Ruiz Healy Times: Reflexiones antes y después del debate presidencial


Foto oficial, los cinco candidatos del 2018 posaron con Lorenzo Córdova titular del INE
  • En 1994 Ernesto Zedillo perdió el debate, pero ganó la Presidencia.
  • Perdedores o ganadores aparte, opinión ciudadana es la que importa.

Eduardo Ruiz Healy

Escribo esto horas antes de que se lleve a cabo el primer debate de los cinco candidatos que este año buscan ganar la elección del 1 de julio.

Ojalá que me equivoque, pero no abrigo la mayor esperanza de que lo que debería ser una confrontación de ideas entre los cinco candidatos presidencial acabe siendo, al igual que en la mayoría de los debates de este tipo realizados desde 1994, una pérdida de tiempo, en donde el que gane sea el que mejor humille a sus contrarios, tal como ocurrió en 1994 y 2000 cuando los abanderados panistas supieron como ridiculizaron a sus rivales priistas y por ello avanzar en la encuestas, o como en 2006 0 2012 en donde nunca se dio un verdadero debate.

En 1994, Diego Fernández de Ceballos, del PAN, le dijo a Ernesto Zedillo, del PAN, lo siguiente: “Doctor (Ernesto) Zedillo: sabemos que usted es un buen chico, el chico de los dieces, pero en democracia usted reprueba. Usted está aquí producto de dos tragedias: por una parte, la muerte de Colosio y por otra, la segunda designación presidencial. La primera lo rebasa, la segunda lo descalifica”. El priista fue incapaz de responder a tal descalificación y de acuerdo con las encuestas perdió el debate. Pese a ello, la inexplicable desaparición de la escena pública del panista después del debate permitió que Zedillo finalmente ganará la elección don el 48.7% de los votos a su favor.

En 2000, el priista Francisco Labastida se quejó, como si fuera una pobre víctima indefensa y no un político experimentado, de que Vicente Fox era un majadero: “En las últimas semanas me ha llamado chaparro, me ha dicho mariquita, me ha dicho ‘la vestida’, me ha dicho mandilón. Ha hecho señas obscenas…”. El panista aprovechó el garrafal error de su rival y contestó: “A mí tal vez se me quite lo majadero, pero a ustedes lo mañosos, lo malos para gobernar y lo corruptos no se les va a quitar nunca”.

En 2006, el entonces perredista Andrés Manuel López Obrador decidió no presentarse al primer debate realizado el 25 de abril de ese año, cuando en las encuestas de intención del voto aventajaba por un mínimo margen al panista Felpe Calderón. Su inasistencia le costó un punto porcentual en las encuestas y a la postre perdió la elección, también por el más estrecho de los márgenes.

Lo más memorable de los debates presidenciales realizados en 2012 fue el escote de la modelo argentina que fue contratada para repartir los turnos de la intervención de los cuatro candidatos antes de que debatieran el 6 de mayo de ese año. Nadie fue amonestado jamás por contratar a la chica que en 2008 posó desnuda para la revista Playboy.

Ojalá, aunque lo dudo, veamos un debate de verdad.

Ernesto Zedillo, Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cardenas, en el debate de 1994

…DESPUÉS DEL DEBATE PRESIDENCIAL

Afortunadamente, me equivoqué y la noche del domingo pudimos ver y escuchar lo que resultó ser un verdadero debate entre los cinco candidatos a la presidencia de México y no el circo a cinco pistas que personalmente pensé que presenciaríamos.

El formato del evento diseñado por el Instituto Nacional Electoral (INE), que puede mejorarse aún más, permitió que la mujer y los cuatro hombres que se encontraban en el escenario construido para la ocasión en el Palacio de Minería de la Ciudad de México se enfrentaran de cara a cara para criticarse y cuestionar sus respectivas propuestas.

Como siempre ocurre en este tipo de asuntos, decidir quién ganó y quien perdió es un asunto de filias y fobias personales. Concluido el evento le pregunté vía WhatsApp a quienes colaboran en mi programa de radio y TV en Grupo Fórmula que me dijeran quién creía que había ganado y quién había perdido el debate. Para la mayoría de ellos el triunfador de la noche fue el candidato de la coalición Frente por México, Ricardo Anaya, mientras que el perdedor fue el abanderado de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador. El candidato de Todos por México, José Antonio Meade, fue el ganador para uno de mis comentaristas y el que quedó en segundo lugar para los demás. Nadie le otorgó la victoria a AMLO.

Personalmente creo que quedaron así: Anaya en primer lugar, Meade en un muy cercano segundo, AMLO en tercero, Jaime Rodríguez en cuarto y Margarita Zavala en quinto y último.

La modelo Julia Orayen durante el debate de 2012

¿QUÉ DICEN LOS CIUDADANOS?

Ahora bien, poco importa cómo quedaron de acuerdo con mi opinión, con la de mis comentaristas o con la de los analistas que participaron en los debates del debate que se transmitieron después del evento o el día de ayer por radio y televisión. Poco importa lo que digan la mayoría de las encuestas hechas el mismo domingo porque fueron telefónicas o por la vía de las redes sociales.

Lo único que importa, a fin de cuenta, es la opinión de los millones de mexicanos que vieron o escucharon el debate, opinión que más o menos se reflejará en las encuestas que nos dan alguna idea de cómo piensan votar esos mexicanos el día de la elección.

¿A AMLO le restará adeptos la tibieza con que respondió o no a sus críticos, la falta de solidez de sus argumentos, el infantilismo de su auto victimización y la poca educación que demostró al retirarse del lugar sin despedirse de sus rivales?

¿El triunfo de Anaya en el debate se traducirá en un aumento importante en el número de quienes piensan votar por él para que así, por fin, pueda despegarse de Meade y posicionarse en un sólido segundo lugar en las encuestas?

¿El muy buen desempeño de Meade le servirá para ocupar el segundo lugar y dejar atrás a Anaya?