Un Frente frágil


Ni frente ni ciudadano, aseveran
  • Se mueven piezas del ajedrez político en la Ciudad de México.
  • Miguel Ángel Mancera prepara sucesores para la capital del país.

Ari Salgueiro

Aun cuando, de entrada, el Frente Ciudadano por México, ya tiene cuerpo, no deja de ser un remedo que carece de congruencia pues ni es Frente, ni es Ciudadano, ni mucho menos vela por los intereses del país.

En lo que se define, en los hechos, si realmente será una opción en la boleta electoral de 2018, hay un punto que llama la atención, el que se refiere a lo que parece un esfuerzo sobrehumano por parte de Alejandra Barrales para acabar con él, paradójicamente, último activo del Sol Azteca, Miguel Ángel Mancera.

En los últimos días el perredismo, en voz de sus gobernadores, decidió cerrar filas en torno al jefe de gobierno de la Ciudad de México pues en realidad no había quién le hiciera sombra por la nominación como aspirante presidencial del partido del sol azteca, pues ni Graco Ramírez, ni Silvano Aureoles, amenazaron nunca con tambalear las aspiraciones de Mancera.

El apoyo mayoritario del perredismo contrastó con el silencio abrumador por parte de la lideresa del PRD, pues en los pasillos políticos se sabe que la negoción «ciudadana» por la candidatura presidencial para el PAN tenía, desde un principio, dedicatoria especial para Ricardo Anaya, el dirigente panista y la del gobierno de la CDMX para la mismísima Alejandra Barrales.

Miguel Ángel Mancera
Miguel Ángel Mancera

Así que se les está cayendo «el teatrito» a Barrales y a Anaya y para nada les han ayudado los amagos del gobernante capitalino, quien además, para demostrar que la sucesión en la ciudad correrá a cargo de él, ya metió a dos tiradores más para la Ciudad de México, el prestigiado y reconocido secretario de Salud, Armando Ahued quien anunció sus intenciones y ya corren las convenientes versiones de que el secretario de Desarrollo Económico, Salomón Chertorivski, está en el trámite de pedir licencia para competir.

Y entre que se definen, y no sobre el método para elegir al candidato del Frente, Mancera no pierde el tiempo y en los hechos, más allá del discurso, ha dejado claro que si no lo dejan competir por la candidatura presidencial no dejará en manos del PRD la elección de quien lo suceda.

Armando Ahued
Armando Ahued

Sin embargo, no pasan de amagos los de Mancera, y a muchos los ha sorprendido la actitud tan timorata de Mancera que sale a defenderse y pedir que la elección de la candidatura sea abierta, pero hasta ahora no se ha decidido a dar el golpe en la mesa para llamar al orden a las dirigencias del PAN y Movimiento Ciudadano.

La realidad parece demostrar que el PRD necesita del PAN para vivir, pero también es un hecho, aunque pocos lo recuerden, que los azules dependen de los amarillos si es que quieren alcanzar no sólo una posibilidad real de ganar la presidencia, sino de mantener sus gubernaturas y posiciones en el Congreso de la Unión.

Quien sí lo sabe es Ricardo Anaya, quien luego de la salida de Margarita Zavala de su partido ha buscado por todos los medios ganar adeptos al interior y exterior del blanquiazul, de manera que el proceso electoral de 2018 no lo deje tan mal parado.

Salomón Chertorivski
Salomón Chertorivski

De aferrarse Anaya, Barrales y Delgado al reparto de posiciones que sólo beneficien sus intereses personales, el más lastimado, sin duda será el PRD que además de matar a su último activo disolvería todo vestigio de credibilidad, lo que no sólo tendría repercusiones en el proceso electoral por la Presidencia, sino que además, en la capital, abriría la puerta a Morena para consolidarse en la ciudad y arrasar con diputaciones, delegaciones y con la jefatura de gobierno.

En lo que se refiere a la carrera presidencial, muchos panistas ya han asegurado que si es Anaya el candidato del Frente, prefieren apoyar al candidato priista José Antonio Meade, y tampoco se puede descartar que un amplio sector de los perredistas decidan apoyar a Andrés Manuel López Obrador.

Así pues, la disputa por posiciones entre y para los dirigentes de los partidos dará todavía mucho de qué hablar, mientras que los acuerdos, que penden de un hilo, pueden acabar por resquebrajar uno de los proyectos políticos más ambiciosos, que justo por las ambiciones personales podría morir, incluso, antes de nacer o recién nacido.

Andrés Manuel López Obrador
Andrés Manuel López Obrador