Tequio y politíca en gràficas


El respeto al derecho ajeno..

Fouché

Nadie consideró que una hiena, llegaría sustituir a otro depredador. En Oaxaca, ninguno de sus habitantes pensó que ese niño, nacido en 1966, entre sábanas de seda y con todo el oro del mundo (según sus familiares), se convertiría en otro “gobernante” que se mancharía las manos de sangre al igual que su antecesor, Ulises Ruiz.

Ese Día del Padre, domingo 19 de junio de 2016, en Nochixtlán, el junior Cué Monteagudo, abrió las puertas del infierno para dar paso a una represión, cuyo saldo fue de 11 muertos y muchos heridos.

La hipocresía de Gabino Cué Monteagudo, que fue exhibida aquel 1 de diciembre de 2010, día en que otro grupo de depredadores, auto calificándosele “demócratas”, destrozaron vidas, finanzas públicas y, con ello, agudizaron la miseria y el rezago social en Oaxaca.

El siguiente, es un  párrafo de la sarta de mentiras y demagogia, que soltara Cué Monteagudo en la explanada del congreso local:

“Oaxaca vivía con miedo…, miedo de un sistema desigual que fomentaba la diferencia y la exclusión…; Miedo a una represión continua, a violaciones a los derechos humanos  y a constantes persecuciones a dirigentes y organizaciones sociales… Miedo que se enraizó al ver la libertad del oaxaqueño manipulada  de acuerdo a conveniencias políticas,  escalando a conflictos de intereses y discursivas estériles mientras nos dejaban sin poder otorgar una vida digna a nuestros hijos, forzándonos a buscar otras fronteras para encontrarla”.

No tuvo que transcurrir mucho tiempo pata tragarse, una palabra, esas palabras que conformaron el discurso de un gran farsante, pues de inmediato reprimió la protesta social, se fue con toda la violencia contra mujeres indígenas, mientras su pandilla llenaban sus alforjas con sumas millonarias que los oaxaqueños no volveremos a ver.

En la represión del 19 de junio de 2016, además de Cué Monteagudo, hay otros dos responsables que resultaron clave para consumar el baño de sangre: los hermanos Herminio y Daniel Cuevas, “priistas” considerados los caciques de la zona.

Después del desastre social, político, económico y financiero, nadie de los que en todas y cada una de las carteras del gabinete del “gobierno” del estado, ha tenido el valor de dar la cara a partir del 2016… ¿En dónde están Alberto Vargas Varela, José Zorrilla, Jorge Castillo, Neza Salvatierra, Alberto Esteva Salinas, Manuel Antonio Iturribarría Bolaños, Sergio Pimentel Coello, entre otros?

Del ingeniero industrial, convertido en Secretario de Salud, Héctor González Hernández, tiene el descaro de re inventarse como “priista” moviéndose al lado de algunos funcionarios del actual gobierno y con ello intentar lavar toda la corrupción de la que fue cómplice.

A pesar de su negativa, Gabino Cué Monteagudo, en la historia de Oaxaca se encuentra como un represor o depredador social, pero más que todo, como un “mandatario” que tiene las manos manchadas de sangre, pues en las acciones violentas registradas en Nochixtlán, fueron asesinadas 11 personas:

  1. Andrés Aguilar Sanabria, Profesor de Educación indígena.
  2. Yalid Jiménez Santiago, 29 años de edad, originario de Santa María Apazco, distrito de Nochixtlán.
  3. Oscar Nicolás Santiago, edad 22 años, de las Flores Tilantongo.
  4. Anselmo Cruz Aquino, comerciante de santiago Amatlán.
  5. Jesús Cadena, 19 años, estudiante de Asunción Nochixtlán.
  6. Oscar Aguilar Ramírez.
  7. Omar Gonzalez Santiago, originario de Palo de Letra, Tlaxiaco.
  8. Antonio Perez García, estudiante de secundaria.
  9. Cesar Hernández Santiago.
  10. Silverio Sosa Chávez, campesino de San Pedro Ñumí, Tlaxiaco.
  11. Juvan Azarel Mendoza, 18 años, fallecido de Viguera, Oaxaca, capital.

“Nadie estará por encima de la ley;  quienes hayan violentado los derechos humanos  o ignorado a la justicia, tengan por seguro que serán sancionados. ¡No toleraré actos de corrupción! Tenemos que erradicar este mal que tanto ha dañado a nuestra sociedad.  No permitiré funcionarios que se enriquezcan al amparo de la pobreza de la gente,  por lo que habrá una constante vigilancia y monitoreo de la función pública”: Gabino Cué Monteagudo, 1 de diciembre de 2010.

Nueve años después de estas expresiones que resultaron una payasada o una mascarada, Gabino huye de sus fantasmas que, al final del dia, terminarán por alcanzarlo.