La 4T viene del pueblo y al pueblo se debe / Claudia Sheinbaum


El pueblo nutre, orienta y vigila la vida pública nacional, ratifica la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Foto Luis Castillo

Claudia Sheinbaum Pardo / La Jornada

Ciudad de México. La Cuarta Transformación viene del pueblo y al pueblo se debe, sin duda alguna de su existencia, su sabiduría y su protagonismo en los profundos cambios que estamos viviendo. Es el pueblo que en todo el país, municipio tras municipio, escuchó propuestas de Andrés Manuel López Obrador y le planteó necesidades, sueños y soluciones, en el diálogo de más de una década que dio origen a un Proyecto Alternativo de Nación que hoy está en marcha. Es el pueblo que se expresó como electorado en 2018, masivamente, para dotarse de un gobierno capaz de operar un cambio pacífico, profundo y verdadero, y se manifiesta cotidianamente en los altos niveles de aprobación al Presidente de México. Es el pueblo que nutre, orienta y vigila la vida pública nacional.

Hay sin duda un pensamiento que define a la Cuarta Transformación que se asienta en al menos tres principios que el presidente López Obrador ha enarbolado, algunos de ellos sustentados en el pensamiento juarista y que son de gran profundidad: por el bien de todos primero los pobres, no puede haber gobierno rico con pueblo pobre y el poder sólo es virtud cuando se pone al servicio de los demás.

Por el bien de todos primero los pobres es un principio ético, de solidaridad y fraternidad, de humanismo, pero también establece que la pobreza es producto de un sistema que profundizó desigualdades y olvidó a millones de mexicanos y mexicanas; reivindica los grandes derechos sociales como la educación, la salud y la pensión para abrir su acceso a los que menos tienen y establece que el Estado debe cumplir la función de redistribución de la riqueza y la construcción de un estado de bienestar. Consolida el principio de que si no hay justicia no hay seguridad y paz, y hace un llamado a la sociedad en su conjunto a acabar con la pobreza para consolidar el desarrollo con bienestar.

Muestra de ello es que juntos, gobierno e iniciativa privada, derrumbaron uno de los grandes mitos de la ideología neoliberal, el que amenazaba con la inflación si se aumentaban los salarios. En México, en los 45 meses recientes, el salario se ha incrementado 69 por ciento sin que se le pueda imputar impacto directo en el proceso inflacionario actual, de carácter mundial, resultante de la pandemia y la guerra. Aún más, de manera conjunta se acabó con la subcontratación, se recuperaron derechos laborales y seguridad social, y aumentó el reparto de utilidades.

No puede haber gobierno rico con pueblo pobre concibe un gobierno sin corrupción ni privilegios. Concibe a los gobernantes viviendo en la justa medianía y procura la moralización de la economía, desmantelando el andamiaje de corrupción y privilegios sobre el que se montó la complicidad del poder público en oscuros negocios de particulares, para el enriquecimiento de unos cuantos a costa del sufrimiento y la desesperanza de muchos. Dice Pepe Mujica que “el poder no cambia a las personas, sino revela quienes verdaderamente son”; lo cierto es que el pueblo quiere gobernantes que sepan que el poder no tiene sentido si no está al servicio de las mayorías. Y es claro que a la austeridad republicana y la disciplina fiscal el pueblo responde pagando sus impuestos, permitiendo recaudaciones históricas. A la legalidad, certeza y legitimidad instaurada por la Cuarta Transformación, la iniciativa privada y el capital extranjero responden incrementando la inversión, colaborando con los grandes proyectos de obra pública y transfiriendo tecnología.

El poder sólo es virtud cuando se pone al servicio de los demás. El pueblo tiene rostro y voz porque los gobiernos que emanamos de ella tenemos el encargo, el mandato, de mantenernos cercanos a la gente y escucharla, el pueblo son las personas con las que hablamos todos los días, en audiencias y en territorio, a través de las redes sociales y en asambleas; tenemos el mandato de servir, de orientar los recursos públicos a quienes menos tienen para construir igualdad.

Respeto a los pueblos originarios, reconoce su dignidad, promueve y garantiza sus derechos y escucha con atención sus planteamientos porque sabe que son guardianes y continuadores de saberes ancestrales y llevan una lucha de siglos por el territorio, la identidad y la vida. Cada vez que el presidente Andrés Manuel López Obrador se reúne con autoridades indígenas establece una conexión de escucha atenta y respuesta clara, una actitud de servicio.

Las mujeres hemos luchado por llevar al debate público temas que hoy se vuelven parte central de las políticas públicas: la erradicación de la violencia contra las mujeres, la desaparición de las brechas salariales, la paridad en los gobiernos, compartir con los hombres las cargas de los cuidados, desterrar el rezago educativo, respetar el derecho de las mujeres a tomar decisiones libres. Porque tenemos origen en las grandes luchas históricas de México, entre ellas, la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos, es que los gobiernos que emanamos de ella tenemos el mandato de ser incluyentes y desterrar toda forma de discriminación.

Liderazgo regional y global

Enraizada en la historia y la grandeza cultural de México, la Cuarta Transformación es, a la vez, contemporánea y de vanguardia. Nuestro país asume un liderazgo regional y mundial al emprender acciones contra el cambio climático sin sacrificar el derecho de los mexicanos a definir el modo, ritmo y destino de la explotación de sus recursos naturales, es decir, defendiendo la soberanía sobre los recursos energéticos y combatiendo a quienes hacen negocios sucios con las energías limpias. La nacionalización del litio y la creación de la empresa estatal encargada de su aprovechamiento son dos grandes decisiones tomadas por el Presidente de México que dan viabilidad a la transición energética de nuestro país.

Es un proyecto que, además, se compromete con el ejercicio del derecho a la educación al respaldar la dignidad y el profesionalismo de las maestras y los maestros de México con quienes reconstruye, desde los cimientos, la centralidad de la escuela en la vida cotidiana de las comunidades urbanas y rurales. Beca a 11 millones de estudiantes, especialmente jóvenes que estudian bachillerato, nivel escolar que más abandono presenta en el sistema educativo nacional, y multiplica la oferta de educación superior poniendo en marcha universidades en pueblos y localidades para los que los gobiernos del neoliberalismo sólo tuvieron indiferencia, o desprecio.

El compromiso del gobierno de México con la educación va más allá: promueve la discusión pública de los asuntos nacionales, respeta irrestrictamente la libertad de expresión y manifestación y, con ello, favorece el acceso del pueblo a la información y motiva el interés de las personas por los asuntos del gobierno. Informarse, debatir, construirse un punto de vista y una opinión propia, ejercer el legítimo derecho a la crítica y acostumbrarse a que el gobierno rinda cuentas son procesos educativos cotidianos que fortalecen la vida democrática.

Estado de bienestar

La Cuarta Transformación ha hecho historia, está haciendo historia y para que siga haciendo historia debe continuar consolidando lo logrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y seguir construyendo un estado de bienestar basado en el derecho a laeducación, la salud, la cultura,la reducción de las desigualdades, laerradicación de la corrupción, el respeto y ampliación de las libertades y la democracia para consolidar la paz. Debe seguir recuperando para la vida pública el papel rector del Estado en la economía y el fomento de la inversión privada, la promoción de la ciencia y la innovación para el desarrollo nacional, el cuidado del medio ambiente y la conservación y restauración de los recursos naturales. La honestidad, el comportamiento ético, el valor de la fraternidad y la lucha por la erradicación del clasismo, el racismo y cualquier forma de discriminación y la convicción de que la felicidad se obtiene cuando se ama y trabaja por el bien común, privilegiando al que menos tiene, por las familias y las comunidades, por la naturaleza y para la patria.

Finalmente, no puedo dejar de mencionar que un actor relevante en este proceso de transformación ha sido el periódico La Jornada, que cumple sus primeros 38 años de vida. El surgimiento de La Jornada fue producto de una demanda por una prensa libre y comprometida con las causas justas del pueblo. Es un proyecto cultural histórico sin el cual, en momentos difíciles, el pueblo no hubiera tenido un medio de información. Larga vida al periódico La Jornada.