El Diluvio: Sombras de la ciudad


Rafael Cardona

 Por una razón  o por otra pero las ciudades mexicanas son cada vez menos seguras. De las peculiaridades de Oaxaca, hablamos otro día. Ahora deseo compartir con usted una conversación de esta semana, entre este servidor y José Cárdenas en Radio Fórmula, en el programa de éste y dentro de una sección (ya verá usted porqué) llamada «Cristalazo»

“…Yo siento que hay una percepción generalizada en toda la sociedad mexicana de un temor que no alcanza a ser un miedo pavoroso, perla gente lo percibe y está asustada. Yo he escuchado casos familiares, parientes, gente que conozco, que todos me dicen que se sienten inseguros en el transporte público, en el auto, que no saben a qué hora les va a tocar eso que tu dijiste -y espero que no haya sido una alusión hacia mi pobre persona- de las ratas de dos patas que pegan el «cristalazo». Espero que no tenga.

“Porque finalmente, y aquí hago un pequeño paréntesis Pepe, mucha gente me pregunta por que esta colaboración radiofónica se llama el «Cristalazo», y esto es porque hace diez años -o ya no me acuerdo cuantos- tú sufriste un asalto, uno de los ¿nueve que has sufrido?

“JC: Nueve, nueve.

“RC: Siete, nueve…

“JC: Nueve y contando.

“RC: Nueve y contando, yo llevo cinco y contando. Muchas de las personas que nos están escuchado, por desgracia, también pueden contabilizar las veces que les han abierto el auto, o que los han asaltado caminando en la calle, o como sea, y entonces hay una percepción que está cambiando en la Ciudad de México.

“Hasta hace unos cuanto años, creíamos mucho en que éramos una especie de oasis, que aquí había una gran tranquilidad y obviamente esto de los asaltos callejeros en el auto y la rotura de cristales, y el tipo que te roba un reloj o un teléfono, o una cartera con una cantidad ahí «X» de dinero, eso es violencia urbana, violencia menor si se quiere; pero de acuerdo con la vieja teoría policiaca de las ventanas rotas, del vidrio de la ventana que rompe un pandillero, ese es el momento en que la autoridad debe de actuar, cuando el delincuente apenas ha roto su primer vidrio. Pero en esta ciudad, hay zonas en donde…

“JC: Esa es la teoría de Rudolph Guliani.

“RC: Guliani, bueno, Guliani lo puso en práctica sí.

“JC: El alcalde de Nueva York hace 15 años.

“RC: El «broken glass window». Ahí es donde hay que detener la violencia, cuando está apenas empezando.

“Entonces Pepe, hay lugares de la Ciudad de México, por ejemplo las laterales del Circuito Interior, cerca de la zona del Monumento a la Raza, yo cuando trabajaba en el Politécnico, que circulaba por ahí, veía con mucha frecuencia los asaltos. Hay una avenida que se llama Puente de la Morena, que desemboca al Viaducto y Avenida Revolución.

“JC: Entre Patriotismo, Revolución, Viaducto.

“RC: Bueno, ahí todos los días hay un asalto, y ahí no sería ninguna dificultad para el señor Almeida.

“JC: Es que lo hace contrario a la solución.

“RC: Poner ahí una patrulla.

“JC: No. Lo que tienes poner es un ciudadano valiente con un teléfono móvil, que grabe el momento el que ocurre el asalto el uno, el dos y el tres; ya para el cuarto, a este ya se lo echaron, pero ya está  en redes, se difunde, y entonces Mancera manda una carpa con cuatro policías, y así estarás más tranquilo.

“RC: El asunto no es que manden la carpa con cuatro policías, el asunto es que no la quiten, porque en ese tramo que hablamos de Puente de la Morena, ¿por qué hay ahí tantos asaltos? Primero, porque se forman los nudos de la circulación, pero porque enfrente hay un edificio abandonado que es para usar la jerga de la policía, que es nido de malvivientes, ¿verdad? Nido de malvivientes, guarida de criminales, refugio de ratas de dos patas. Y todo mundo lo sabe; nadie le pone remedio.

“JC: Porque no está en redes.

“RC: Porque no ha salido en redes. Bueno, si vamos a vivir solamente cuando las redes divulgan las cosas, entonces no tenemos una labor de inteligencia policiaca, no tenemos un policía de barrio, no tenemos una zona dibujada por cuadrantes como inventó Manuel Mondragón.

“Pero frente a todo esto, la policía responde con una cosa que yo no sé para qué sirve. Siempre que yo he hablado con jefes policíacos, me dicen: «Le voy a mostrar las estadísticas». Y yo le digo:

–«Perdone usted, señor secretario, pero a mí nunca me han asaltado con una estadística, siempre me han asaltado con una pistola». ¿Vamos a andar todos armados?

“JC: ¿De estadísticas? No, de pistolas.

“RC: No, de pistolas, muy bien.

“JC: No, pues ya viste que dijo el secretario de Desarrollo Social: «Pártanles la madre a los malos».

“RC: OK. Si vamos a vivir «partiéndole la madre» a los demás, está bien.

“JC: Ley de la selva ¿no?

RC: ¿Pero quién va a ganar en esa selva? ¿Quién? Porque a final de cuentas yo tengo licencia de portación de armas, y a veces ando armado, muy a veces, pero a veces ando armado.

“Bueno, pero a mí me tiembla la manita para matar a un individuo, al asesino no le tiembla. Entonces, no puedes decirle a la gente, como el señor Miranda: «Pártanles la madre». Muy bien, pues si vamos a vivir así, ¿entonces para qué están ustedes? ¿Para que todos contra todos…?

“Esa no es una forma de convivencia, y esa no es una forma de solución, y esa no es la mejor forma de que opere la policía en el único estado de la Republica donde jamás se discutió el Mando Único, y que tiene la mayor fuerza policía del país. No podemos vivir lamentándonos como si todos fuéramos Gregorio Samsa, que un día despertamos y habían llegado las cucarachas.

“JC: Te recuerdo que fue muerto un profesor, un cineasta.

“RC: León.

“JC: León Serment.

“RC: A cincos cuadra de mi casa.

“JC: El 27 de agosto lo asaltan para quitarle lo que llevaba; iba con su hijo, se opone al asalto, le meten balazos.

“RC: No, cinco puñaladas.

“JC: Cinco puñaladas, perdón, y lo matan.

“RC: Una cosa horrible.

“JC: La esposa comienza a hacer toda una labor de protesta, de reclamo de justicia, etcétera, sufriendo en carne viva, y sufrió tanto que no pudo soportar el dolor y se quitó la vida.

“RC: Así es

“JC: Sí eso no es drama de la vida real. No sé de que está hablando el señor Mancera, con todo respeto, cuando nos habla del «efecto cucaracha».

“RC: Bueno, pregúntale la dimensión del drama al hijo de esta pareja, de esta pareja ya desaparecida, pregúntale a este muchacho

“JC: Quedó huérfano de padre en el momento de la violencia, y después huérfano de madre porque su madre se quita la vida.

“RC: Por que la señora o quiso convivir con la desgracia, no pudo, no resistió el dolor. Después de haber agotado todos los laberintos y todos los escalones, y todas las mazmorras de la Procuraduría y todo lo que hayas querido, denuncias, actas, quejas, seguir el camino de la legalidad, y mira que no encuentra más puerta que la puerta del vacío.

“JC: Es que la única salida es acostumbrarte a vivir con el temor permanente o estás dispuesto a morir en el intento.

“RC: O pues exigir que la autoridad cumpla las funciones para las cuales está ahí puesta, y la policía de esta ciudad tiene la obligación de proteger a los ciudadanos, para eso es, solamente para eso es; no es para que desfilen, no es para que estrenen patrullas, no es para que pongan cámaras y te multen porque pisaste la rayita; no están para eso, están para garantizar tu seguridad y la seguridad de todos nosotros.

“JC: Muchas gracias, Rafael Cardona.

“RC: Gracias. Buenas noches.

“JC: Buenas noches. Rafael Cardona y su «Cristalazo». Le pusimos a la columna así, porque él llegó aquí con su columna que se llamaba «El zoológico de cristal». Oye ¿y cuál zoológico de cristal? Para ver cuáles animales… No, no, este es el «Cristalazo», es el golpe que nos dan todos los días al ánimo, que nos llena de vergüenza, que nos llena de temor, que nos llena de miedo por la ciudad en la que estamos viviendo.

“Y de esto comenzamos a platicar hace 15 años, cuando estaba ya Rafael incorporado con este equipo de noticias y seguimos hablando de lo mismo. ¿Quieren que se lo cuente otra vez? Pues espérese a mañana, no se la pierda.

cardona-cristalazo cardona-otro