Contaminación genera en el mundo más de 12 millones de muertes al año
Valle de México verdadera olla express a la que no se ha atendido debidamente.
La SCJN contribuyo con su parte al aprobar la circulación de más vehículos.
Ari Salgueiro
Los habitantes de la Ciudad de México estamos en riesgo de muerte y no parece importarnos… por lo menos no como debiera.
Desde hace varios días respiramos, nosotros y nuestros hijos, polución sin precedentes.
Los niveles de contaminación superaron, con mucho, las cifras anteriores más elevadas y nos llevaron a detener nuestros ritmos de trabajo, ejercicio y de cualquier actividad que implicara un esfuerzo físico.
El asunto se complica, sobre todo si consideramos que, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, más de 12 millones de muertes al año se producen alrededor del mundo, a causa de la contaminación que sufre el aire que respiramos, la tierra de la que nos alimentamos y el agua que bebemos, además, nos advierte que, durante el periodo 2030-2050, el cambio climático causará 250 mil muertes adicionales cada año por dolencias asociadas a sus efectos ambientales.
Es bien sabido que la contaminación ambiental se produce cuando varios gases nocivos para la salud, tanto químicos, biológicos como físicos alteran el medio en que vivimos y que un ambiente es contaminado cuando cambian sus características y atenta contra la salud de los seres vivos y la calidad de los recursos naturales.
La aplicación de la Fase I de la Contingencia ambiental en la zona metropolitana de la Ciudad de México no es casual, sino causal.
El problema de la contaminación del aire en México se debe, sobre todo, a la falta de estándares apropiados de control de estas partículas, para evitar los posibles riesgos en la salud de los ciudadanos.
UNA OBSOLETA NORMATIVIDAD
Las normas oficiales mexicanas respecto a los límites de partículas contaminantes ambientales no sólo están desactualizadas sino que son peligrosamente obtusas, los indicadores relacionados con el cumplimiento y tendencias de las normas de calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México datan del año 2005 y son mucho más que permisivas en comparación a las recomendaciones de la OMS.
Esta terrorífica circunstancia demuestra que la salud de los mexicanos, en particular de los habitantes de la Ciudad de México tiene poca importancia para las autoridades, tanto federales como locales.
Para nadie es un secreto que el Valle de México es una verdadera bomba de tiempo en materia ambiental pues es una verdadera olla exprés que en época de calor se convierte en un cuenco cubierto por partículas contaminantes.
Ha habido miles de propuestas para solucionar este tema, desde hacer hoyos en las montañas para permitir la ventilación hasta la instalación de gigantescos ventiladores que permitan la dispersión del famosísimo smog.
SÓLO SOLUCIONES DE APARIENCIA
Pero curiosamente, los debates respecto de este tema no pasan de eso, simples debates y las soluciones que se aplican, son simple maquillaje para un problema que se está convirtiendo en gravísimo.
La semana anterior, verdaderamente fue de terror, hace mucho tiempo que no se veía un cielo así en la Ciudad de México y las autoridades, en lugar de buscar soluciones inmediatas, se enfrascaron en una lucha por ver quién era más culpable de la situación.
Es un hecho la incapacidad del Gobierno de Miguel Ángel Mancera en la elaboración e implementación de políticas medioambientales eficaces.
El mandatario capitalino, siguiendo la línea de su antecesor, ha invertido mayores recursos en el ineficiente servicio que presta la red de transporte público de la Ciudad, ampliando las rutas del Metrobus y obligando a la reducción de carriles, lo que se traduce en un incremento en el tránsito vehicular y en el aumento de gases contaminante.
Y para colmo aprueba un reglamento de tránsito estúpidamente ineficaz que lo único que hace, con la reducción de los límites de velocidad es permitir la entrada de nuevas partículas contaminantes que “ayudan” a incrementar la polución pese a la rabiosa defensa de Mancera, quien se la paso acusando a todos y asegurando que él y su administración actúan correctamente.
GRANOTE DE ARENA DE LA CORTE
Pero en la estructura federal también tienen cola que les pisen, la Suprema Corte puso de su parte al aprobar una reforma que permitió la circulación de más vehículos, lo que, evidentemente incrementa los niveles de polución.
Y seguramente seguirán las acusaciones de ambas partes y las soluciones serán, también paliativas, a ver que inventan para justificar su inoperancia cuando en los meses de mayo y junio, cuando, sin duda, se repita este fenómeno.