Xenofobia


Ari Salgueiro

Sin duda el nombre de Donald Trump levanta ámpula no sólo en México, sino en toda América Latina. El sujeto es ampliamente odiado desde el sur del Rio Bravo hasta la Patagonia por ser uno de los más recalcitrantes anti migración que conozcamos en Estados Unidos.

El sujeto es, además de profundamente ignorante y xenófobo, un mal sujeto con un innegable talento para los negocios, pero con una especie de tara mental para definir cuáles son sus alcances no sólo como estadunidense, sino como ser humano.

Sus declaraciones contra la sociedad mexicana son aberrantes y estúpidas, pero al mismo tiempo son preocupantes, pues demuestran que el sentimiento xenófobo en Estados Unidos crece día a día y lo peor, es alimentada generosamente por una parte importante de lo que se conoce como líderes de opinión.

Sólo hay que recordar, en uno de los hechos más recientes, las declaraciones de la columnista y escritora Ann Coulter, quien calificó a la mexicana como “una cultura obviamente deficiente”.

La mujer, obviamente, fuera de sí, aseguró que los migrantes mexicanos son más peligrosos que la organización yihadista ISIS.

“Yo tengo un pequeño consejo. Si no quieres que te matemos por ISIS, no vayas a Siria. Si no quieres que te matemos por un mexicano, no hay nada que pueda decir”.

Tampoco podemos olvidar lo dicho el año pasado por el senador republicano Mark Walker, quien aseguro que no tendría inconveniente si Estados Unidos iniciara una “pequeña guerra” con México para frenar la inmigración ilegal.

Estos son sólo algunos ejemplos de la renovada mentalidad antimexicana en Estados Unidos, en donde cada vez más se imponen los enloquecidos que atacan todo lo que huela a México. Sólo hay que recordar el caso de una mujer de origen mexicano que fue agredida verbalmente por una anglosajona, solo porque tuvo la ocurrencia de colocar en su jardín una bandera mexicana.

No faltan los bien pensantes que desbordan optimismo, tanto en México como en Estados Unidos y aseguran que esta crisis pasará y al final se impondrá la oleada migratoria, sobre todo, argumentan, porque Estados Unidos se convirtió en lo que es gracias a la migración.

salgueiro  mexicanos en EU

Sin embargo, hay cosas que aun cuando no se dicen, son claras y ciertas. La primera de ellas es que para los norteamericanos no es lo mismo la migración que llega de Europa, que la migración que les llega de América Latina.

En Estados Unidos, guardando las debidas proporciones, se está viviendo un fenómeno similar al que se vivió en Sudáfrica durante el régimen del Apartheid. El problema de los estadunidenses con México no es únicamente de carácter laboral, no es únicamente que consideren que se les están quitando oportunidades de trabajo, pues de sobra se sabe que los trabajos que hacen los mexicanos no los hacen los estadunidenses.

El problema es mucho más grave y acendrado, se trata se racismo puro. Desde fines del siglo pasado se reactivó con renovada energía la doctrina según la cual la raza y la cultura mexicana son infinitamente inferiores a la estadunidense y que el mexicano es contaminante, en todos sentidos para los estadunidenses de origen anglosajón.

No es gratis, la creciente oleada de ataques contra la comunidad migrante mexicana, no sólo de civiles, sino de la misma policía, que sólo espera la mínima oportunidad para abalanzarse contra todo lo que considere potencial inmigrante ilegal.

Es desafortunado y lamentable que no haya solución posible a esto, pues más allá de la aprobación de cualquier reforma migratoria, el problema del racismo es genético y no parece tener solución pronta, pues para cambiarlo sería necesaria una revolución social y cultural, para la cual no están dadas las condiciones en Estados Unidos.

Así que a nuestros pobres paisanos afincados en territorio estadunidense y a los que están en tránsito hacia allá, no les queda más que resistir y organizarse para enfrentar la oleada de racismo y xenofobia que seguramente seguirá creciendo en Estados Unidos, pues en nuestro país tampoco hay condiciones de mejora que hagan vislumbrar mejores condiciones que nos hagan pensar en una repatriación generalizada de nuestra gente.

salgueiro  Ann Coulter