Tufo del encubrimiento persigue a Donald Trump


David Brooks/J. Jaime Hernández/La Jornada

Durante ocho años los republicanos se volvieron expertos en el arte de denunciar las “operaciones encubiertas” del presidente, Barack Obama.

Como, por ejemplo, durante la investigación del Congreso para esclarecer los atentados terroristas de Bengasi en septiembre de 2012, cuando perdió la vida el embajador, Chris Stevenson.

Durante la campaña demócrata de Hillary Clinton, lo volvieron a hacer. Cuando acusaron al presidente de encubrir a su ex Secretaria de Estado por el uso de un servidor privado de internet para manejar información clasificada.

Hoy, las tornas se han cambiado. Y ahora son los demócratas quienes insinúan que el presidente Donald Trump podría estar al frente de una operación de encubrimiento y de obstrucción de la justicia para evitar que salga a la luz la colusión de su campaña presidencial con los servicios de inteligencia rusos.

En el curso de los últimos días la llamada actualidad informativa nos ha llevado a lomos de un ciempiés enloquecido. Dando tumbos por aquí y por allá. Mientras arrastra a millones en medio de una enloquecida sucesión de “breaking news” (noticias de última hora) en las que Donald Trump denuncia la supuesta operación secreta del ex presidente Barack Obama para espiarle mientras disputaba la presidencia a Hillary Clinton.

Poco después, sin embargo, el director de la FBI, James Comey y el director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Michael Rogers, han desmentido al presidente mientras confirman que existe una investigación abierta para esclarecer la posible colusión entre la campaña presidencial de Donald Trump y la inteligencia rusa.

En medio de esta intrincada historia de encuentros secretos y apurados intentos por obstaculizar una investigación de la FBI, Devin Nunez, el presidente del comité senatorial de inteligencia, que realiza una investigación paralela al de la FBI, ha tenido encuentros furtivos en la Casa Blanca para recibir información de una fuente no identificada que, según él, confirmaría  el “espionaje” de la campaña de Donald Trump.

Como se sabe el presidente Trump ha acusado a su antecesor en el cargo de haberlo espiado al más puro estilo de Richard Nixon o de Joseph McCarthy, irónicamente el senador republicano responsable de la cacería de brujas contra supuestos aliados de Rusia en la década de los 50.

Pero Núnez, quien decidió no informar a sus contrapartes demócratas en el comité, antes de salir corriendo para informar a Trump, eludió reportar que la supuesta información que le fue revelada por una fuente anónima tiene que ver con la recolección “incidental” de contactos entre la campaña de Donald Trump y posiblemente agentes extranjeros.

En la jerga de los servicios de inteligencia, la “recolección incidental” tiene que ver con el monitoreo constante de agentes extranjeros cuando éstos entran en contacto con ciudadanos de Estados Unidos.

En el caso que nos ocupa, Nunez eludió mencionar que el monitoreo de la campaña republicana no se habría producido si los servicios de inteligencia no hubieran detectado el contacto entre allegados de Trump con agentes extranjeros, muy posiblemente de Rusia.

En medio de esta tormenta de versiones interesadas, filtraciones y acusaciones de Donald Trump, la minoría demócrata en el Congreso y algunas voces desde el partido republicano, como la del senador por Arizona, John McCain, han considerado que Devin Nunez debería recusarse de la investigación en curso.

Desde su punto de vista, ha llegado el momento de crear una comisión especial que esclarezca las responsabilidades del presidente en un posible caso de colusión (es decir de traición) con los servicios de inteligencia rusos para malograr las aspiraciones presidenciales de Hillary Clinton.

Desde su punto de vista, la poca credibilidad del presidente del comité de inteligencia, Devin Nunez, quien ha preferido comportarse como un aliado incondicional de Trump, en lugar del legislador imparcial al frente de una investigación que afecta a la Casa Blanca, hace hoy más necesaria que nunca esta comisión independiente.

Como la que se creó por ejemplo en 1973 para determinar las responsabilidades políticas y judiciales del entonces presidente, Richard Nixon, en el famoso escándalo del Watergate.

Sin embargo, a diferencia del caso Watergate, en esta ocasión la mayoría republicana en el Congreso no parece muy dispuesta a respaldar la creación de un comité independiente que arroje luz sobre los presuntos contactos (es decir, la coordinación o colusión) entre miembros de la campaña Trump y los servicios de inteligencia rusos.

De seguir así las cosas, el presidente Donald Trump será capaz de frenar o abortar todo intento por investigarle con el apoyo de la mayoría republicana en el Congreso.

Bueno, eso a menos de que el director de la FBI, James Comey, o la prensa independiente, vuelvan a sorprendernos con el hallazgo de nuevas pruebas que confirmarían (o descartarían) su participación directa en una operación de encubrimiento para ocultar la operación más exitosa de los servicios de inteligencia rusos para frustrar las aspiraciones presidenciales de Hillary Clinton.

brooks , Devin Nunez

INVESTIGAN AL YERNO DE TRUMP POR SUPUESTA REUNIÓN CON BANQUERO RUSO 

El presidente Donald Trump continuó este martes con su asalto sobre el “estado regulador” al desmantelar medidas para frenar el cambio climático impulsadas por su antecesor, recortando fondos para la investigación científica y médica, y continuando con sus planes para un muro fronterizo, todo mientras su presidencia sigue bajo una investigación sin precedente en la historia estadunidense.

Nunca antes la presidencia de Estados Unidos había estado bajo sospecha y múltiples investigaciones oficiales -incluyendo del propio FBI- por posible colusión de su campaña con oficiales rusos para manipular la elección presidencial estadunidense.

La noche del lunes hubo una nueva revelación de que el yerno y asesor oficial de Trump Jared Kushner sostuvo reuniones con ejecutivos de un banco ruso, Vnesheconombank (VEB) que estaba bajo sanciones ordenadas por el gobierno de Barack Obama, reportó Reuters. Según esta versión, Kushner se entrevistó en diciembre con Sergei Gorkov, ex integrante del Servicio de Seguridad Federal de Rusia y presidente del banco ruso, nombrado a ese puesto por Vladimir Putin a inicios de 2016.

Poco antes, Kushner anunció que estaba dispuesto presentarse ante el Comité de Inteligencia del Senado como parte de su investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones estadunidenses. Esto en parte porque Kushner se había reunido con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, en la Torre Trump, junto con el ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, quien fue despedido por el presidente después de ocultar reuniones con ese mismo embajador.

A la vez, Paul Manafort, ex jefe de campaña de Trump cuyos vínculos con empresarios y políticos rusos ahora forman parte de la investigación de la mano rusa en la elección estadunidense, estaba asociado con cuentas bancarias y empresas que detonaron una investigación de lavado de dinero por un banco en Chipre, reportó esta noche NBC News. Una de estas empresas formaba parte de un negocio de 20 millones de dólares con un oligarca ruso muy cercano a Putin.

Mientras tanto, se enreda aún más todo esto cuando los investigadores son sospechosos también. El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el republicano Devin Nunes, rehúsa revelar las fuentes detrás de información que recibió según las cuales comunicaciones de Trump y sus asociados podrían haber sido interceptadas por agencias de inteligencia estadunidense que estaban espiando a objetivos extranjeros.

El comité que encabeza Nunes está a cargo de una de las investigaciones sobre la interferencia rusa en la elección presidencial, y fue en una audiencia ante este comité donde el jefe del FBI James Comey confirmó por primera vez en público que existe una investigación oficial sobre los vínculos de la campaña de Trump con el gobierno ruso.

La semana pasada, Nunes fue a informar a Trump -a quien apoyó durante la elección y hasta fue integrante de sus equipo de transición- y después sostuvo una conferencia de prensa afirmando que había visto inteligencia que indicaba el espionaje posiblemente “incidental” del círculo de Trump, todo antes de hablarlo con los otros integrantes del comité.

Ayer admitió que había estado en algún lugar de la Casa Blanca cuando revisó esa inteligencia. Como resultado, su contraparte demócrata, el representante Adam Schiff, llamó a que Nunes se recusara de la investigación sobre Trump y los rusos, algo que rehusó hacer. Sin embargo, anunció que por ahora está suspendiendo todas las próximas audiencias programadas sobre el asunto ante el comité.

A la vez, el Washington Post reveló que la Casa Blanca había buscado bloquear el testimonio de la ex procuradora general en funciones Sally Yates sobre el asunto de los vínculos de asociados de Trump con los rusos ante el comité de Nunes. Hoy, la Casa Blanca rechazó la versión como “100 por ciento falsa”.

No podría faltar un tuit de Trump en todo esto: anoche envío un par argumentando que los comités legislativos deberían investigar mejor supuestos vínculos rusos de Bill y Hillary Clinton en lugar de los suyos, subrayando que “la nota Trump Rusia es un engaño”.

Desmantelar normas, construir muros

A pesar de la magna derrota política de Trump, y del liderazgo legislativo republicano, al fracasar impulsar la anulación de la reforma de salud de Barack Obama la semana pasada, y ante el desorden de la Casa Blanca -algunos dicen que es a propósito otros que es resultado sólo de la ineptitud del ocupante- la ofensiva política prometida por Trump durante su campaña continua en varios frentes.

Hoy Trump firmó una orden ejecutiva para iniciar el desmantelamiento de normas ambientales y anular el legado de Obama para abordar el cambio climático. La orden gira instrucciones a la Agencia de Protección Ambiental de revertir el plan para obligar a plantas generadoras de energía a limitar las emisiones que contribuyen al calentamiento global, y anular reglas para controlar las emisiones de carbono y el requisito de que oficiales federales tomen en cuenta el impacto ambiental de sus decisiones. Estas iniciativas ponen en riesgo los compromisos de Estados Unidos adoptados en los acuerdos de París para enfrentar el cambio climático.

En la ceremonia, el presidente nunca empleó o hizo referencia al concepto de “cambio climático”. Enfatizó solo “empleo” y afirmó que su gobierno estaba “poniendo fin a la guerra sobre el carbón”.

También, la aprobación de fondos iniciales solicitados por Trump para construcción del muro fronterizo podría ser postergada, indicaron líderes republicanos en el Senado. Los fondos están incluidos en un proyecto de ley de gasto suplementario para actividades militares. Ante las presiones políticas para aprobar el gasto federal antes de la fecha límite del 28 de abril para lograr evitar una clausura parcial del gobierno, el liderazgo republicano indicó que tal vez abordaría el gasto suplementario “en fechas posteriores”, reportó The Hill.

Sin embargo, el gobierno de Trump está proponiendo recortes de presupuesto de 18 mil millones a programas de investigación médica, infraestructura y asistencia comunitaria para financiar el inicio de la construcción del muro y otras medidas antimigrantes, reportó Ap.

Mientras legisladores demócratas amenazan con obstaculizar aprobación de fondos para el muro, se intensificó la respuesta de legisladores locales y estatales y alcaldes pronunciándose en contra de las medidas antimigrantes y expresando su compromiso en defender ciudades “santuario” por todo el país contra la amenaza del gobierno de Trump de retirar fondos federales.

brooks John McCain

TRUMP ECHA PARA ATRÁS  PLAN AMBIENTAL

DPA.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó hoy un decreto que da marcha atrás en muchas de las medidas tomadas por su antecesor Barack Obama para proteger el medio ambiente.

Al firmar la orden ejecutiva, Trump declaró «el inicio de una nueva era en la energía y producción estadunidense».

Entre otras medidas, anticipadas por los medios locales, se estableció que las autoridades federales no tendrán que tener en cuenta el impacto medioambiental en sus decisiones. El argumento es que Estados Unidos debe convertirse en un país independiente a nivel energético.

«Esto gira en torno a recuperar nuestros empleos, recuperar nuestros sueños y lograr que Estados Unidos vuelva a ser rico», manifestó Trump.

Trump pidió a la oficina de medio ambiente EPA que revise uno de los planes centrales de la política de Obama, que limitaba las emisiones de dióxido de carbono de las centrales eléctricas existentes.

Asimismo, se anulará la prohibición de arrendar terreno público para la extracción de carbón y se cambiarán los límites a las emisiones de metano en la industria petrolera y de gas.

Las medidas no incluyen de momento la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático, alcanzado en diciembre de 2015.

La puesta en marcha de las medidas tardará años y algunos cambios tienen que ser aprobados por tribunales. Las organizaciones ecologistas ya han anunciado que presentarán demandas, informó la revista Mother Jones.

brooks James Comey .