Ruiz Healy Times: Sentimientos encontrados


Madres e hijos en la búsqueda de un mundo mejor
  • ¿Cómo reaccionar ante las necesidades de migrantes de la caravana?
  • Sí, es bueno dar cabida a hondureños, pero ¿y los mexicanos pobres?
  • ¿Cuál la responsabilidad de gobiernos de los países centroamericanos?
  • ¿Cómo será relación entre A. Manuel López Obrador y Donald Trump?

Eduardo Ruiz Healy

La llegada de miles de centroamericanos a nuestro país genera en mí sentimientos encontrados.

Entiendo que la mayoría de ellos quiera huir de la pobreza, violencia e inseguridad que privan en sus países en busca de una vida mejor, preferiblemente en Estados Unidos y si no, en nuestro país. Eso hicieron a mediados del siglo XIX mis bisabuelos maternos, que emigraron a Estados Unidos desde Irlanda y Suecia después de que la hambruna irlandesa de 1845 a 1852 dejó un millón de muertos y la hambruna sueca de 1867-1868 hizo que 100,000 personas dejaran su país para jamás volver.

¿CÓMO AFECTARÍA A LOS MEXICANOS?

También me preocupa que la llegada de miles de centroamericanos agravará los problemas económicos y sociales que afectan a gran parte del país. Una buena cantidad de recursos económicos y materiales del gobierno federal y de los gobiernos locales, de por sí escasos, deberán usarse para auxiliar a los migrantes en perjuicio de los pobres mexicanos. Los sueldos, de por sí paupérrimos, se verán presionados a la baja en los lugares en donde los centroamericanos estén dispuestos a vender su trabajo por menos de lo que cobra un mexicano, algo que ya ocurre en varias ciudades del sur y norte del país. La llegada de delincuentes disfrazados de refugiados contribuirá a elevar los de por sí ya altos números de delitos que se cometen en los lugares en donde decidan quedarse.

México, su gobierno y sus habitantes enfrentamos una difícil situación: por un lado, no podemos impedir, por razones humanitarias, la entrada a nuestro país de personas que huyen de una terrible realidad; por otro lado, no podemos permitir que la llegada de miles de centroamericanos contribuya a agravar la mala situación en que vive la mayoría de la población mexicana.

Si México rechaza la entrada de quienes buscan refugio, ¿con qué autoridad moral podrá exigir que Estados Unidos permita que se queden en ese país los dreamers que pretende expulsar Trump? Si nuestras autoridades maltratan a los inmigrantes, ¿cómo pretende que las de Estados Unidos traten dignamente a nuestros paisanos? Si millones de mexicanos viven en pobreza extrema, ¿cómo justificar que los recursos que podrían utilizarse para remediar parcialmente su mala situación se canalicen para ayudar a los centroamericanos? Si aún hay miles de damnificados por los sismos de 2017 sin recibir la ayuda prometida, ¿cómo explicarles que sí se puede auxiliar a miles de refugiados provenientes de otros países?

Nutrida caravana de centroamericanos

¿Y LOS GOBIERNOS DE CENTROAMÉRICA?

No hay respuestas sencillas a estas y otras preguntas ni soluciones rápidas para la situación que enfrenta ahora el país. Me queda claro que México no puede ni debe ser el único responsable de lo que ocurre. Los corruptos gobiernos y los plutócratas centroamericanos deben asumir su responsabilidad y contribuir con los recursos que sean necesarios para garantizar el bienestar de sus conciudadanos migrantes. Igual deben hacer el gobierno estadounidense y las empresas de ese país que desde hace décadas han explotado los recursos naturales de Centroamérica sin regresarle algo a cambio. La solución del problema exige una solución internacional conjunta.

Los sentimientos encontrados que esta crisis me genera aparentemente no se dan en aquellos que asumen la defensa a ultranza de los hondureños ni en aquellos que se pronuncian contra su entrada al país. Ojalá que el asunto fuera tan sencillo. No lo es.

Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump

¿CÓMO SERÁ LA RELACIÓN AMLO-TRUMP?

El presidente electo de México y el de Estados Unidos son políticos que pueden ser calificados como populistas, demagogos y nacionalistas.

La Enciclopedia de la Política de Rodrigo Borja (2018) define estos términos:

  1. “Se llama populismo a una posición y a un estilo políticos —que no llegan a ser ideológicos— caracterizados por el arrebañamiento de las multitudes en torno a ese ‘hechicero del siglo XXI’, listo siempre a ofrecer el paraíso terrenal a la vuelta de la esquina, que es el caudillo populista.
  2. Se llama demagogo al político que con zalamerías y afectación adula a la masa y le dice solo lo que ella quiere escuchar.
  3. El término nacionalismo (…) Puede significar desde la sana y positiva adhesión y lealtad a la causa nacional frente a las acechanzas extranjeras de naturaleza política, cultural, económica o militar, hasta el chovinismo irracional y la mitología patriotera”.
Esperando que se abra la frontera mexicana

Es evidente que Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump son políticos que poseen ciertas características en común y en algunos aspectos actúan de manera similar: ambos se presentan como defensores de los pobres (el primero sí lo cree y lo ha demostrado durante su carrera política, el segundo es un multimillonario que empezó a pensar en los pobres cuando vio que era un buen tema de campaña); ambos critican a los medios de comunicación y periodistas que no están de acuerdo con ellos (para el primero son medios y periodistas fifís que sólo sirven a la mafia del poder, mientras que el segundo los califica como medios quebrados —failed media— que propagan falsedades —fake news—); ambos prometen reinventar a sus países (el mexicano ofrece regenerar a la nación, el segundo, hacer de nuevo grande a su país); ambos recrean la realidad según les convenga y crean enemigos reales o imaginarios del pueblo (el mexicano inventó la llamada Mafia del Poder encabezada por el expresidente Carlos Salinas, el gringo enfocó sus ataques contra los mexicanos desde el día en que arrancó su campaña electoral).

Empatía de mexicanos

Hasta ahora, el mexicano se ha referido sobre el estadounidense en términos respetuosos y hasta con elogios; lo mismo ha hecho el estadounidense al comentar sobre el mexicano.

Tan prudente ha sido Andrés Manuel en su trato con Donald, que en su cuenta de Twitter no ha escrito ni una coma en torno al tema de la caravana de centroamericanos, pese a que el estadounidense ha criticado al gobierno mexicano por no haberlos detenido, con violencia si fuera necesario.

Solidaridad de mexicanos con los migrantes

Hasta ahora la relación entre AMLO y TRUMP ha sido buena. Ya veremos cuánto tiempo durará ese trato después de que el primero asuma la presidencia y su gobierno enfrente las críticas del segundo. Como presidente, Andrés Manuel no podrá quedarse callado ante los ataques de Donald. Si lo hace, su popularidad se desplomará. Que le pregunte a Enrique Peña Nieto si es conveniente ignorar los ataques del estadounidense.

El próximo presidente de México podrá ser tan populista, demagogo y nacionalista como el presidente de Estados Unidos pero eso no garantiza que vayan a tener una buena relación. Más bien lo que presagia es una relación difícil y complicada.

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