Ruiz Healy Times : Siete expresidentes del PRI que tardaron en preocuparse


Alejandro Moreno Cárdenas, líder nacional del PRI en reunión con expresidentes de ese partido
  • Sólo 7 de 18 expresidentes del PRI firmaron Carta de solicitud a “Alito”.
  • Aseguran estar preocupados por ¿“la fortaleza y vigencia” de su partido?
  • FOMC de EU decidió elevar la tasa de fondos federales del 1.0% al 1.75%
  • Tratar de detener la inflación, objetivo del organismo para tomar la medida.
  • Sin posibilidades de realizar objetivos de la Declaración de Los Ángeles.
  • Reitera el documento su voluntad de “fortalecer esfuerzos nacionales, regionales y hemisféricos para crear condiciones de una migración segura.

Eduardo Ruiz-Healy

Beatriz Paredes llegó a la reunión

Siete expresidentes nacionales del PRI y el coordinador de los 13 senadores de ese partido difundieron el viernes pasado una carta que ese mismo día le enviaron al actual presidente priista, Alejandro ‘Alito’ Moreno

En su comunicado, los ocho distinguidos priistas le dicen a Alito que “No es la primera vez que atravesamos situaciones complejas, e incluso, de adversidad. Hoy, nuestro partido transita por un momento especialmente delicado, de cuya atención, evolución y solución dependerá su futuro. Es momento de sumar, de debatir y sobre todo de reflexionar, por lo que en virtud de los últimos acontecimientos que atañen a nuestro instituto político y que sin exagerar pueden ser determinantes para su futuro, como militantes comprometidos y preocupados por la fortaleza y la vigencia de nuestro Partido, le solicitamos que a la brevedad podamos tener una reunión para abordar estos temas”.

Firman la carta los expresidentes Humberto Roque Villanueva (diciembre 1996 a septiembre 1997), Beatriz Paredes Rangel (marzo 2007 a marzo 2011), Pedro Joaquín Coldwell (diciembre 2011 a noviembre de 2012), César Camacho Quiroz (diciembre 2012 a agosto 2015), Manlio Fabio Beltrones (agosto 2015 a julio 2016), Carolina Monroy del Mazo (junio y julio 2016) y Claudia Ruiz Massieu (Julio 2018 a agosto 2019). También Miguel Ángel Osorio Chong, quien fue secretario de Gobernación durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Enrique Ochoa Reza. Ausente

El hecho de que sólo firmaran siete de los 18 expresidentes priistas que aún viven demuestra hasta qué punto está dividido el que fuera el principal partido político mexicano durante casi un cuarto de siglo (1929-2000).

Siguen con vida Jorge de la Vega Domínguez (octubre 1986 a diciembre 1988), Genaro Borrego Estrada (mayo 1992 a marzo 1993), Fernando Ortiz Arana (marzo 1993 a mayo 1994), Santiago Oñate Laborde (agosto 1995 a diciembre 1996), Mariano Palacios Alcocer (septiembre 1997 a marzo 1999 y agosto 2005 a marzo 2007)), José Antonio González Fernández (abril a noviembre 1999), Dulce María Sauri Riancho (diciembre 1999 a marzo 2002), Roberto Madrazo Pintado (marzo 2002 a agosto 2005), Humberto Moreira (marzo a diciembre 2011), Cristina Díaz Salazar (diciembre 2011 y diciembre 2012) y Enrique Ochoa Reza (julio 2016 a mayo 2018),

El que 11 de los 18 no firmaran la carta contradice de alguna manera lo que los firmantes anotan en ella: “Es momento de sumar”.

Es obvio que los siete no quisieron o no pudieron sumar a los otros 11. Sea lo que haya sido, eso muestra la creciente desunión que impera en las filas priistas y nada indica que dentro de ellas haya un líder capaz de unificarlas.

Los siete señalan que están preocupados por “la fortaleza y vigencia” de su partido. ¿Cuál fortaleza? ¿Cuál vigencia? Hoy el PRI solo tiene 13 de 128 senadores (10.2%), 70 de 500 diputados federales (14.0%), cuatro de 32 gobernadores (12.5) que al finalizar el año solo serán dos (6.3%). En solo un Congreso tiene mayoría calificada (16 de 25 en Coahuila) y en los demás no tiene ni la mayoría simple.

Los que firmaron la carta el viernes pasado tuvieron 33 años para preocuparse por la “fortaleza y vigencia” del PRI, cuando en 1989 perdieron la gubernatura de Baja California. No lo hicieron, ¿y ahora se preocupan?

 

RETO PARA BANCOS CENTRALES: REDUCIR

INFLACIÓN SIN CAUSAR RECESIÓN

 

La tasa de fondos federales se refiere a la tasa de interés objetivo establecida por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que es el banco central de este país. Este objetivo es la tasa a la que la Fed sugiere que los bancos comerciales tomen prestado y se presten su exceso de reservas entre ellos durante la noche.

El FOMC es el organismo que define las políticas de la Reserva Federal y se reúne ocho veces al año para establecer la tasa de fondos federales objetivo, que es parte de su política monetaria. Esto se utiliza para ayudar a promover o desacelerar el crecimiento de la economía estadounidense.

Comité Federal de Mercado Abierto FOMC

El miércoles de esta semana el FOMC decidió elevar la tasa de fondos federales del 1.0% al 1.75% con el fin de tratar de detener la inflación que en mayo llegó a 8.6%, la más alta en 40 años. Este aumento de 0.75 puntos porcentuales es el más elevado desde noviembre de 1994, que fue la última vez que la Fed elevó las tasas en ese porcentaje.

Los bancos comerciales reaccionaron de inmediato y ayer los más importantes, como son JPMorgan Chase, Citigroup y Wells Fargo, también elevaron en 0.75 puntos porcentuales sus tasas crediticias preferenciales, que son las que les cobran a sus clientes más importantes, a 4.75%.

La decisión de la Fed, como la de los otros bancos centrales alrededor del mundo que están elevando sus tasas de interés interbancarias, no es sencilla porque siempre existe el riesgo de que estos aumentos para combatir la inflación terminen causando una recesión económica.

No sólo la Fed elevó sus tasas de interés el miércoles, también lo hicieron el Banco de Inglaterra, de 1.0% a 1.25% y el Banco Nacional Suizo, de -0.75% a -0.25%.

Durante mayo y junio muchos bancos centrales han elevado sus tasas de interés para tratar de contener la inflación en sus países, entre ellos los de India de 4.4% a 4.9%; Canadá de 1.0% a 1.5%; Corea de 1.5% a 1.75%; Brasil de 12.75% a 13.25%; Australia de 0.35% a 0.85%; México de 6.5% a 7.0%; Arabia Saudita de 1.75% a 2.25%; Polonia de 5.25% a 6.0%; Emiratos Árabes Unidos de 2.25% a 3.%; Israel de 0.35% a 0.75%; Chile de 8.25% a 9.0%; Perú de 5.0% a 5.5%.

La semana pasada el Banco Central Europeo mantuvo su tasa en 0.0% a pesar de que la inflación promedio en la zona es de 8.10%, yendo de 5.20% en Francia hasta 20.0% en Estonia.

El 23 de junio se reunirá la junta de gobierno del Banco de México y es muy probable que eleve la tasa de interés interbancaria de 7.0% a 7.50%, aunque para algunos debería aumentarla a 7.75% porque los incrementos decididos en febrero, marzo y abril, de 0.50 puntos porcentuales cada uno, no contuvieron los aumentos de precios registrados en lo que va del año, aunque en mayo la inflación de 7.65% fue menor al 7.68% que se registró en abril; sin embargo, hay quienes estiman que en junio aumentará a 7.66%.

El tiempo nos dejará ver la pericia de los banqueros centrales de México y el resto del mundo. ¿El manejo que hagan de las tasas de interés contribuirá a reducir la inflación en sus países sin causar una recesión? ¿O será que el aumento de los precios generado por los efectos de la pandemia y la guerra de Putin no puede ser controlado por el manejo de las tasas de interés?

DECLARACIÓN DE LOS ÁNGELES SOBRE

MIGRACIÓN Y PROTECCIÓN, SIN ESPERANZAS

Se realizó la semana pasada, en Los Ángeles (California) la 9ª Reunión de las Américas, asistió la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de los países de nuestro continente.

Brillaron por su ausencia los presidentes de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, que enviaron un representante después de que decidieron no asistir debido a que el gobierno de Estados Unidos no invitó a los impresentables dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Por la misma razón no fue el presidente de Bolivia.

Tampoco llegó el primer ministro de San Cristóbal y las Granadinas, quien fracasó en su intento de que los gobernantes de 14 países del Caribe no fueran a Los Ángeles.

El presidente de Uruguay canceló su viaje debido a que enfermó de COVID-19.

Bolivia y San Vicente y las Granadinas ni siquiera enviaron un representante.

Al finalizar la reunión, se difundió la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, suscrita por los jefes de Estado y de Gobierno de Argentina, Barbados, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

En ella, los firmantes reiteran su voluntad de “fortalecer los esfuerzos nacionales, regionales y hemisféricos para crear las condiciones de una migración segura, ordenada, humana y regular, y de consolidar los marcos para la protección y la cooperación internacional”.

La mencionada carta

Añaden que: 1. Coinciden “en la necesidad de promover las condiciones políticas, económicas, sociales, ambientales y de seguridad para que las personas tengan una vida pacífica, productiva y digna en sus países de origen. La migración debería ser una elección voluntaria e informada, y no una necesidad”; 2. Que están “decididos a proteger la seguridad y la dignidad de todos los migrantes, refugiados, solicitantes de asilo y personas apátridas, con independencia de su condición migratoria, y a respetar sus derechos humanos y libertades fundamentales”, y; 3. “Que se proponen “mantener una cooperación directa para (…) promover los retornos seguros y dignos, en consonancia con la legislación de los países, el principio de no devolución y nuestras respectivas obligaciones conforme al derecho internacional”.

También reconocen que “abordar la migración internacional irregular exige un enfoque de tipo regional, y que las dificultades sanitarias, sociales y económicas que existen actualmente debido a la pandemia exacerban las causas fundamentales que propician la migración irregular, incluidas las vulnerabilidades de numerosos migrantes y comunidades”.

En pocas palabras, se comprometen a promover: “la estabilidad y la asistencia para las comunidades de destino, origen, tránsito y retorno (…) las vías regulares para la migración y la protección internacional (…) la gestión humana de la migración (…) y  una respuesta coordinada ante emergencias”.

Desde ahora se ve difícil que, pese a todas las buenas intenciones anotadas en el documento, se vaya a lograr gran cosa. En primer lugar, la Declaración no es jurídicamente vinculante y, en segundo lugar, el Senado de EEUU no aprobará ninguna legislación que el presidente Biden le envíe para reformar el sistema migratorio de su país.

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