedesElba Esther Gordillo y sus contemporáneos, puede haber democracia.

Juego limpio, pues.

Nada de marrullerías para entronizar a uno de los de siempre.

Y serán, no quiero dudarlo, dos tipos de respeto, de palabra.

Ya veremos qué hace del PRI el ganador.