Política Confesable


Ulises Ruiz Ortiz durante su participación en Asamblea del PRI en Campeche

El retorno de Jorge Franco Vargas.

Reaparece El Chucky en asamblea del PRI La pesada sombra de Ulises Ruiz

Tomás Ezequiel Toledo

Once años después de que, como secretario de Gobierno de Ulises Ruiz Ortiz conocido entre la población como El Chueco, el miércoles de la semana pasada reapareció entre los priístas que se reunieron en Campeche a discutir la reforma de sus estatutos, Jorge Franco, El Chucky.

Franco se ganó a pulso el sobre nombre, no sólo por su estatura, sino porque con Ulises Ruiz en el gobierno se volvió el segundo hombre en el poder, que le habló al oído al entonces gobernador para que éste ordenara el desalojo de maestros de la sección 22 al amanecer del 14 de junio de 2006.

La policía arremetió contra los maestros que tenían sus tiendas de campaña en el Zócalo de la ciudad, lanzaron gases lacrimógenos. Algunos uniformados dispararon las bombas de gas contra los profeso- res desde habitaciones de un hotel y la historia que continuó es harto conocida.

Mientras avanzaba la inconformidad social y Ulises Ruiz no podía andar por las calles de Oaxaca, Jorge Franco andaba por la capital del estado en una camioneta blindada, supervisando la estrategia de represión, en la que posteriormente participó también el ex diputado Elpidio Concha, con golpeadores convocados en la Central de Abasto.

Para quienes lo han visto de cerca habrán notado que El Chucky es un personaje que no llega al metro 60. Sus ojos son dos rendijas detrás de los anteojos, la voz es delgada y nunca observa al interlocutor de frente. Siempre de lado.

Él y El Chueco hacen la pareja perfecta. Por eso es que reapareció en la asamblea del PRI, donde Ulises Ruiz habló, oh desmemoria, de cómo la corrupción ha podrido al tricolor y propuso que, como en 1999, ese partido apostara ahora por un proceso interno de selección para elegir al candidato presidencial.

Carlos Romero Deschamps
Carlos Romero Deschamps

En aquél año, Ruiz fue designado por Roberto Madrazo Pintado –otra joyita- como su representante en la Comisión de procesos internos del Revolucionario Institucional, en un proceso en la que del otro lado participaron Francisco Labastida Ochoa, Manuel Bartlett Díaz –hoy senador por Morena- y Humberto Roque Villanueva, actual subsecretario de Población de la Secretaría de Gobernación.

Ya se sabe el resultado, de esa “elección” resultó Labastida candidato, sobrevino la derrota, a pesar de la inyección de 500 millones de pesos a la campaña priísta por parte del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

Por cierto que, además de El Chucky, en esa mesa en Campeche se vio a dos personajes involucrados en aquel caso, conocido como Pemexgate, al secretario general del sindicato, Carlos Romero Deschamps, a quien la Cámara de Diputados no pudo desaforar para que enfrentara las acusaciones del desvío de recursos.

En las investigaciones que la Procuraduría General de la República llevó a cabo entre 2001 y 2002 para determinar cómo Petróleos Mexicanos, con Rogelio Montemayor Seguy como director, entregó al sindicato mil millones de pesos y de ese monto 500 se desviaron al PRI, la fiscalía en- cargada del caso determinó la ruta del camión de valores.

Fue, como se lee en las notas periodísticas que reseñaron el debate en Campeche, uno de los que se opuso a que se modificaran los estatutos para prohibir a senadores y diputados plurinominales volver a ser candidatos por esa vía en la próxima elección.

Ahora, El Chucky estuvo operando durante el miércoles para su jefecito El Chueco. Como lo hace siempre, en las sombras, como sombra que es de Ulises Ruiz. Cuentan que sólo se le vio en el registro de delegados.

Lo extraño es que se presentara en una asamblea del PRI, cuando después de que fue destituido por sus malas artes contra los maestros, al triunfo de Gabino Cué -¿ya hay una investigación en su contra?- colaboró con éste para hacer algo que le sale muy bien: continuar con el espionaje de los adversarios políticos.

Se trata de una práctica que Ulises copió de su mentor, Roberto Madrazo, quien compró en su gobierno en Tabasco un equipo de escucha y seguimiento de los políticos del PRD.

Gabino sólo encarceló a (Cangu) Rito Salinas, quien sólo estuvo una temporada en la sombra, pero todos los demás pillos que dominaron la escena policiaca y política de Oaxaca continuaron su vida con total normalidad, enriquecidos por el saqueo.

El Chucky es uno de esos: anda por la calle muy quitado de la pena, cuando debe- ría estar en prisión por todos los crímenes que cometió. Y, por supuesto, como compa- ñero de celda, Ulises Ruiz. He ahí el signo de la impunidad

Jorge Franco Vargas
Jorge Franco Vargas