Debates electorales presidenciales bajo la mirada deliberativa. Caso México, 2012 y 2018


Aprobado el anteproyecto de los tres debates por la Presidencia
  • Durante el 2018 los moderadores tuvieron un papel protagónico el cual fue un aspecto sin precedentes
  • En el segundo y tercer debates de 2018 fueron inéditos porque los ciudadanos, algunos presentes, preguntaron
  • En una campaña electoral, los candidatos construyen su imagen y presentan sus plataformas políticas

Iván Islas Flores*/Revista Mexicana de Opinión Pública

La foto antes del inicio

Los procesos electorales y sus prácticas asociadas de comunicación política representan elementos esenciales en regímenes democráticos. Propongo enriquecer la comprensión de campañas electorales a partir de la perspectiva deliberativa. La ventaja clave de una alta calidad deliberativa en campañas consiste en la posibilidad de contribuir al incremento de la racionalidad del voto, factor crucial en democracias incipientes. Este artículo expone el análisis y la evaluación del comportamiento discursivo y deliberativo de candidatos a la presidencia en seis debates en las elecciones federales mexicanas de 2012 y 2018. Para evaluar la calidad deliberativa en los debates, empleé elementos del Discourse Quality Index2 (DQI). Los resultados en la elección de 2012 muestran que, en contraste con los primeros dos debates efectuados bajo formatos tradicionales, el diseño del tercero (#YoSoy132) “forzó” a los candidatos a justificar sus posturas y relacionarse dialógicamente. Por su parte, en la elección de 2018, cuyos moderadores, auditorio y candidatos interactuaron de forma directa, se incrementó la calidad deliberativa en ciertos aspectos, aunque no necesariamente en el nivel argumentativo.

DIMENSIÓN DELIBERATIVA DE

LOS DEBATES PRESIDENCIALES

El presente artículo expone el resultado de un análisis de debates electorales presidenciales bajo una mirada deliberativa. Los parámetros normativos para dicha observación fueron la calidad de los razonamientos y los aspectos dialógicos vertidos en las interacciones discursivas de los participantes. La premisa general subyacente estriba en que los procesos electorales y sus prácticas asociadas de comunicación política representan elementos relevantes dentro de regímenes democráticos. Habermas3 se ha referido a la vitalidad discursiva que debería prevalecer en democracias como indicio de su calidad. Por mi parte y bajo el reconocimiento de lo que significa la complejidad del comportamiento electoral, sostengo que si el intercambio discursivo observado es mayormente deliberativo (con rasgos dialógicos y argumentativos), se contribuirá a la calidad de las decisiones de los posibles electores, factor especialmente crucial en democracias incipientes. La literatura acerca de los debates indica que estos son prácticos e importantes para la decisión electoral de los ciudadanos,4 especialmente desde el contexto de Estados Unidos,5 aunque también hay cierto consenso en que no son deliberativos, pues proporcionan información, pero siguen una lógica del marketing político con ausencia de virtudes deliberativas. Gutmann y Thompson defienden esta postura a partir de un punto de vista normativo y restringen la acción deliberativa a la gobernanza sin incluir a las campañas electorales.

Propuestas de moderadores para este 2024

Por su parte, Gastil ha propuesto explícitamente la posibilidad de vincular el tema de la deliberación y la comunicación política (por lo tanto, también en relación con las campañas). Su planteamiento establece y estudia dicho vínculo de forma extensa. Para Gastil, en las sociedades democráticas hay una necesidad de coordinación entre los ciudadanos, que requiere la construcción de una “infraestructura” que les permita incluir diversas voces. El autor alude a distintos espacios donde puede hallarse un proceso deliberativo y sostiene que uno de los desafíos más importantes ante el binomio deliberación-comunicación política consiste en ubicar los niveles de análisis, ya que la deliberación sucede en distintos lugares, desde en “las esquinas de las calles hasta en las legislaturas”. Justamente, la propuesta que me condujo al análisis que presento busca que los debates electorales se observen bajo la dimensión deliberativa, para lo cual se establece que, al modificar sus formatos, se incentivan los rasgos propios de dicha dimensión. Esto sucedió precisamente en las elecciones federales mexicanas de 2012 y 2018. Por lo tanto, sostengo que una perspectiva deliberativa acerca de los debates no resulta errónea. En particular, contrastar los debates realizados con diferentes formatos nos mostrará cómo distintos incentivos incorporados dan cauce -o no- a mejoras respecto a su carácter deliberativo.

El estudio de la deliberación en México

Como tema de estudio, la deliberación en México ha aparecido a la par de los avances democráticos. Al respecto, varios autores han abordado dicho fenómeno. Monsiváis ahonda en el caso mexicano a partir de la pregunta de si la deliberación contribuye al control democrático, y sus conclusiones lo han llevado a afirmar que, en general, en México las capacidades deliberativas de las instituciones son débiles, y aún hay muchos desafíos. Mi planteamiento atiende un aspecto de este tipo de déficit en campañas electorales. Por su parte, como afirma Vásquez, en México los partidos y los medios han sido, en los recientes años, responsables de la posibilidad de robustecer el diálogo e incrementar la calidad de la agenda temática en procesos políticos como los electorales. En efecto, yo sostengo que los procesos de comunicación en las elecciones son medulares para acrecentar las virtudes deliberativas de las democracias jóvenes.

Por otra parte, debido a que los debates presidenciales fueron parte de la historia de la democratización de México, sobre todo en el terreno de la comunicación política en las elecciones, diversos autores como Domínguez, Cacho y Espinosa, Murayama, Chihu y Otálora han abordado el tema desde distintos ángulos. Sin embargo, si bien en sus planteamientos aluden a los formatos, aspecto aproximado a mi enfoque, dicha referencia se mantiene en segundo plano sobre otras perspectivas como la del derecho electoral, la del comportamiento político o la de los marcos discursivos. En este sentido, tomo distancia de éstos y propongo mirar los debates como espacios donde pueden insertarse innovaciones democráticas al incentivar sus virtudes deliberativas.

Elementos contextuales e históricos de los debates en México

Los debates electorales aparecieron en México en paralelo a las primeras “alternancias” del poder después de más de 70 años de que un mismo partido ocupara los gobiernos locales y la presidencia. Inaugurados en 1994, fueron cobrando relevancia en la medida en que lo hicieron las discusiones políticas públicas en contiendas.

Como resultado del avance democrático, la participación ciudadana, así como de una crisis poselectoral en la elección de 2006, la reforma constitucional 2007-2008 estipuló la obligatoriedad de los debates en las campañas. esto se ha mantenido hasta la última enmienda en 2017.

Durante 14 años (1994-2012), hubo consenso para emplear formatos rígidos. En 2012, la idea de organizar uno alternativo -en el tercer debate- emergió de la sociedad civil, por el movimiento autodenominado #YoSoy132, con el cual se buscó una discusión más dialógica.

En 2018, y con el antecedente del tercer debate de 2012, los formatos se propusieron incentivar la interacción y el diálogo, así como promover la discusión sobre temas de interés y programas de candidatos. El segundo y tercer debates de 2018 fueron inéditos: los ciudadanos (algunos presentes) formularon preguntas a los contendientes. Adicionalmente, los moderadores tuvieron un papel protagónico, aspecto sin precedentes.

Frames de la comunicación. Los debates presidenciales en México 2018

Aquiles Chihu Amparán* 

RESUMEN

La foto antes del inicio

El objetivo de este artículo es analizar los debates presidenciales en México 2018. A través de los mensajes de campaña: debates, discursos, spots políticos, los candidatos no solo presentan sus propuestas de gobierno, sino que además construyen sus identidades. Se propone el modelo de los frames de la comunicación para el análisis de este proceso de construcción de identidades. Se concluye que las estrategias de comunicación de campaña se encuentran determinadas por el lugar que ocupan los candidatos en las encuestas de preferencia electoral. En las campañas presidenciales en México, existen tres candidatos: punteros, retadores y rezagados. Mientras que los punteros mantienen una estrategia de no confrontación, los retadores y rezagados sostienen una campaña negativa de ataque en contra del puntero.

INTRODUCCIÓN

El objetivo de este artículo es describir y analizar los debates en la elección presidencial del 2018 en México. Con esta finalidad, se aplica el modelo de los frames de la comunicación. Los frames o marcos existen y se encuentran en las situaciones de la vida cotidiana, en los textos, en las mentes de las audiencias, en el discurso de actores políticos y sociales: políticos, periodistas y movimientos sociales. La presente investigación responde dos interrogantes: ¿cómo construyen su identidad los candidatos?, ¿qué tendencias hemos encontrado en las estrategias comunicativas de los candidatos?

En una campaña electoral, los candidatos construyen su imagen y presentan sus plataformas políticas. En su discurso, el candidato debe presentarse como la personificación de los valores que son importantes para el electorado. Una campaña presidencial es un proceso de construcción de la imagen del candidato y de su agenda de gobierno en caso de resultar electo. En consecuencia, una campaña se orienta a que los electores conozcan al candidato, su currículum y plataforma política, para persuadir a la audiencia a votar por él. De manera que, si una campaña es un proceso de construcción de la imagen de los candidatos y presentación de su plataforma política, ¿por qué algunos abandonan esta estrategia y eligen atacar a otros? Se concluye que las estrategias discursivas de los candidatos en las elecciones presidenciales en México están determinadas por la posición que ocupan los candidatos en las encuestas de preferencia electoral.

Datos del Primer Debate por la Presidencia 2024

La comunicación de campaña presidencial abarca una serie de textos y mensajes, como los discursos en mítines y concentraciones multitudinarias, debates, spots políticos televisados, entrevistas en medios de comunicación, carteles. En particular, los debates entre los candidatos presentan características específicas en el conjunto de la comunicación de campaña. Primero, permiten a los candidatos presentarse, defenderse y atacar. Segundo, tienen mayor audiencia nacional que cualquier otro evento de campaña. Tercero, por su duración de varias horas, tienen un gran peso cuantitativo y cualitativo. Cuarto, constituyen el único evento de campaña en el que los candidatos se enfrentan cara a cara y confrontan sus plataformas políticas directamente. Quinto, permiten observar la espontaneidad de los candidatos ante las preguntas, en este sentido, ofrecen información sobre el estilo político de cada uno de los candidatos. Por último, presentan un resumen de los principales asuntos discutidos durante la campaña.

El argumento se desarrolla de la siguiente manera: en la primera parte, se aborda la literatura sobre los debates, el análisis de los marcos, la metodología, el marco de la identidad y las estrategias de campaña. En la segunda parte, se analiza el discurso de presentación, ataque y defensa de los candidatos en los tres debates presidenciales.

LITERATURA SOBRE LOS DEBATES

En américa latina y en España, el estudio de los debates presidenciales es reciente y podemos localizarlo en el trabajo de un grupo reducido de investigadores: Además de estos libros, otros resultados importantes en el análisis de este mensaje de campaña, se encuentran publicados en revistas académicas. Los especialistas que han estudiado los debates presidenciales en México han abordado el tema desde perspectivas como la cobertura que realizan los medios de los debates, la opinión de los ciudadanos sobre los debates, y la mayoría, con pocas excepciones, aplican el método cuantitativo de Benoit. El modelo de análisis de este autor abarca el conjunto de los mensajes de campaña electoral. Su teoría funcional del discurso de la campaña política se funda en la premisa de que los mensajes de campaña se orientan a persuadir a los electores cumpliendo tres funciones básicas: aclamar (situar al candidato desde un punto de vista favorable), atacar (ubicar al candidato opositor desde un punto de vista desfavorable), y defenderse (responder a los ataques de los opositores intentando reparar la propia reputación). Cada una de estas funciones está orientada a la construcción del discurso público sobre dos aspectos: un tema político y la imagen de los candidatos. Mientras que los temas políticos pueden tratar sobre el pasado, los planes futuros o el proyecto general de los candidatos, la imagen o carácter radican en las cualidades personales, el liderazgo e ideales de los candidatos. Este modelo ha sido aplicado en diversos mensajes de los candidatos en campaña, tales como los spots televisados y los debates presidenciales.

Juntos Haremos Historia

No obstante, al constituir el paradigma dominante en los estudios de comunicación política, el modelo presenta dos debilidades. Primero, han pasado por alto el análisis de los actores protagonistas en los debates: los candidatos; y se han olvidado del estudio de la imagen y el discurso de este actor. Segundo, incluso cuando llegan a abordar estos temas, incurren en un reduccionismo que se manifiesta de dos maneras: la reducción de los datos e interpretaciones a números (dejando de lado el significado sociológico, político y la ideología), y la reducción de los datos e interpretaciones a palabras (olvidando las emociones, las imágenes visuales y sonoras). El modelo de análisis que presento constituye una perspectiva cualitativa, en el mismo sentido que distinguen entre metodología cuantitativa (que asigna números a las observaciones e interpreta los datos contando y midiendo los objetos sociales) y metodología cualitativa (que informa de sus observaciones en un lenguaje natural, describe la realidad política y social de manera muy parecida a como lo hace un periódico, a la vez que en pocas ocasiones realiza cuentas y asigna números a esas observaciones). Los resultados, producto de la investigación, se presentan a manera de una narrativa -en palabras de una descripción densa.

El análisis de los marcos

En la comunicación, el concepto de frame fue acuñado por el antropólogo, para demostrar que toda forma de comunicación, verbal o no verbal, no puede ser entendida sin un marco de referencia en relación con un mensaje meta comunicativo. Para este autor, los frames cumplen cuatro funciones. Primero, los frames psicológicos son excluyentes, al incluir ciertos mensajes en un frame, otros mensajes son excluidos. Segundo, los framespsicológicos son incluyentes, al excluir ciertos mensajes en un frame, otros mensajes son incluidos. Tercero, los frames psicológicos están relacionados con premisas. Cuarto, un frame psicológico es meta comunicativo, todo mensaje que explícita o implícitamente define un marco, de manera inmediata da instrucciones al observador acerca de los mensajes incluidos en el marco. En Frame analysis (1974), Goffman retoma de Bateson el concepto y define los frames o marcos como principios de la organización de la experiencia, herramientas conceptuales que sirven para analizar franjas (strips) de actividad de la vida cotidiana. En este sentido, los frames no solo actúan como esquemas de interpretación cognitivos y afectivos, sino que también guían la acción. Para Goffman, los marcos indican la actividad que se desarrollará en un momento particular, así como el conjunto de reglas y expectativas relevantes para esa situación.

Ensayos y preparativos de un debate

En la política, un frame o marco consiste en los valores, normas sociales y creencias internalizados, como resultado de las experiencias en la vida política. La identificación partidista y la orientación ideológica son los marcos que influyen en la percepción que la audiencia tiene de un candidato. La percepción que el electorado tiene de los candidatos es resultado de la socialización política, de la información que el público recibe de los medios de comunicación, como también de las propias estructuras mentales o marcos de los ciudadanos. Los ciudadanos juzgan a los políticos, principalmente a partir de dos marcos. Primero, el currículum, la carrera política, el desempeño político, la experiencia, los cargos políticos. Segundo, el estilo político del candidato, que se refiere tanto a las cualidades dramáticas del candidato, como a sus cualidades humanas: honestidad, integridad, simpatía, sinceridad.

En este artículo, me ocupo de los marcos objetivados como palabras, frases e imágenes que los actores políticos y sociales utilizan en sus discursos y apariciones, con la finalidad de construir sus identidades y las de sus oponentes, para definir los problemas sociales y políticos, a la vez que proponer alternativas de solución. En la política, los marcos forman parte del discurso (imágenes visuales, verbales y sonoras) que utilizan los políticos para debatir en la esfera pública sobre tres diferentes clases de objetos: acontecimientos políticos, asuntos políticos, y, actores (que pueden ser líderes individuales, grupos o países). En los medios de comunicación, los marcos forman parte de un proceso de reportaje de noticias sobre tres diferentes clases de objetos: acontecimientos políticos, asuntos políticos, y, actores (que pueden ser líderes individuales, grupos o países). En los movimientos sociales, los marcos forman parte de la protesta y los repertorios de acción colectiva que utilizan los movimientos para lograr la solución a sus demandas. Los marcos de los ciudadanos son estructuras cognitivas que le permiten a la audiencia darle un significado a los acontecimientos, a los asuntos políticos y a los actores políticos.

Frente Amplio por México

En los marcos del discurso de los políticos encontramos un discurso estratégico y otro de asuntos políticos. Ambos serán utilizados por los candidatos en la campaña. El discurso estratégico mostrará un carácter de antagonismo, es decir, tenderá al ataque hacia los adversarios, más que a promover las posturas políticas propias respecto a los problemas o asuntos públicos. Por su parte, el discurso de asuntos políticos se compone de argumentos que revelan el punto de vista del candidato en relación con estos asuntos. El discurso estratégico muestra poca evidencia para sustentar argumentos, los cuales serán expresados más bien como afirmaciones. Por otra parte, el discurso de asuntos políticos presenta evidencias para sustentar los argumentos. En este sentido, al debatir, los candidatos persiguen dos tipos de metas: temáticas y de imagen. Por lo que se refiere a las metas temáticas, en la campaña, y, especialmente en los debates, los candidatos buscan ganar el favor de ciertos públicos o audiencias blanco. Estas audiencias son cruciales para el éxito de la campaña. En consecuencia, los candidatos hacen suyos los asuntos públicos que suponen son más importantes para esta audiencia. La primera meta temática de los candidatos en un debate, consiste en hacer aparecer como propios los asuntos políticos que más interesan a sus audiencias. Otra forma de ganar apoyo electoral consiste en definir un tema político amplio con el cual se puedan identificar la mayoría de los electores. En cuanto a las metas de imagen, los candidatos buscan cuatro: crear imágenes positivas de sí mismos; crear imágenes negativas de su contrincante; mejorar las imágenes existentes de sí mismo, y, modificar negativamente las imágenes existentes de su contrincante.

METODOLOGÍA

En este artículo, se propone el modelo de los frames de la comunicación y se aplica al análisis de los debates de los candidatos en las elecciones presidenciales en México, en el 2018. Esta perspectiva significa un retorno a los clásicos de las distintas disciplinas que han dado origen al análisis de los marcos (frame analysis). El modelo destaca la centralidad del concepto frame como piedra angular para el estudio de los procesos comunicativos. El modelo ya ha sido ilustrado a través del examen de una variedad de actores (movimientos sociales, candidatos, periodistas) y mensajes (protesta, debates presidenciales, spots políticos, noticia). Desde la perspectiva del análisis de los marcos, enmarcar (to frame) significa seleccionar determinados aspectos de la realidad percibida en un texto para, con este propósito, promover una definición del actor protagonista, del actor antagonista, del problema político, y recomendar alternativas para la solución del problema. El corpus de análisis estuvo formado por los textos de los tres debates en la elección presidencial de México 2018.

El modelo de los frames de la comunicación puede ser considerado como una variedad del análisis de contenido, pero con sus propias peculiaridades: 1) las unidades de análisis: mientras el análisis de contenido tiende a enfocarse en palabras simples, el modelo de los frames de la comunicación considera como unidades de análisis tanto las palabras como los textos. Como consecuencia de esta elección de la unidad de análisis, el análisis de contenido privilegia las técnicas cuantitativas, mientras que el modelo de los frames de la comunicación posee una orientación más cualitativa. Asimismo, el análisis de contenido clasifica sus unidades de análisis según su contenido manifiesto, mientras que el modelo de los frames de la comunicación toma en cuenta el contenido sintético del texto y a partir de él trata de reconstruir el marco subyacente que da su organización al texto. En el terreno de la comunicación, los frames ayudan a la interpretación y definición de los problemas y la identidad de los actores en los diferentes escenarios. Los pasos metodológicos a seguir son cuatro: primero se ubica el escenario (campañas presidenciales); segundo, se identifican los actores involucrados (candidatos); tercero, se localizan los mensajes comunicativos de los actores relevantes (debates), y, cuarto, a partir de los mensajes, se identifican e interpretan los frames (marcos de la identidad).

Escenarios. El intercambio de discursos de los actores sociales y políticos ocurre en los escenarios. Estos son el espacio escénico donde los actores realizan su actuación. Los escenarios definen los actores, la actuación y evocan cierto tipo de sentimientos y emociones en la audiencia. Ejemplos de los escenarios en las campañas electorales son los mítines, los debates, entrevistas en televisión, spots políticos en televisión. Ejemplos de los escenarios de los medios son las noticias nacionales e internacionales. Ejemplos de los escenarios de la protesta son las manifestaciones, mítines, los bloqueos de calles y carreteras, las fábricas en huelga. El modelo de los frames de la comunicación se aplica en diferentes escenarios de la comunicación: campañas electorales, medios de comunicación y protestas.

Actores. En el espacio público de la comunicación política, los actores son los políticos, periodistas y movimientos sociales. Para cada uno de ellos existe un marco de identidad. El marco del actor protagonista es el actor capaz de resolver el problema o la injusticia. Los individuos y colectividades definidos como protagonistas son aquellos que simpatizan con los valores, creencias, metas y prácticas del movimiento. El marco del actor antagonista es la persona o colectividades opuestas a los valores, creencias, metas del protagonista.

Mensajes. Los mensajes y textos de la comunicación política incluyen tanto las declaraciones verbales y escritas, como los significados visuales y símbolos, es decir, todos aquellos elementos de comunicación que constituyen una imagen o una identidad política. La concepción tradicional de mensaje y texto de comunicación política incluye la retórica verbal y escrita, pero no actos de comunicación simbólica, como el lenguaje corporal, actos políticos, protestas y boicots. El concepto de mensaje del modelo de los frames de la comunicación abarca el conjunto de imágenes, signos, símbolos e íconos de una comunicación. En un sentido estricto, los mensajes son textos comunicativos, que aportan información de un político, partido o movimiento (discursos, entrevistas, comentarios de radio y televisión, libros, artículos, folletos, documentos). Un texto generalmente se encuentra impreso, si escuchamos a un orador, nos encontramos ante la expresión de un texto oral, pero también existen textos visuales como los spots políticos, fotografías, pinturas, películas, programas de televisión.

EL MARCO DE LA IDENTIDAD

La identidad es una construcción simbólica basada en un proceso de identificación-diferenciación que se hace en relación con un marco de referencia: territorio, clase, etnia, cultura, sexo, edad. En la opinión de la identidad tiene tres dimensiones: primero, una dimensión locativa, es decir, a través de la identidad el individuo se coloca en el interior de un campo (simbólico). El individuo define la situación en la cual se encuentra, y traza las fronteras que delimitan el territorio del self. Segundo, una dimensión selectiva, en el sentido de que el individuo, una vez que ha definido las fronteras y los contenidos de la situación está en condiciones de ordenar las propias preferencias, y de elegir algunas alternativas y descartar otras. Tercero, una dimensión integradora, en el sentido de que, a través de ella, el individuo dispone de un marco interpretativo que vincula la experiencia pasada, presente y futura en la unidad de una biografía.

Por su parte, concibe la identidad como habitus o representaciones sociales y le atribuye una doble dimensión: de identificación y de afirmación de la diferencia. A la vez, elabora una tipología de las configuraciones de la identidad: identidades segregadas, identidades hetero-dirigidas, identidades etiquetadas e identidades desviantes. Giménez ha destacado el rasgo de la identidad como un valor central en torno al cual cada persona organiza su relación con el mundo y con los demás sujetos (en este sentido, el Yo es necesariamente egocéntrico).

Para entender las estrategias empleadas por los políticos en su discurso público resulta sugerente el texto La presentación de la persona en la vida cotidiana (1959). En ese libro, considera que los escenarios de la vida son marcos que permiten comprender qué sucede en las situaciones. En este sentido, los actores emplean técnicas dramatúrgicas para dar a los otros una impresión de sí mismos favorable. El sociólogo canadiense emplea el concepto de marcos de apariencias (frameworks of appearances) para referirse al manejo de las impresiones que los seres humanos utilizan para presentar a la audiencia una definición de la situación.2 Goffman considera a esta actuación un performance, una actividad que sucede durante la presencia de un individuo frente a un grupo de observadores y sobre los cuales trata de influir. La presentación de las personas, cuando se muestran en público, es el resultado de un proceso denominado manejo de impresiones (impressions management), mediante el cual el actor protagonista se presenta de tal manera que logre una imagen positiva de sí mismo ante la audiencia.

Estrategias de campaña

En Estados Unidos, un país en donde la campaña presidencial se exhibe como una contienda entre dos partidos políticos, se denominan titulares (incumbents) a los candidatos a la presidencia que en ese momento ocupan el puesto de presidente; por el contrario, se denominan retadores (challengers) a los candidatos que no son presidentes en ese momento. En la historia de las campañas de ese país, los candidatos retadores han mantenido una estrategia de ataque en contra de los candidatos titulares. Estos, por el contrario, han empleado la estrategia del jardín de rosas (rose garden strategy) que consiste en mantener el silencio político del candidato y evitar las confrontaciones. El concepto estrategia del jardín de rosas se refiere a la táctica de reelección de los presidentes de Estados Unidos que utilizan el simbolismo presidencial de la casa blanca para obtener ventaja en la campaña electoral frente a los candidatos no presidentes. El término se refiere al jardín de rosas construido desde 1913 en la casa blanca. Esta estrategia consiste en tratar de crear la imagen de que el candidato se encuentra más allá de las trincheras políticas. El estilo del candidato titular proyecta la imagen de que el candidato es un hombre de Estado más que un político, ya que los políticos pueden tener adversarios pero los hombres de Estado no. De tal manera, el candidato titular proyecta la imagen de encontrarse alejado de la batalla política del momento, que mantiene el silencio político situándose al margen de cualquier confrontación, sin contestar los ataques o polemizar sobre cualquier asunto.

¿Qué sucede en los países con otro sistema político en donde en las campañas se presentan tres o más candidatos? intentan responder esta interrogante. Estos autores establecen una tipología de las estrategias de campaña de los candidatos presidenciales, determinada por las posiciones que ocupan los candidatos en las preferencias electorales. Skarpedas y Grofman llegan a la conclusión de que existen tres estrategias de campaña: 1) en una campaña electoral entre dos candidatos, siempre habrá una campaña mixta positiva y negativa; no obstante, siempre se esperará que el candidato que lleva la delantera en las encuestas encaminará sus esfuerzos en desarrollar más una campaña positiva y menos una campaña negativa; 2) en una campaña con tres candidatos, con uno de ellos llevando la delantera como puntero durante largo tiempo y por gran margen, ese candidato solo realizará una campaña positiva; 3) en una campaña con tres candidatos, ninguno de ellos llevará a cabo una campaña negativa en contra del más débil de sus dos oponentes, si se desarrolla una campaña de ataque esta se dirigirá en contra del candidato puntero.

Los candidatos punteros son aquellos que se encuentran en el primer lugar de las encuestas. Los candidatos retadores se ubican en el segundo lugar. Los candidatos rezagados ocupan un tercero o cuarto lugar. En general, los candidatos punteros y los retadores pertenecen a los partidos mayoritarios, mientras que los candidatos rezagados a los partidos minoritarios. Se plantea que las estrategias de campaña de los candidatos se encuentran determinadas por el lugar que ocupan en las encuestas de preferencia electoral. En las campañas presidenciales en México, existen tres candidatos: punteros, retadores y rezagados. Los punteros mantienen una estrategia de no confrontación, mientras que los retadores y rezagados sostienen una campaña negativa de ataque en contra del puntero.

El contexto político

La precampaña por la presidencia de México para el sexenio 2018-2024 inició el 14 de diciembre de 2017. Los candidatos registrados ante el Instituto Nacional Electoral fueron: Andrés Manuel López Obrador por la coalición Juntos Haremos Historia, integrada por el Partido del Trabajo (PT), el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido Encuentro Social (PES). Ricardo Anaya representando la coalición Por México al Frente, constituida por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Democrático (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC). José Antonio Meade por la coalición Todos por México conformada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista (PVEM) y Nueva Alianza. Por último, los candidatos independientes: Margarita Zavala y Jaime Rodríguez.

Los equipos de campaña reflejaron las fortalezas y debilidades de los principales candidatos. Como señalan, la campaña de López Obrador estuvo más centralizada y organizada que las de Anaya y Meade. El equipo de López Obrador tuvo el apoyo de grupos de trabajo y coordinadores regionales, estatales y municipales. Los trabajos se coordinaron en torno a tres círculos. En el primero, Tatiana Clouthier, coordinadora de campaña; Alfonso Romo, coordinador general del Proyecto de Nación 2018-2024; Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, y César Yáñez, vocero y consejero en temas de comunicación. En el segundo, los operadores políticos, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Julio Scherer, Rabindranath Salazar y Bertha Luján. En el tercero, los consejos de asesores electorales y consultivo de empresarios, con Jaime Cárdenas, Horacio Duarte, Gabriela Cuevas, Germán Martínez, José María Martínez, Alfonso Romo, Marcos Fastlicht y Miguel Torruco. En el equipo de Anaya estuvieron dos exfuncionarios del gobierno panista de Vicente Fox, el ex secretario de gobierno Santiago Creel, en la coordinación política, y el ex secretario de relaciones exteriores Jorge Castañeda, como coordinador estratégico. En lo que corresponde a Meade, diversos actores políticos actuaron como operadores, gobernadores, candidatos a otros cargos, coordinadores regionales, líderes de gremios, comités estatales, se encargaron de organizar los actos de campaña. El equipo estuvo integrado por antiguos miembros del PRI, funcionarios del gobierno de Peña Nieto y ex colaboradores que lo acompañaron durante su gestión al frente de distintas secretarías de Estado.

Desde antes que iniciaran las precampañas de diciembre de 2017, las encuestas de preferencia electoral ubicaban en primer lugar a López Obrador (de la coalición Juntos Haremos Historia de los partidos Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social). Le seguían en segundo y tercer lugar, Ricardo Anaya (de la coalición Por México al Frente, del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano) y José Antonio Meade (de la coalición Todos por México, del PRI, PVM y el Panal), en los últimos lugares se encontraban los candidatos independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez ‘El bronco’.

*Profesor del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, y del posgrado en ciencias políticas y sociales, UNAM.

*Doctor en ciencias políticas y sociales por el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, México. Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México. Correo electrónico: chaa@xanum.uam.mx