A la mitad del foro: Libertad de expresión


Andrés Manuel López Obrador

León García Soler

Mientras reposan los negociadores del Canadá, Donald Trump interrumpe su reunión de gabinete para dictar otro ukase: Si son favorables los términos del tratado con México, adelante; de lo contrario, no firmen nada, ya hemos perdido demasiado. Está en la naturaleza del alacrán. O estamos ante una patología híper-activa que pasa de decir solemnemente que López Obrador “es un caballero”, a exigir recursos para levantar el muro inútil que piensa confirmará su propia falacia de ser un genio al que la historia reconocerá un talento incontestable.

Para qué hablar del silencio en la que será pronto Cancillería, donde despachará pronto Marcelo Ebrard, el de los millones de dólares pagados al hoy abogado del tal Trump, a cambio del consejo feroz de “cero tolerancia”. Eso quisiéramos ver hoy los millones que votaron por su jefe y quienes quedamos pasmados ante el alud de votos que le dieron la victoria de océano a océano y de frontera a frontera. Cero tolerancia a la insolencia del lenguaraz que miente y se desmiente para volver a mentir.

Donald Trump

El TLC será de tres o no será, y no por algún capricho tuitero del de la Casa Blanca, sino por la voluntad soberana de México, que ha sido y seguirá siendo una nación soberana. O bajo el populismo de origen, o en el bimbalete inclinado a la derecha que apareció bajo el arco del triunfo.

Habría que olvidar los exabruptos de Trump. Pero tienen un alto costo para los vecinos del sur, sus aliados de Europa y las huestes de nacionalistas y racistas que desfilan ya en Washington al amparo de la libertad de expresión. Difícil crucigrama éste. El que llena tweet tras tweet a partir de las tres de la mañana acusa a la prensa americana de ser “la oposición”; el lenguaraz mentiroso repite incesantemente su paupérrimo vocabulario para decir que bajo su lema de América Primero hay más libertad de prensa que nunca antes, que los cientos de diarios que dedicaron sus espacios editoriales a repetir llama a los trabajadores de la prensa, “enemigos del pueblo” es en el mejor de los casos una insensatez que puede hacerlos blanco de crímenes de odio y rehenes de la estulticia.

El mentiroso miente. Se enreda en sus mentiras cuando acude a la memoria de alguno de los ex presidentes. Y aún bajo la sombra de Andrew Jackson ignora lo que es el populismo. Menos todavía acepta la formidable oración de Thomas Jefferson: Si tuviera que elegir entre una república sin gobierno y una sin libertad de prensa, no dudaría en quedarme con esta última. No hay redes electrónicas capaces de silenciar a la palabra escrita. Trump se ahogará en el alud de mentiras que repite o que sustituye con otras para enlodarse en lo que el llamó pantano al que había que desecar. Siempre encuentra al traidor del día, al que nada merece porque se puso de pie. De esa maraña salen los insultos a quienes sirven a su país en las instituciones de inteligencia-

Thomas Jefferson

Y ahí se teje el miedo del mentiroso que no puede ni podrá detener la maquinaria investigadora del poder judicial. De ahí el recurso bajuno de revocar la autorización de acceso a los asuntos secretos de esa nación. Es facultad del Presidente otorgarla o retirarla, como lo hizo con las de John Brennan, ex director de la CIA. Pero al hacerlo en su propio beneficio, para intervenir en la investigación a cargo del FBI y de la Comisión del Senado, exhibe el ánimo dictatorial de quien llama a esa labor, “cacería de brujas”.

Ante el conflicto inevitable de su gobierno y las dificultades que su carácter pone ante el de Andrés Manuel López Obrador, Presidente electo de nuestra República, creo importante reproducir el texto de William H. McRaven en The Washington Post:

“Estimado señor Presidente;

“El antiguo director de la CIA; John Brennan, cuya autorización de seguridad revocó usted el miércoles, es uno de los mejores servidores públicos que he conocido. Pocos americanos han hecho más para proteger este país que John. Es un hombre de integridad sin paralelo, cuya honestidad y carácter jamás han sido cuestionados, excepto por aquellos que no lo conocen.

Marcelo Ebrard

“Por lo tanto, yo consideraría un honor que usted también revocase mi autorización de seguridad para que yo pueda añadir mi nombre  a la lista de hombres y mujeres que han hablado en contra de su presidencia.

Como la mayor parte de los americanos, yo había esperado

que al convertirse en Presidente respondería a la ocasión y se convertiría en el líder que necesita esta gran nación.

“Un buen líder intenta encarnar las mejores cualidades de su organización. Un buen líder pone el ejemplo  para que otros lo sigan. Un buen líder siempre pone el bienestar de los otros por delante del suyo.

“Su liderazgo, sin embargo, ha mostrado muy poco de esas cualidades. A través de sus acciones, nos ha avergonzado a los ojos de nuestros niños, humillado en el escenario mundial y, lo peor de todo, nos ha divido como nación.

Si piensa por un instante que sus tácticas de era-McCarthy silenciarán las voces de crítica, esta tristemente equivocado. Las críticas continuaran hasta que se convierta en el líder que esperábamos fuera usted.”

(traducción de la versión del readersupportednews.org)

John Brennan

Larga digresión, pero refleja el vigor y la fuerza de la libertad de expresión, nunca mejor amparada que en la prensa, en las páginas impresas y las palabras que pesan más que arma alguna.

Nada hay que esperar de nuestras relaciones con el caótico gobierno de Trump, salvo para afirmar nuestra convicción de República libre y Soberana. El intercambio de cartas irá, espero, al más hondo cajón de archivos de la Cancillería, y aunque Alfonso Romo se entreviste en Washington con el secretario del Tesoro, hay que precisar a quienes votaron abrumadoramente por AMLO que el Pode Ejecutivo se deposita en un solo individuo. Aunque se asusten del cesarismo sexenal ido los mismos que se beneficiaron de la sumisión.

Ser Presidente es ser mandatario. Los que mandan son los mexicanos de a pie, los del común, los desesperados por la desigualdad que dieron ese mandato en forma de votos que inundaron el país. Cuidado, señor Presidente Electo. Es muy pronto para ceder al reflejo de la fama y las ofertas de una vida plácida.  Recuerde que todavía se dice que ha sido plácido el proceso electoral. Y nadie se acuerda ya de hacer el recuento de candidatos y aspirantes asesinados.