Política Inconfesable: ¿Será el final que queremos en Oaxaca?


Rodrigo Villar

 Seis años desperdiciados. Envueltos en un halo de corrupción, hipocresía, cinismo, abandono de las obligaciones legales por atender las reales necesidades de la sociedad, descrédito.

Y lo peor, un sexenio tirado a la basura, donde las aspiraciones del pueblo oaxaqueño por solventar sus grandes problemas sociales se arrojaron –también- al limbo.

Recuerdo cuando Gabino Cué engaño de la forma más inocente a Andrés Manuel López Obrador.

A mí me parecía, hace casi diez años, que el pragmatismo de ahora líder nacional de Morena era demasiado porque en su afán de enfrentar al régimen de Felipe Calderón Hinojosa se allegaba de cualquier tipo de personaje.

En el caso de Oaxaca, aceptó que Gabino Cué era honorable –a pesar de la historia nefasta de éste como alcalde de la capital, de su cercanía cuasi hermandad con Diódoro Carrasco Altamirano, de los vínculos con el propietario del periódico Noticias, Ericel Gómez Nucamendi-, y finalmente Gabino lo traicionó.

Entramos desde hace años, en un capítulo oscuro de traiciones en Oaxaca.

La política en nuestro estado se encuentra secuestrada por una banda de pillos. Y los ciudadanos, lo que deseamos y exigimos es que esos mafiosos sean proscritos definitivamente porque quienes vivimos aquí ya no aguantamos más.

Esta será, la gran oportunidad –quizá la última- para darle a Oaxaca un rostro de cambio, de promesas que se traduzcan en hechos concretos que nos den confianza.

Pero volvamos al traidor Gabino.

Se va con las alforjas llenas de dinero que no es de él. Es del pueblo.

El junto a su socio el innombrable Jorge el Coco Castillo expoliaron Oaxaca. ¿Y cómo habrán de pagar? Seguramente que con la cárcel.

Después de haber traicionado a López Obrador, Gabino Cué abrió la puerta a los chuchos (no los perros) del PRD, también a los integrantes de la corriente ADN de ese partido mal parido por cierto, y a los panistas.

Les concedió posiciones en el gobierno, en el Congreso del estado y en el Congreso Federal. Y cómo sabemos y hemos documentado se convirtió en un abastecedor, casi inagotable de dinero del erario, a las arcas de los dirigentes del PRD y del PAN, tanto en el ámbito nacional, como en el estado.

Bueno, un cochinero que ahora comienza a heder y que deberá limpiarse, no con arreglos inconfesables –porque eso ya no lo vamos a tolerar como sociedad agraviada-, sino con castigos ejemplares que sean producto de la aplicación irrefutable de la ley.

Durante seis años nuestro estado fue el escenario de la simulación. En él todos los de la mafia política dominante se beneficiaron. Se hincharon, se convirtieron en prósperos dueños de fortunas que ofenden.

Y son tan descastados, que le voy a dar un ejemplo de la basura humana que son:

Francisco Martínez Neri, ese apocado personaje, que yo no sé de qué méritos académicos goza para haber sido rector de la UABJO, después diputado local, y ahora colocado en el liderazgo de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados federal, por supuesto con la anuencia y el respaldo de Gabino Cué, ahora resulta que en plena salida de su protector le comienza a dar cuchilladas por la espalda.

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Al brindar con bombo y platillo, su informe de actividades como diputado federal por el estado de Oaxaca ¡en un lujoso hotel de la Ciudad de México!, nuestro gris personaje (ahora me refiero a Martínez Neri), ofreció una cátedra de congruencia.

Recordó que él sí se dio a la tarea de fortalecer -en lo posible- a las ocho regiones de Oaxaca.

“Pugné por trabajar de igual manera por los Valles Centrales, la Costa, el Istmo, la Mixteca, la Sierra Norte, la Sierra Sur, la Cañada y Papaloapan”, dijo con prestancia.

Y lamentó que la corrupción carcoma peligrosamente las estructuras institucionales.

“Podemos afirmar, en tales circunstancias, que el modelo económico prevaleciente ya no da para más y que es necesario impulsar una profunda renovación de las instituciones, de las formas de gobernar, del uso de los recursos, de la ética política y de la práctica democrática”.

Ahí, en ese punto la enfiló contra Gabino de quien dijo:

“Le faltó agilidad para atender los problemas. Es preocupante, por supuesto, que esté terminando su mandato en medio de señalamientos fuertes, de acusaciones, de falta de pagos a proveedores, a trabajadores en incluso en áreas como el sector salud, señalándosele posibles actos o manejos de corrupción”.

Ya no lo defiende, ya ese mediocre personaje de nombre Francisco Martínez Neri, se deslinda de quien lo empoderó. Así es cuando crecen los enanos.

Y estos deslindes los veremos multiplicarse en los próximos días y semanas. ¿Cuál lealtad? Eso no existe. La traición se acentúa. Ni para dónde hacerse.

Se termina un sexenio.

¿Los oaxaqueños podremos cantar victoria –en medio de nuestras miserias- de que se acaba tanta transa y corrupción de esta oscura noche? ¿Será? Creo que ya no estamos dispuestos a más de eso.

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