Está claro que los morenos de Andrés Manuel López Obrador, ven con marcado pesimismo la situación que vive el país. Para ellos todo es negro e incierto; piensan que son los únicos salvadores de la nación.
Sin embargo, están equivocados porque su única intención es dinamitar el trabajo gubernamental y asumir el poder a cualquier precio, incluso engañar a la población.
No reconocen ningún logro del Gobierno; pero sí los hay, tal vez no muchos, pero sí existen en diferentes ramas, pero no los reconocen.
Para los morenos, todo lo que se hace está mal. Sus ojos están llenos de corrupción, injusticia, impunidad, inseguridad e ineficiencia, y eso es lo que ven o quieren ver. La única verdad que reconocen es la de su mecías tropical. No ven lo malo que ocurre en delegaciones políticas de la Ciudad de México gobernadas por morenistas.
Manlio Fabio Beltrones nos platicó que ya es tiempo de terminar con ese pesimismo y tener otra visión del futuro de nuestro país: ya no se puede permitir que grupos políticos sigan estorbando al Gobierno para que le vaya mal. Y ese es el objetivo de los morenos; ven el bosque en llamas y no la belleza de sus árboles.
El miércoles pasado en el marco de la sesión de la Comisión Permanente vimos a diputados y senadores morenistas hablar con desmedido pesimismo y con mucha enjundia referirse a la situación que vive el país.
Miguel Barbosa, Manuel Bartlett, Dolores Padierna y Rocío Nahle, entre otros, aseguraron que el gobierno de Enrique Peña Nieto se está desmoronando y le pidieron tomar acciones para que la transición que se avecina el año entrante sea en paz.
Consideraron que el socavón de la pista a Cuernavaca es el símbolo de la corrupción; se refirieron a los gobernadores encarcelados; a la inseguridad; a la impunidad y a la ilegalidad de los procesos electorales. De todo culparon al Gobierno de Peña.
Tal vez en algunas cosas tengan razón, pero en la mayoría no. No existe país perfecto, pero ellos ofrecen el paraíso si llegan a ganar la Presidencia de la República, pero afortunadamente no todos les creen ese sueño. Los positivos, los logros gubernamentales no los quieren ver ni reconocer.
Como sea el país ha registrado un ligero crecimiento económico; se han generado empleos; las finanzas públicas muestran estabilidad; igual que los mercados de valores y cambiario; la inversión extrajera directa está en crecimiento; las reservas internacionales también
suben; hay educación gratuita.
Frente al pesimismo desmedido de los morenistas sería conveniente que si tienen la solución a los problemas que vive el país, como buenos mexicanos si es que lo son, deberían aportar sus fórmulas para resolver los problemas, pero eso es mucho pedir, lo que quieren es tomar el poder en el país. No hay de otra.
Deberían ver lo que sucede en Venezuela, eso sí es el extremo de un país al borde del abismo, pero eso no lo ven porque adoran a Maduro, quisieran vivir en ese país de Chávez, pero de eso no hablan porque seguramente quisieran una dictadura como la venezolana. Y el comisario neoperredista-morenista, René Bejarano trabaja para que el sol azteca
se monte en el proyecto del mesías tropical.
Los morenos están cortados con la misma tijera de ojos cerrados y oídos sordos frente a los avances del Gobierno federal. Ellos sólo
quieren ver un país en llamas para hacerse los salvadores de la nación. Ese es su realidad y sobre el trabajan todos los días, pero poco aportan al desarrollo nacional.
YUNES LINARES ¿TESTIGO DE CARGO?
Ahora el Veracruzano, Miguel Ángel Yunes Linares, se ofrece como testigo de cargo en contra de Javier Duarte de Ochoa, su antecesor en el cargo. Este gobernador dedica más tiempo a perseguir a su antecesor que a administrar el Estado, y que lo necesita urgentemente.
Los enredos y equivocaciones en que parece convertirse la extradición de Javier Duarte de Ochoa, hacen ver los riesgos que se corren constantemente con este tipo de casos, los más de ellos pocos sustentados por los ministerios públicos, por lo que se corre el riesgo de que se escape Duarte y más ante la inexperiencia de unos funcionarios nada duchos en el uso del nuevo sistema de justicia acusatoria.
La forma en que se comportó Duarte de Ochoa a su llegada a tierras mexicanas y la contratación de un abogado experto en estos temas, hacen temer un fracaso por parte de las autoridades judiciales y una gran decepción para unos ciudadanos ávidos de la aplicación de la justicia a los gobernantes corruptos y saqueadores de las arcas públicas.
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