Murió Gina Lollobrigida a los 95 años, gran musa del cine italiano que se rebeló contra Hollywood


Calificada como la mujer más hermosa del mundo

Agencias

Alain Delon y Gina en 1961

La actriz Gina Lollobrigida, una de las mayores estrellas del cine europeo de las décadas de 1950 y 1960, murió el pasado lunes a los 95 años, informó la agencia de noticias italiana ANSA.

Su belleza y su simpatía cautivaron al mundo de su época, a lo cual hubo de añadirse un evidente talento artístico natural que tuvo para la actuación.

Solamente tuvo un hijo, de su matrimonio con un ciudadano de nacionalidad húngara.

A menudo descrita como «la mujer más hermosa del mundo», Lollobrigida participó en éxitos cinematográficos como «Espadas cruzadas», «El Jorobado de Notre Dame» o «Salomón y la reina de Saba», en los que compartió cartel con leyendas como Errol Flynn, Humphrey Bogart, Frank Sinatra y Rock Hudson.

De Lollobrigida,uno de los últimos íconos de la era dorada del séptimo arte, Bogart llegó a definirla como la mujer que «hizo que Marilyn Monroe pareciera Shirley Temple».

La actriz falleció en un hospital de Roma, donde había estado hospitalizada en las últimas semanas, informó su agente.

UNA VIDA DE PELÍCULA

Luigina Lollobrigida, su nombre de pila, nació en 1927 en la localidad de Subiaco, un suburbio de Roma, en el seno de una familia trabajadora. Su padre era un fabricante de muebles.

Pese a que estudió artes (escultura), la actuación no era lo que le interesaba. Un cazador de talentos la llevó a Cinecittà, entonces el estudio de cine más grande de Europa, pero ella pretendió escaparse al exigir una suma astronómica por su participación en una cinta. Sin embargo, su demanda fue atendida.

Gina Lollobrigida, tercera de izquierda a derecha, participó en 1947 en el concurso Miss Italia

Su belleza física le abrió las puertas y también le causó dolores de cabezas. Así en 1947 participó en el concurso Miss Italia, donde quedó en tercer lugar y una fotografía suya hizo que el controvertido empresario estadounidense, Howard Hughes, se obsesionara con ella y le propusiera matrimonio en varias ocasiones.

Aunque no dejó a su esposo, el cineasta esloveno Milko Skofic, para irse con Hughes, años después admitió que la atención que el polémico millonario le daba le gustaba.

Pero Lollobrigida no solo será recordada por belleza o sus interpretaciones, sino también sus declaraciones. «Supe de inmediato que Rock Hudson era gay cuando no se enamoró de mí», le dijo a un reportero.

Tras dejar el cine trabajó para Naciones Unidas, hizo de periodista e intentó sin éxito hacerse con un escaño en el Parlamento Europeo.

Durante los últimos años de su vida permaneció activa en la política y en 2022 se presentó como candidata al Senado italiano, pero en esta ocasión las urnas tampoco le favorecieron.

Gina Lollobrigida y Javier Rigau durante la Gala de la Cruz Roja de Mónaco en 2006

Fuera de cámara «La Lollo», como se le apodó, mantuvo una histórica enemistad con la también estrella italiana Sophia Loren.

LOS HOMBRES QUE

AMARON A LA LOLLO

La actriz Gina Lollobrigida mantuvo su mirada desafiante hasta el día de su muerte, a los 95 años. Su belleza fue grabada, fotografiada, comentada, desmigajada entre Europa y Hollywood. Era la musa, con vestidos vaporosos y ajustados, y una amante segura de su presencia ante pretendientes tan díscolos como Rainiero III (incluso delante de Grace Kelly), el líder cubano Fidel Castro, el cantante Frank Sinatra o el astronauta Neil Armstrong.

A Marilyn Monroe la llamaban la Lollobrigida americana, e incluso tienen de 1955 en la que se miran con complicidad. Los fans comparaban sus labios, sus caderas y la sensualidad que vendían (y que en muchas ocasiones lucraba más a los hombres que a ellas). Lo que más las unió fue la melancolía, la búsqueda de algo más.

«Sola. Estoy sola. Siempre estoy sola. Sea como sea», escribió en su diario la intérprete de Con faldas y a lo loco. «Durante toda mi vida he deseado el verdadero amor, el auténtico, que en realidad no he tenido nunca, pues nadie me ha amado de verdad, soy una mujer complicada«, confesaba la italiana a la revista Donna Moderna en 2007.

Gina fue valiente, se acercó a los hombres que le gustaban y ahuyentó el miedo al rechazo con su trabajo. En esa entrevista confesó que era su secreto, llenaba sus «vacíos» con sus papeles en películas. Los amantes eran insuficientes y se asustaban. « Hago sombra y eso a un hombre no le gusta«, apuntó. Se creó a sí misma «sin un marido productor o un novio director», atajó en una ocasión.

TODOS LOS HOMBRES QUE

 AMARON A GINA LOLLOBRIGIDA

Con Cuasimodo encarnado por el mexicano Anthony Quinn

Su mito creció y ella estuvo a la altura con sus dispares dones artísticos. Creó esculturas (era lo que estudiaba en la Academia de Bellas Artes de Roma cuando la descubrió un cazatalentos) y las expuso en Moscú, en 2003. Durante una temporada se dedicó al reporterismo gráfico, y gracias a esa vocación viajó a Cuba a conocer a Fidel Castro a finales de los 70.

Se le vio compartir un mismo puro con el político y comenzaron los rumores acerca de un posible romance. La actriz insistía en que era mentira, pero el ex presidente lo dejó en el aire. «La conocí bien. También estábamos enamorados, pero era un amor platónico. Y luego siempre tuvo la manía de hacer fotografías…«, recoge La Vanguardia.

Con su esposo Milko Skofic en 1949

Frank Sinatra también la persiguió. Tras su trabajo conjunto en Cuando hierve la sangre (1959) decidió celebrar un concierto para homenajearla. Ella se lo agradeció: le regaló dos litografías de Salvador Dalí, según El Mundo. Probaron suerte señores de todos los sectores, como Christiaan Barnard, quien fue pionero en los trasplantes del corazón o el famoso astronauta Neil Armstrong. Volvió de la luna y voló a Roma. Quería cenar junto a la actriz en su casa de la Vía Apia.

El controvertido empresario estadounidense Howard Hughes se llegó a obsesionar con ella. Comenzó por una imagen de un concurso de belleza en la que Gina aparece a sus 20 años, semidesnuda y con el con el ceño fruncido. Se había presentado a Miss Italia en 1947 y también se le dio bien: quedó en tercer puesto.

Pese a las insistencias del magnate, siguió con su marido, el cineasta esloveno Milko Skofic Hughes. Aunque años después admitió que la atención que le daba el estadounidense la complacía. «¡Intentó conquistarme muchísimas veces! Pero no lo consiguió», contó a la revista.

Cuando Howard tenía 44 años se lanzó a invitarla a Hollywood para que se sometiera a una prueba de cámara. Ella aceptó, pero le comunicaron que tendría que ir sin compañía. «Mi esposo se fio de mí. Me dijo: ‘Ve. No quiero que algún día afirmes que no te dejé desarrollarte profesionalmente’. Y me fui sola». La prueba que grabaron era (¡sorpresa!) una escena de divorcio.

El esplendor de su juventud

Ella veía una distancia insalvable entre ella y Howard. Incluso dijo que solo podrían estar juntos si él acababa en bancarrota. Con el tiempo se dio cuenta de que era « mucho más interesante» que su marido.

Se divorció en cuanto fue legal, en 1971. Llegaron más cumplidos, de royals como el príncipe Raniero III. Según la actriz, le adulaba sin importarle su compromiso con Grace Kelly: «Intentaba seducirme delante de ella, en casa de ambos. ¡Evidentemente, le dije que no!».

En una época de complejos y prejuicios, hablaba con franqueza. Era consciente de lo que provocaba. «Supe de inmediato que Rock Hudson era gay cuando no se enamoró de mí», le dijo a un reportero. justo años antes de retirarse confesó que había vivido rodeada de cumplidos, y lo mantuvo hasta el final de sus días. «He tenido muchos amantes y todavía tengo romances», aseguró.

SOFÍA LOREN ENVIA EMOTIVA

CARTA A LA FALLECIDA ACTRIZ

Gina Lollobrigida falleció el pasado lunes a los 95 años, dejando un legado y una estética inconfundibles en la historia tanto del cine italiano como de la industria de Hollywood. Numerosos compañeros de profesión se deshicieron en halagos hacia la diva italiana y lamentaron su deceso a través de las redes sociales y comunicados de prensa. Incluso su exmarido más joven, el español Javier Rigau, salió momentáneamente de su encierro mediático para confesar que tenía el corazón roto tras y que había podido despedirse personalmente de ella solo unos días antes de la muerte

Una de las reacciones más esperadas a tan triste noticia, la de Sophia Loren, ha tardado algo más de lo previsto en materializarse. Sin embargo, la intérprete de 88 años ha firmado una de las cartas de despedida más breves y emotivas de las que se han sucedido en los últimos días. En ella, la estrella subraya el amor y la admiración que sentía por su compatriota, más allá de la rivalidad que les fue atribuida como si ambas tuvieran que luchar por el mismo nicho de mercado solo por su condición de atractivas y carismáticas mujeres mediterráneas.

Esmeralda en el Jorobado de Notre Dame

«Ayer estaba demasiado rota de dolor y no podía encontrar las palabras adecuadas. Querida Gina, tu cuerpo se ha extinguido pero la luz de tu estrella seguirá brillando sobre nosotros y en nuestros corazones, para siempre. ¡Te quiero, Gina!», reza la nota que reproduce la agencia de noticias Adnkronos.

RIVALIDAD ENTRE AMBAS FUE

ESTRICTAMENTE PROFESIONAL

Años atrás, Sophia aseguraba que ese choque, estrictamente profesional, entre las dos actrices más famosas y mediáticas de su país en el siglo XX respondía en parte a una estrategia promocional del equipo de publicistas de Gina. En esa época, Sophia dejó entrever que ambas competían en categorías muy diferentes de la escena cinematográfica, estableciendo comparaciones que, ciertamente, no dejaban precisamente en un buen lugar a su amiga.

La actriz italiana y Marylin Monroe

«Fueron ella y sus publicistas los que empezaron esta rivalidad que acabó durando cincuenta años. Fue bastante molesto, la verdad. Éramos muy diferentes y nuestros caminos profesionales también lo eran. Yo ante todo quería ser una artista, quería una carrera de gran nivel», señalaba sobre el perfil artístico de Gina, considerada en esos tiempos como la ‘mujer más bella del mundo’.

PACTO SECRETO DE GINA LOLLOBRIGIDA Y SU

 ‘MARIDO’, JAVIER RIGAU QUE ÉL NO RESPETÓ

El empresario catalán y la actriz firmaron un acuerdo por el que comprometían a no inscribir el matrimonio en el Registro Civil en ningún país del mundo pero él lo hizo en España. Se casaron por poderes.

Cuando el féretro de Gina Lollobrigida llegó este miércoles al palacio Campidoglio de Roma, le estaba esperando el alcalde Roberto Gualtieri, que recordó en qué medida la actriz fue «una mujer extraordinaria, fuerte, libre, independiente, el rostro de un país que estaba renaciendo a través del cine italiano». Eran las 10 de la mañana, y hasta las siete en la Sala della Protomoteca, donde estaba instalada la capilla ardiente, fue un trasiego continuo de fans que querían rendirle homenaje.

Shopia Loren y Gina Lollobrigida en 1934

En primera fila, en la zona dedicada a la familia, se encontraban su hijo Milko Skofic, su sobrino Dimitri y, curiosamente, Javier Rigau, conocido en la crónica rosa como el «ex marido» de laLollo. Un matrimonio oficiado por poderes el 29 de noviembre de 2011 (la actriz siempre había dicho que fue un «fraude») y que fue «disuelto por el Tribunal de la Rota el 19 de enero de 2019 tras el indulto del Papa Francisco a petición del tribunal» (así reza el certificado de bautismo de la Bersagliera).

Gina Lollobrigida y Javier Rigau anunciaron su intención de casarse en Nueva York en noviembre de 2006. Su amiga Mara Venier y Silvio Berlusconi fueron invitados a la ceremonia. Pero ese matrimonio nunca se celebró, aunque Gina, posteriormente, nunca negó su amistad con el empresario catalán. «Necesitaba que alguien fuera mi caballero en algunas circunstancias y al principio era una persona muy agradable y cariñosa», declaró al Corriere della Sera.

Antes de aquella boda que nunca se celebró, el 13 de noviembre de 2006 Rigau y Lollobrigida firmaron en Roma un acuerdo privado ante tres testigos, Cristina Garaffa y los abogados Giulia Citani y Alessio Colagreco, donde se decía que en caso de que se celebrara la boda firmarían una serie de compromisos. En primer lugar, la de celebrar un matrimonio «exclusivamente religioso, no queriendo categórica e inequívocamente que de él se deriven efectos civiles». Por ello se comprometieron a «no solicitar, conjunta o solidariamente, la inscripción del matrimonio en un registro civil, en ningún país del mundo».

La diva en su etapa reciente

También se comprometieron a «mantener sus respectivos patrimonios separados en ese momento y también en el futuro». Rigau había expresado, «libremente y de forma espontánea», la «voluntad de mantener en secreto su vida privada, tanto la anterior como la futura, incluso en el caso de que se produjera una separación o nulidad del matrimonio». Se comprometió, también, a «no utilizar ni explotar la imagen y persona de Gina Lollobrigida con fines económicos y no autorizados por escrito por ella misma».

Rigau, ese día de noviembre de 2006, acordó «incluso para el futuro», que en caso de que la actriz falleciera antes de una posible sentencia de separación, divorcio y/o nulidad a «no divulgar nada de lo sucedido tras el matrimonio religioso y no publicar artículos ni libros», además de no mantener contacto con la prensa n con los medios de comunicación.

Como garantía para ambos (tampoco la actriz podía publicar momentos privados o «noticias negativas confidenciales» sobre Rigau) se fijó una sanción de dos millones de euros. Pero, sobre todo, en el punto 9 del acuerdo privado se especificaba que en caso de fallecimiento de Lollobrigida, todos los compromisos suscritos seguirían siendo «válidos y eficaces».

Javier Rigau en la capilla ardiente de la actriz

Una vez firmado, Lollobrigida pudo por fin anunciar la boda fijada para el 29 de noviembre en Nueva York, sorprendiendo a todo el mundo: ella tenía entonces 79 años, Rigau 45. Ella corrió con todos los gastos, como puntualizó años después. Entonces se comunicó el aplazamiento de la boda al 27 de enero en Roma. Sin embargo, a principios de diciembre, Rigau aseguró que la boda había sido cancelada por culpa de la presión de los medios. La pareja se enfrió.

En 2009 Andrea Piazzolla entró en la vida de Gina Lollobrigida, primero como asistente, luego como una presencia constante hasta convertirse en su «ahijado». Fue él quien descubrió que Rigau se había casado con la actriz por poderes.

El resto es historia. Gina Lollobrigida murió el 16 de enero. Rigau hizo inscribir el matrimonio en el Registro Civil español, a pesar de un compromiso escrito de no hacerlo. Hoy la llora como su viudo.