Vivimos como pensamos


Bruce Lipton

Vilma Ivette Rivera Abarca*

Bruce Lipton explicando la energía del pensamiento

Existe una definición científica de la especie humana: nuestra base química no es distinta de la de los demás organismos sobre la Tierra. No obstante, al final, los humanos nos diferenciamos del resto de los seres vivos del planeta por nuestra capacidad de pensar y avanzar.

 

¿LOS PENSAMIENTOS DETERMINAN 

LA CALIDAD DE NUESTRA VIDA?

El Dr. Bruce Lipton, pionero de la nueva biología, la Epigenética, afirma que vivimos como pensamos y si queremos cambiar nuestra manera de vivir es necesario trabajar en la auto-observación para darnos cuenta de cómo percibimos y decodificamos la información que llega del exterior, es decir nuestro entorno es la clave para cambiar nuestra biología.

Los estudios que lo avalan, desde hace más de cuarenta años, demuestran que las células cambian en función del entorno, a esto se le llama epigenética.

¿ES EL ENTORNO QUIEN NOS DEFINE?

Hablar de una célula, es como hablar de una persona. Recibimos la información a través de los cinco sentidos, las células reciben las señales del entorno a través de los receptores que captan la información.

El ADN es controlado por señales que vienen desde fuera de la célula, incluyendo mensajes energéticos de nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los negativos.

Según el entorno y la manera del cómo respondemos a la información recibida, un gen puede crear hasta más de  30 mil diferentes variantes de respuestas; un ejemplo es que menos del 10% del cáncer es heredado, los estudios científicamente comprobados afirman que es el estilo de vida lo que determina la genética.

Las percepciones que se forman  durante los primeros seis años de vida es el momento de cuando el cerebro recibe la máxima información en un mínimo de tiempo para entender el entorno, y este hecho afectará el resto de la vida en un individuo.

LAS CREENCIAS

El sistema de creencias es adquirido en el seno de la familia, la escuela y la sociedad en la que vivimos, dicho sistema formado por los pensamientos y valores son los que determinan las actitudes, comportamientos, hábitos que observamos en nuestros padres en los primeros años, estos hechos los introyectamos quedándose grabados en nuestro cerebro y son los que controlan nuestra biología el resto de la vida.

La vida es un reflejo de la mente inconsciente, lo que nos funciona bien en la vida son esas cosas que el inconsciente permite que funcionen, lo que requiere mucho esfuerzo son esas cosas que el propio inconsciente no apoya, por ejemplo: decidimos algo conscientemente como ganar más dinero, si nuestro inconsciente contiene información de que es muy difícil ganarse la vida, no lo conseguiremos, la razón es que las creencias están inscritas en lo más profundo de nuestro inconsciente.

Pensamientos positivos generan bienestar

Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y experimentamos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, la buena noticia es que podemos cambiarlas.

El inconsciente o subconsciente es un procesador de información un millón de veces más rápido que la mente consciente y utiliza entre el 95% y el 99% del tiempo la información ya almacenada desde nuestra niñez como referente.

Sólo la determinación y el esfuerzo por cambiar las percepciones que tenemos en el inconsciente, modificará nuestra realidad, está comprobado a través de numerosos experimentos, que al reprogramar las creencias y percepciones que tenemos de lo que es la felicidad, la paz, la abundancia, podemos conquistarlas.

Deshacer los miedos infundados es un reto, pues se requiere de disciplina, auto-observación es decir darnos cuenta de dónde provienen esas respuestas  automáticas, cuestionar los propios miedos y procurar  no inculcar creencias que limitan en el inconsciente de los hijos.

Al igual que los pensamientos positivos como el efecto placebo afectan a nuestra biología, existe el efecto nocebo: si se tiene la creencia que algo te hará daño, acabará por hacerlo.

Tanto si usted cree que puede o como que no logrará realizar cambios tiene razón, así sucederá. Si decidimos vivir en la queja  por la mala salud, la injusticia,  el desamor y culpando a los demás por las adversidades de la vida, elegimos ceder nuestra voluntad para ser víctimas del “destino”.

¿Que sucedería si sustituimos pensamientos que nos ayudan a mejorar o cambiar algo que deseamos? Tal vez la salud mejoraría, según las investigaciones de la Epigenética.

Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección. Ambos no pueden operar al mismo tiempo.

La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran.

Los procesos de crecimiento requieren un intercambio libre de información con el medio, la protección requiere el cierre completo del sistema. Una respuesta de protección mantenida inhibe la producción de energía necesaria para la vida.

Para prosperar necesitamos buscar de forma activa la alegría y el amor, y llenar nuestra vida de estímulos que desencadenen procesos de crecimiento. Las hormonas del estrés coordinan la función de los órganos corporales e inhiben los procesos de crecimiento, suprimen por completo la actuación del sistema inmunológico.

El Dr. Bruce Lipton, es una autoridad reconocida internacionalmente en el estudio de la conexión entre ciencia y espíritu. Autor de varios libros “La Biología de las creencia”, “La biología de la Transformación”y “El efecto Luna de Miel”, en este libro explica la fase del enamoramiento y el por qué perdemos el amor.

El Doctor Bruce H. Lipton explica cómo reprogramar la mente para conseguir que el efecto “luna de miel” sea duradero. Nos ayuda a entender cómo podemos modificar nuestra programación inconsciente y transformar nuestros patrones más básicos para conseguir que “el efecto luna de miel” sea permanente en todas nuestras relaciones, recurriendo a la biología celular, el estudio de los gases nobles y la paternidad consciente, entre otras cosas, afirma que el amor es el factor de crecimiento más potente para los seres humanos y que además es contagioso…

Los actos cotidianos como la amabilidad, mostrar cariño, sonreir, agradecer, tienen un efecto placentero que incide en nuestro inconsciente, hace que atraigamos un estilo de vida saludable y atraer parejas más afines como un “gas noble exitado” término tomado de las ciencias químicas.

Los seres humanos tenemos una responsabilidad —un imperativo moral— no sólo de entender el efecto que tenemos en este mundo.

 

Lic. Terapeuta en Comunicación Humana.

Consultora y Comunicadora en Semiología de la Vida Cotidiana.