Juárez en Acapulco


            Nadie sabe si hubo algún encuentro discreto, una especie de contra-conspiración de La Profesa, en la tierra de Juárez o en la ciudad cuyos habitantes desamarraron los caballos para arrastrar ellos el carruaje de Su Alteza Serenísima, en uno de tantos retornos triunfales del Quince Uñas Santa Anna. Pero hubo recambio de chaqueta y ante la prematura carga de los búfalos, Gabino Cue se despojó de la manta tropical del Peje, del auténtico acuñador del impactante “compló”, tal cual sin la  t-final y correcta del galicismo.

El despliegue mediático a la figura del valido de Palacio, designado secretario de Educación y Mariscal de Campo en la campaña de la reforma educativa, era una convocatoria al futurismo si alguno ha habido en esta tierra en la que para uno que madruga siempre hay uno que no duerme. Llegó Aurelio Nuño con los instrumentos de control en la mano; el dinero y las facultades de disponer de él y distribuirlo junto con las plazas hereditarias, por ejemplo. Los activos agitadores de la sección 22 ya no disponían de la entidad rectora de la educación en Oaxaca. Ahí llegó a su triste fin el intento popular del aperturismo juvenil echeverrista, la política de cambio del mixteco Heladio Ramírez, quien cuando fue diputado al Congreso de la Unión, llevó a sus paisanos, a todos los de su pueblo, a desayunar en Los Pinos con Luis Echeverría Álvarez. Casi nada. Pero ya gobernador, Heladio puso a los de la CNTE al mando del sistema educativo.

GARCIA SOLER  HELADIO

Con tantas vueltas a la noria, llegaría a recibir el bastón de los manda-mandones, el elegante y aristocrático Gabino Cué Monteagudo. Pudo impulsarlo Diódoro Carrasco Altamirano, hijo de agrarista, educado en el ITAM, gobernador de Oaxaca y secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo; ambos a sana distancia de la izquierda después de la caída. Y ni hablar del vuelco finisecular que sacó al PRI de Los Pinos y entronizó a los cristeros de levita. El PRD ayuntado con el PAN hizo gobernador a Gabino Cue. Y este dejó hacer, dejó pasar, pero no conforme al canon neoconservador, sino al de la izquierda “moderna” y amodorrada. Pero ya decíamos que llegó el destape mediático de Aurelio Nuño, el de la cercanía que da influencia. Y entre la eterna ilusión y la sumisión bien aprendida, brotó el prepotente hacendado que todo aristócrata, pulquero o mezcalero, trae adentro.

Males son del tiempo. Para colmo el cambio del cambio llega cuando han hecho de Oaxaca una empresa y convertido sus tradiciones en modos de acumular capital en esta era de la desigualdad paralizante. Llaman a las fuerzas públicas federales para apaciguar a la Coordinadora y en medio del fuego invocan al demonio de la destrucción al confrontarse con Toledo, renacentista del pueblo, del país y del mundo. Por un puñado de dólares, dirían los cineastas atrapados en la red de la reducción al absurdo. En todo caso. Ahí vienen las elecciones de gobernador, de las que saldrá el relevo de Gabino el bueno que se volvió Gabino el cruel en cuanto escuchó el resoplar de la marcha de los búfalos y se enlistó en las vanguardias pretorianas´

GARCIA SOLER AURELIO

La que va de ayer a hoy. En las horas de la derrota liberal, de la locura del gallero Santa Anna, autonombrado, Su Alteza Serenísima, llegó a Acapulco un exiliado de Oaxaca para incorporarse a las fuerzas del Plan de Ayala. El oficial de guardia preguntó qué sabía hacer y lo puso a trabajar como escribano. Juan Álvarez, general rebelde, jefe de los pintos que echarían del poder a los reaccionarios, lo vio, pregunto su nombre y al escucharlo preguntó que hacía el gobernador de Oaxaca en labores tan humildes: Vine a luchar por la causa liberal y lo haré en el sitio que deba hacerlo, respondió Benito Juárez.

 

Cito de memoria y con una nostálgica tristeza ante la distorsión de la memoria histórica, ante la visión de enanos incapaces de ver al horizonte sobre los hombros de aquellos que parecían gigantes. A ver si con el retorno de los hombres que dispersó la danza de millones, retorna el aliento portentoso de la Reforma, con el vigor de la Revolución y las instituciones que hicieron el estado mexicano moderno. No de moda, moderno. Y de paso, algo de la olvidada justicia social que fuera programa y promesa de distante horizonte. Se acabó el año y estamos a medio camino.

GARCIA SOLER   RADICALISMO DE LA SECCION