Rodrigo Villar
El presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena van montados en caballo de hacienda rumbo a la elección presidencial de 2024. Frente a la oposición desdibujada desde el año 2018, sin mucha opción de recomponerse porque es guiada por dirigentes mediocres y con señaladas acusaciones de corrupción, el partido guinda en el poder no tiene frente a si a adversarios que pudieran resultarle en una competencia reñida.
Sabemos que si alguien se ha dedicado a hacer política electoral en los tres últimos años es el presidente López Obrador: sus acciones de gobierno contienen una buena dosis de interés electoral porque desde que en 2018 ganó la elección (con más de 28 millones de votos) anunció que su proyecto sería transexenal, y por lo menos de extendería 18 años más. Esa determinación implicaría, desde entonces que la administración pública ha desplegado una estrategia de convencimiento electoral.
Es obvio que el quehacer público, de forma abierta, dedica gran parte de su atención a impulsar figuras políticas, alentadas desde la mejor ventana de opinión pública, materializada en las conferencias de prensa matutinas en Palacio Nacional. Ahí el tabasqueño López Obrador anuncia programas sociales de reparto de dinero directo a los beneficiarios, da a conocer el avance de las grandes obras de su gobierno, ataca a sus adversarios y enemigos políticos, y sobre todo coloca sobre la mesa la agenda pública que por añadidura, y sin más remedio, habrán de seguir los opositores al régimen lopezobradorista.
El entramado que ideó López Obrador es brillante: gobierna, manteniendo la economía estable en sus grandes vertientes, sobre todo relacionadas con la macro economía, es decir la protección del sistema de producción capitalista fundado la defensa de la iniciativa privada; las variables de estabilización económica no se le han salido de las manos, la inflación, provocada por el evidente incremento de los precios de los alimentos, se mantiene en crecimiento, si, pero aún en un rango de control; el precio del peso con relación al dólar es estable y sólo oscila entre los 20 y 21 pesos.
“EL PUEBLO BUENO” TEMA
FAVORITO EN “MAÑANERAS”
Los argumentos del presidente son variados y gozan de aprecio entre el “pueblo bueno” -del que es tan fan y proclive a ponderar como la razón principal en su ejercicio de gobierno, es decir que él actúa diariamente por los dictados de los pobres, los oprimidos en la historia de México, por aquellos desalmados que abusaron de forma infinita de la beatitud de los más desposeídos.
El contenido del mensaje presidencial hace eco porque recurre a exaltar las miserias pasadas de los pobres, y el empoderamiento brutal de los ricos y de las clases medias conservadoras que habían servido, durante parte del periodo neoliberal a justificar y reproducir el sistema impuesto por el sistema económico, que ha sido abrigado por los políticos que se entregan a sin ética y moral al cuidado de poder económico y financiero.
La trama es muy compleja porque López Obrador preparó un proyecto de país, que sea del agrado o no de muchos es el que ha puesto en práctica. Mientras que del lado contrario sus opositores desperdiciaron el bono democrático que se fue construyendo desde los años noventa del siglo pasado (hace 30 años), y se abocaron a abonar su ambición con la idea central de desarticular las bases de país que han sostenido al sistema económico y político, que aún sigue persistiendo.
Frente a la estructura político-electoral que ha levantado el presidente y su partido la oposición no parece tener defensa, incluso el tabasqueño de mofa de ellos, pues tan solo por traerle a usted, estimado lector, la última recomendación presidencial con miras a la elección del 2024, el viernes en su gira de trabajo para supervisar el tren maya, les recetó: “donde no hay materia (de candidaturas) es en el bloque conservador.
Bueno, si, porque ahí está la esposa del ex presidente Calderón, Quadri, Diego podría. También está Claudio X González, el dirigente del PRI, Alejandro Moreno, el del PAN, Marko Cortés, Mauricio Vila, Juan Zepeda, hay muchos.
Y en lo que AMLO mismo denomina “el frente progresista veo que hay también y son muchos muy buenos (candidatos), pero al final el pueblo es el que va a decidir. El llamado dedazo que surgió con Porfirio Díaz, eso ya se acabó, es el pueblo el que decide y elije. Por qué estoy yo como presidente, porque el pueblo elige.”
Así sin más, la oposición se presenta como una nulidad, sin posibilidad alguna de equilibrar la contienda, que casi en dos años veremos en las urnas, y para la que los opositores a López Obrador no saben encontrar respuesta, ni la encontraran porque está sumida en el desprestigio y la inmovilidad, producto de su alma corrupta.