Política confesable


Alejandro Avilés deja reserva de talentos

Avilés, no aprendemos 

Y lo pusieron donde hay

13 mil millones de pesos en sus manos

Tomás Ezequiel Toledo

Alejandro Avilés Álvarez ha dicho a todo aquel que lo ha querido escuchar que él, como presidente del Partido Revolucionario Institucional en Oaxaca, ganó las elecciones de gobernador el año pasado.

Puede ser que se trate sólo de una más de sus fanfarronadas, pero cuando un personaje tan oscuro como él está de regreso a las grandes ligas en Oaxaca, no sólo da de qué hablar sino que aparentemente, en efecto, algo trae.

Sólo estuvo en lo que los priístas conocen como la Renata (o Reserva Nacional de Talentos) poco más de tres meses y además quiso que todo mundo se diera cuenta de su retorno: mandó invitaciones a todo mundo, como si se tratara de su fiesta de 15 años, y vaya que la asistencia fue nutrida.

Unos días antes habían destituido fulminantemente a Martín Vázquez Villanueva como delegado de la Secretaría de Desarrollo Social y si en la Secretaría General de Gobierno Avilés había hecho mucho daño al gobernador, ahora no sólo tiene un nuevo cargo, sino que lo pusieron donde hay.

Manejará nada menos que 13 mil millones de pesos de presupuesto que recibirá Oaxaca para tratar de paliar, que no resolver, la extrema pobreza que reina en el estado.

Hay un total contrasentido entre su discurso y la forma en que los oaxaqueños lo hemos visto ejercer la política en el estado. Dijo en su asunción, que por sus modos parecía más bien toma de protesta, que manejará esos recursos con pulcritud, transparencia y sin distinciones de carácter electoral.

Qué rápido se le olvidó que fue investigado por que su junior utilizó un helicóptero del gobierno del estado para pasar la Semana Santa con sus amigos en Puerto Escondido, sin tener que hacer el recorrido por carretera.

De aquel escándalo, además de que Avilés dejó Gobierno fue despedido el coordinador de Transportes Aéreos del Hangar oficial del gobierno del estado, José Álvarez Romo de Vivar.

Según Avilés, fue exonerado por la contraloría del estado y, bueno, si bien no fue inhabilitado para ejercer ningún cargo, y ello le permite reaparecer como funcionario federal, moralmente sí está desacreditado, por más que las porras de sus acarreados pretendieran aparentar lo contrario.

Con el costal de dinero a cuestas, inició de inmediato la entrega de cheques de los programas del combate a la pobreza, el jueves pasado. Se trató, según el programa, del reparto de cheques del cuarto bimestre a adultos mayores, en San Pablo Huitzo.

El caso es que la reaparición de Avilés, en efecto, ha dado mucho de qué hablar.

Si como titular de Gobierno los funcionarios del gobierno del estado tenían que acordar con él, ahora con más razón. Aunque los recursos de los programas sociales están etiquetados, es decir no pueden tener otro destino más que el combate a la pobreza, Avilés en efecto puede decidir incluso atrasar o apresurar su entrega, según conveniencia personal.

El hecho es que no aprendemos.

Un personaje tan impresentable como Avilés Álvarez ahora es el rostro que presenta el gobierno federal para, en su nombre, conducir la política social. ¿De veras no había otro que pudiera ejercer la misma función, pero con una mejor presencia?

Eufrosina y Avilés, y los acuerdos en el congreso
Eufrosina y Avilés, y los acuerdos en el congreso

EX GOBERNADORES EN EL PRI

El viernes, previo a la 22 asamblea nacional del PRI, el presidente del partido invitó a casi 60 ex gobernadores as una comida que resultó un éxito: quienes mandaron en sus estados al menos hace cuatro décadas salieron del partido muy contentos de que se les tomara en cuenta.

Veamos nada más los nombres: Ramón Aguirre, ex jefe del desaparecido Departamento del Distrito Federal; Tulio Hernández, de Tlaxcala; José Antonio González Curi, de Campeche; Guillermo Cosío Vidaurri, de Jalisco; Ignacio Pichardo Pagaza, del Estado de México, que llegó con tanque de oxígeno y un ayudante médico; Heladio Ramírez López, de Oaxaca.

Y más recientemente, José Murat, de Oaxaca; Francisco Labastida Ochoa, de Sinaloa, y ex candidato presidencial; Patricio Martínez, de Chihuahua; Manuel Ángel Núñez Soto, de Hidalgo; Maximiliano Silerio Esparza, ex gobernador de Durando, y ex dirigente del sector campesino.

Y, claro, el ex gobernador de Hidalgo y secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Al salir de la comida, en la sede nacional del tricolor, Labastida dijo que si la asamblea, primero en la mesa de Estatutos en Campeche, y luego en la nacional del 12 de agosto, retira el último de los candados para ser candidato presidencial, el partido pondría en riesgo su unidad.

Es de resaltar esa declaración, porque precisamente fue la 18 asamblea nacional, de 2002, la que impuso dos candados para evitar que se repitiera el caso de Labastida, que fue impuesto por Ernesto Zedillo Ponce de León, aun cuando hubo un proceso interno en el que también compitieron Roberto Madrazo, Manuel Bartlett -ahora senador de Morena- y Humberto Roque, hoy subsecretario de Población en Gobernación.

El primer candado, que suprimió la 21 asamblea -con César Camacho como presidente del PRI, otro de los que asistió ayer a la comida- consistía en obligar al militante priísta a tener un cargo de elección popular de mayoría.

Y el otro, que posiblemente se quite ahora, el de acreditar 10 años mínimos de militancia.

En la foto oficial, atrasito de la secretaria general del PRI, Claudia Ruiz Massieu, aparece un personaje oscuro: Fidel Herrera Beltrán, ex gobernador de Veracruz.

Exgobernadores estuvieron en la Sede Nacional del PRI
Exgobernadores estuvieron en la Sede Nacional del PRI