La tragedia de los independientes


Jaime Rodríguez El Bronco brillaba en las redes sociales.

Ante la tragedia de Topo Chico tardó 9 horas en dar la cara.

Ari Salgueiro

Apenas el pasado jueves quedó demostrado que el ser independiente, no es sinónimo, ya no de rectitud intachable, sino al menos de ser, en grado mínimo, hábil para algo.

Y me refiero a todos los ámbitos de la vida.

Es más en la mayoría de los casos, cualquiera de nosotros, ciudadanos de a pie preferimos atenernos a alguien no independiente, que lanzarnos a ciegas por el que si se maneja de esa manera.

Por ejemplo, si tenemos una avería en nuestro automóvil, la gran mayoría de nosotros, confiamos más en una agencia, ya perfectamente consolidada y cualificada, con experiencia en el tratamiento de autos, que en el mecánico independiente (con todo respeto para muchos mecánicos honestos) con el que estamos expuestos, ya sea a que nos arregle mal el auto y su mal se vuelva crónico o que no solo nos robe en los costos, sino hasta que sea capaz de hurtarnos piezas.

Y así, podemos poner otros ejemplos en los que queda demostrado que la mayoría preferimos instituciones consolidadas para resolver nuestras necesidades, que aventurarnos a buscar esos benefactores con quienes no tienen la experiencia necesaria para ayudarnos.

Claro que hay ocasiones en las que esas grandes empresas nos decepcionan, pues también en ellas se llegan a dar situaciones desagradables que hacen que les perdamos la confianza y optemos por voltear los ojos hacia la única opción, esas opciones pequeñas, que ante la situación se avivan y por todos los medios buscan convencernos de que ellos si podrán satisfacer nuestras necesidades… y a veces les creemos.

Y así como en la vida cotidiana, con las cosas más pueriles, este principio opera en todo, en el comercio, en los servicios, en la religión y en la política.

Y de esto último nos ocuparemos ahora, pues como decía al principio, el pasado jueves quedo demostrado que ser independiente no significa servir para algo.

salgueiro  en espera de noticias.

¿Y a que me refiero? Pues nada más y nada menos que al famoso Bronco, el actual gobernador de Nuevo León, que logró imponerse al PRI y al PAN –los dos partidos hegemónicos- en esa entidad, gracias a la profunda decepción y sinsabores que las últimas gestiones de ambos partidos ha dejado entre los votantes neoleoneses.

Gracias a esa molestia, el año pasado se acrecentó la figura de este candidato, que alejado de los partidos, se supo vender a los ciudadanos como un nuevo Vicente Fox, es decir un ranchero emprendedor, algo violento verbalmente y con un discurso de trabajo constante y sobretodo de lucha inmisericorde contra la corrupción… exactamente lo que la gente quería escuchar.

Luego de triunfar, de manera aplastante en las elecciones, el ranchero se comprometió a, en un plazo de cien días terminar con la corrupción…

Han pasado seis meses y ningún resultado, pero eso sí, El Bronco, como el mismo se denomina, es una estrella en las redes sociales.

No hay día en que el gobernador no promueva rifas o haga anuncios rimbombantes en su cuenta de twitter y además promueva logros pírricos, como construcciones de banquetas o pintas de paredes, para seguir con un principio de la política antigua y por lo tanto obtuso: “Al pueblo pan y circo”.

Sin embargo, la primera vez que se le presentó una situación crítica, el pasado jueves; la bestial riña en el penal de Topo Chico, El Bronco no solamente enmudeció durante nueve horas. Cuando finalmente se atrevió a dar la cara lo hizo con datos erróneos y criticando a los medios de comunicación que se atrevieron a cuestionar su ausencia en esta situación de emergencia.

Porque el señor, sin duda, está más preocupado por tratar de mantener una imagen, que cada vez es más frágil y que demuestra que no basta con ser hablador y bravucón para ser un buen gobernante, pues hace falta preparación y un plan definido de trabajo que no cae del cielo, sino que es resultado de años y hasta décadas de experiencias, ensayos y errores, para tratar de hacer mejor las tareas propias de un gobierno.

Así que como dicen por ahí: “Cuando veas las barbas de tu vecino rasurar… pon las tuyas a remojar”.

Es decir, los estados en donde habar elecciones este año deben ver la desafortunada experiencia en Nuevo León para ver si los independientes realmente son, por ahora, una opción viable.

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