Ruiz Healy Times : Regreso del racista Trump a la Casa Blanca debe causar miedo


Donald Trump. Triunfó en Iowa
  • Dijo que inmigrantes que llegan a EU están “envenenando la sangre de su país”.
  • Trump no ha escatimado palabras para demostrar su desprecio por los mexicanos.
  • Edición 36 de la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
  • Las principales economías del mundo no están ahora representadas en Davos.
  • Javier Milei criticó al colectivismo y la justicia social, y elogió al capitalismo.

Eduardo Ruiz-Healy

Javier Milei en Davos

Donald Trump ganó el lunes casi todas las convenciones distritales del Partido Republicano realizadas en Iowa para elegir al próximo candidato presidencial de ese partido. Este triunfo no garantiza que terminará siendo dicho candidato, pero son altas las probabilidades de que sí lo sea. Por lo menos así lo indican todas las encuestas, sin excepción alguna.

Dentro de las muchas características negativas que veo en este individuo está un racismo que no sólo no trata de ocultar, sino que se deleita en mostrarle a sus seguidores y al mundo.

Hace justamente un mes, el 17 de diciembre pasado, Trump dijo que los inmigrantes que llegan a EEUU están “envenenando la sangre de su país”. Repitió la afirmación en su sitio web de redes sociales Truth Social, diciendo que «la inmigración ilegal está envenenando la sangre de nuestra nación. Vienen de prisiones, de instituciones mentales, de todo el mundo”. Sus comentarios fueron ampliamente criticados por la campaña de Biden, que los comparó con el uso del término “envenenamiento de la sangre” por parte de Hitler en su manifiesto Mein Kampf (Mi Lucha).

En enero de 2018, durante una reunión con senadores en la Casa Blanca, calificó a Haití, El Salvador y naciones africanas como “países de mierda” y preguntó por qué no llegaban a EEUU más inmigrantes de Noruega. Sus comentarios racistas, vulgares y ofensivos provocaron una indignación global.

Y si de los mexicanos y México se trata, Trump no ha escatimado palabras para demostrar su desprecio.

El muro de Trump

En 2016, en su discurso donde anunció el arranque de su campaña presidencial, calificó a los inmigrantes mexicanos como “violadores” y “criminales” y afirmó que el gobierno mexicano estaba enviando intencionalmente a sus criminales a EEUU.

AQUELLA PROMESA

DEL GRAN MURO

Lugo prometió que construiría un “gran, gran muro” en la frontera entre EEUU y México y haría que México lo pagara. Esta fue una de sus principales promesas de campaña y la utilizó a menudo para reunir a sus partidarios y provocar a sus oponentes. Insistió en que México pagaría, ya sea mediante un pago único, un acuerdo comercial o un impuesto a las remesas.

Criticó en Twitter a Jeb Bush por su esposa nacida en México, dando a entender que era parcial en cuestiones de inmigración. También cuestionó la lealtad de Bush hacia EEUU, sugiriendo que tenía un conflicto de intereses debido a la nacionalidad de su esposa.

Acusó a un juez nacido en Estados Unidos y de ascendencia mexicana de ser parcial en su contra en una demanda sobre la Universidad Trump. Este fue un caso en el que Trump fue acusado de fraude.

Amenazó con poner fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e imponer aranceles a las importaciones mexicanas. Lo anterior para presionar a México a renegociar este acuerdo comercial y proteger los empleos y las industrias estadounidenses. Culpó al TLCAN de causar déficits comerciales, pérdidas de empleos y salarios más bajos en EEUU y acusó a México de aprovecharse del acuerdo y hacer trampa en las reglas.

Jeb Bush

Estas son solo algunas de las cosas más escandalosas que Trump ha dicho sobre México, los mexicanos y los inmigrantes de todo el mundo subdesarrollado que llegan a EEUU.

El solo pensar que podría regresar a la Casa Blanca no debe causarnos solo preocupación sino miedo.

EL FORO DE DAVOS, OBSOLETO 

Y SIN LA INFLUENCIA QUE TUVO

La edición número 36 de la reunión anual del Foro Económico Mundial empezó hoy en Davos, Suiza, y, como todos los años desde 1988, en ese centro turístico se reunirán miles de personas. Este año, entre los asistentes, figuran 13 presidentes y 14 primeros ministros. Los presidentes son: Javier Milei de Argentina; Gustavo Petro de Colombia; Emmanuel Macron de Francia; Isaac Herzog de Israel; William Ruto de Kenia; Bola Tinubu de Nigeria; Andrzej Duda de Polonia; Aleksandar Vučić de Serbia; Tharman Shanmugaratnam de Singapur; Ranil Wickremesinghe de Sri Lanka; Viola Amherd de Suiza; Volodymyr Zelenskyy de Ucrania, y Ursula von der Leyen de la Comisión Europea. Los primeros ministros son: Alexander De Croo de Bélgica; Li Qiang de China; Han Duck-soo de la República de Corea; Pedro Sánchez de España; Kyriakos Mitsotakis de Grecia; Mohammed Shyaa Al Sudani de Irak; Leo Varadkar de Irlanda; Bisher Khasawneh de Jordania; Najib Mikati de Líbano; Oyun-Erdene Luvsannamsrain de Mongolia; Mark Rutte de los Países Bajos; Mohammed Bin Abdulrahman Al Thani del Estado de Qatar; Srettha Thavisin de Tailandia y Pham Minh Chinh de Vietnam.

La lista de arriba muestra que este año, a diferencia de anteriores ediciones, sobre todo las de la década de los 90 del siglo XX y la primera década del siglo actual, la reunión de Davos no atrajo a los principales líderes políticos del mundo. Para empezar, de los gobernantes de los países pertenecientes al Grupo de los Siete (G7), no asisten Olaf Scholz de Alemania, Justin Trudeau de Canadá, Joe Biden de Estados Unidos, Giorgia Meloni de Italia, Fumio Kishida de Japón, Rishi Sunak del Reino Unido. Solo están presentes Macron de Francia y von der Leyen de la Unión Europea.

Foro Económico Mundial de Davos, Suiza

Y si del Grupo de los 20 (G20) se trata, este año no se presentarán 17 de los 19 gobernantes de los países que pertenecen a la organización: O. Scholz de Alemania, Mohammed bin Salman de Arabia Saudita, Anthony Albanese de Australia, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, J. Trudeau de Canadá, Xi Jinping de China, Yoon Suk Yeol de Corea del Sur, J. Biden de Estados Unidos, Narendra Modi de India, Joko Widodo de Indonesia, G. Meloni de Italia, F. Kishida de Japón, Andrés Manuel López Obrador de México, R. Sunak del Reino Unido, Vladimir Putin de Rusia, Cyril Ramaphosa de Sudáfrica y Recep Tayyip Erdogan de Turquía. Solo asisten Milei de Argentina y Macron de Francia.

En pocas palabras, este año las principales economías del mundo no están representadas en Davos por quienes en cada una de ellas tienen en sus manos el poder político. Algunos de los presidentes y primeros ministros que están hoy en Suiza son figuras ceremoniales o están debajo de un funcionario de mayor jerarquía.

La ausencia de los gobernantes de las potencias económicas y militares del mundo demuestra que el Foro Económico Mundial es un organismo obsoleto que no goza ni gozará de la influencia que tuvo cuando el neoliberalismo era la doctrina económica imperante alrededor de un mundo globalizado.

Mein Kampf

Hoy, cada vez son más los países que rechazan muchas de las máximas del neoliberalismo y culpan a la globalización por la pérdida de su autosuficiencia e independencia económica.

Así las cosas, ¿cuánto tiempo más seguirá existiendo el Foro Económico Mundial?

MILEI EN DAVOS: DEFIENDE AL

CAPITALISMO Y CRITICA AL COLECTIVISMO

En Davos, Suiza, en el marco de la reunión anual del Foro Económico Mundial, el presidente argentino Javier Milei pronunció un discurso en el cual, como siempre lo ha hecho, criticó al colectivismo y la justicia social, y elogió al capitalismo y al libertarismo, evidenciando cómo estas posturas se enfrentan en el debate ideológico contemporáneo.

Milei, con su enfoque libertario y procapitalista, criticó vehementemente al colectivismo, asegurando que conduce a ineficiencias económicas y, en ocasiones, a la opresión política. Citó ejemplos históricos de regímenes comunistas y socialistas autoritarios como prueba de sus fracasos. Desde su óptica, el colectivismo sacrifica la innovación y la libertad individual en el altar de un control estatal excesivo.

Sin embargo, sus críticas son excesivas y generalizadoras porque ignoran el hecho de que ciertas formas de colectivismo, como las de los países nórdicos –Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia–, han logrado equilibrar la igualdad social y la eficiencia económica sin comprometer la libertad.

En cuanto a la justicia social, Milei la considera contraria al progreso y a la libertad económica. Argumenta que cualquier intento de redistribución de la riqueza por parte del Estado es una coacción inherente y un obstáculo para la eficiencia del mercado libre.

No obstante, su postura ignora las desigualdades estructurales y la necesidad de intervención estatal para asegurar la igualdad de oportunidades y derechos básicos.

Milei destacó el éxito histórico del capitalismo en generar riqueza y reducir la pobreza extrema, un punto que resuena fuertemente entre los defensores del libre mercado. Sin embargo, ignora las fallas del sistema, como la desigualdad económica y los daños ambientales.

TLCAN recibió amenazas de Trump

Dado su enfoque en la mínima intervención estatal y su crítica a las políticas económicas colectivistas o socialdemócratas, es probable que Milei vea el denominado «tercer camino» –una filosofía política y económica que propone una intervención estatal moderada, no para suplantar al mercado, sino para corregir sus excesos y desigualdades, así como para mitigar los impactos ambientales negativos– como una forma diluida de intervencionismo estatal que no logra aprovechar plenamente las ventajas del libre mercado.

Diversos países han adoptado enfoques que podrían considerarse similares al «tercer camino», aunque con características y resultados muy variados, reflejando las diferencias culturales, políticas y económicas de cada región. Entre ellos se encuentran Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Colombia, Chile, España, Estados Unidos, India, Italia, Malasia, México, Nueva Zelanda, Países Bajos, Perú, Reino Unido, Ruanda, los países nórdicos, Singapur y Sudáfrica.

Las palabras de Milei reflejan que, para él, solo hay un camino: el del capitalismo sin límites ni ataduras. Tiene razón al afirmar que este es el motor de la prosperidad y el avance, pero olvida que está demostrado que se necesitan políticas públicas para hacer que avance la equidad y justicia social y para que los capitales no se vuelvan salvajes. Para muchos, las diversas modalidades del tercer camino son la mejor alternativa, siempre que los políticos no se dejen llevar por su ambición de poder y control.

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