Ruiz Healy Times : Muchas empresas presumen combatir cambio climático pero hacen muy poco en la materia


Incendios forestales sin control
  • Sugieren revisar cuáles son y no ser más sus clientes.
  • México, regreso a clases ¿cuáles sus consecuencias?

Eduardo Ruiz-Healy

Inundaciones en ciudades del mundo

El cambio climático es un hecho y sus consecuencias pueden llegar a ser catastróficas e irreversibles si gobiernos, empresas y particulares nos quedamos cruzados de brazos. Cada uno debe hacer lo más que pueda para detener el calentamiento global que ya se manifiesta de muchas maneras, entre ellas: incendios forestales y sequías en algunas zonas; lluvias torrenciales e inundaciones; derretimiento del hielo en polos y glaciares; nivel del mar en ascenso; huracanes cada vez más frecuentes y devastadores; desertificación; extinción de especies animales y vegetales; mayor riesgo de que enfermedades propias de otras especies infecten a la nuestra, como ocurrió con el coronavirus SARS-CoV-2, que supuestamente migró de los murciélagos a los humanos.

Pese a lo anterior, la humanidad parece no estar muy preocupada. La mayoría de los gobiernos manifiestan su preocupación, pero son pocos los que hacen algo para que en 2030 se logre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 40% con respecto a las de 1990, como se comprometieron a hacerlo 195 naciones que en 2016 suscribieron el Acuerdo de París.

También son pocas las empresas que trabajan para que se logre ese 40%, tal y como se desprende del análisis realizado por InfluenceMap, una organización de expertos sin fines de lucro, con sede en Londres, que estudia las acciones de cabildeo climático corporativo; desde 2015 su “análisis proporciona claridad y, por primera vez, una medición detallada de cómo las empresas influyen en las políticas necesarias para combatir el cambio climático”.

En su CA100+ Company Rankings, InfluenceMap califica a poco más de 100 corporaciones de acuerdo con “el grado en que la organización influye en la política y la legislación climáticas y su relación con entidades influyentes como las asociaciones comerciales o industriales”. La calificación que se le asigna a cada empresa es “una medida completa de su compromiso con la política climática y tiene en cuenta tanto su actividad como la de sus propios grupos industriales en una escala de la A+ a la F (A+ = apoyo, F = oposición)”.

En el ranking CA100+, ninguna corporación obtiene una puntuación mayor a B+ y la única que la logra es la española Iberdrola, porque para InfluenceMap “parece apoyar acciones ambiciosas en torno al cambio climático y desde 2015 se ha comprometido positivamente con la regulación relacionada con el clima, tanto en la Unión Europea (UE) como a nivel mundial. En particular, la compañía ha cabildeado activamente para lograr mayores logros en una variedad de políticas climáticas a nivel de la UE que cubren los sectores de energía, transporte e industrial”.

Regreso a clases en CDMX

Muchas empresas no hacen gran cosa pese a que en sus campañas de relaciones públicas y publicitarias aseguren estar trabajando activamente contra el cambio climático. Sorprende que entre ellas están muchas que ofrecen productos y servicios que los consumidores les compramos con frecuencia. Tal vez es hora de que dejemos de ser sus clientes y así las castiguemos por no querer ayudar a resolver el problema que en gran medida han contribuido a generar.

La lista de estas corporaciones puede verse en https://influencemap.org/filter/List-of-Companies-and-Influencers#4

 

REGRESO A CLASES ERA NECESARIO, PERO

NO INEVITABLE Y AGRAVARÁ PANDEMIA

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador decidió, sin consulta ciudadana de por medio, que hoy regresen a clases más de 30 millones de niños y jóvenes que desde marzo del año pasado dejaron de asistir a la escuela a causa de la pandemia de COVID-19.

Después de tanto tiempo fuera de las aulas, los niños y adolescentes sufren un serio y tal vez irrecuperable rezago académico porque, salvo algunas excepciones, fueron muy deficientes la mayoría de los métodos de educación a distancia.

Además, varios estudios muestran que el no ir a la escuela ha afectado física, psicológica y emocionalmente a millones de estudiantes, como lo informó recientemente el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la SEGOB, Alejandro Encinas.

Al presentar un estudio realizado por el gobierno federal, Encinas informó que en el primer semestre de este año se registraron 129 020 casos de violencia familiar, 24% más que en el mismo periodo de 2020, y que el 75.7% de los casos de lesiones por violencia ocurrieron dentro de los hogares.

Añadió que el año pasado 1159 niños se suicidaron y que “la tasa de suicidios en niñas, niños y adolescentes aumentó en 12%” respecto a 2019. Detalló que los suicidios de niñas y niños de 10 a 14 años aumentaron 37% y 12% entre mujeres adolescente de 15 a 19 años .

Los niños y jóvenes también resultaron víctimas de la epidemia de homicidios que empezó en 2018 como resultado de la absurda y no planeada guerra que Felipe Calderón emprendió en diciembre de 2006 contra la delincuencia organizada.

En 2020, el homicidio fue la primera causa de muerte de adolescentes hombres de entre 15 y 17 años, la tercera de varones de entre 1 y 14 años y la sexta de niñas en ese mismo rango de edades.

Los datos difundidos por Encinas deben avergonzarnos a todos y más a los funcionarios que no han sabido, querido o podido resolver los crónicos problemas de la violencia e impunidad, y justifican plenamente que los niños y jóvenes salgan de sus casas, vayan a sus escuelas, convivían con sus pares y con la ayuda de sus maestros traten de recuperar el tiempo perdido.

Sin embargo, el regreso a clases decretado por Andrés Manuel se da cuando el país está sufriendo los efectos del agravamiento de la pandemia por la variante Delta del coronavirus SARS-CoV-2, que de acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades estadounidense (CDC) es “altamente contagiosa, más del doble que las variantes anteriores (…) podría causar una enfermedad más grave que las variantes anteriores en personas no vacunadas (…) Las personas completamente vacunadas con infecciones de avance de la variante Delta pueden transmitir el virus a otras personas. Sin embargo, las personas vacunadas parecen propagar el virus durante menos tiempo”.

El que millones de estudiantes salgan a las calles, la mayoría de ellos menores de 18 años y sin estar vacunados, los pondrá en riesgo de ser infectados y facilitará la propagación de Delta entre el 74% de la población mayor de 18 años que aún no está completamente vacunada.

El regreso a clases era necesario pero no inevitable y Andrés Manuel hubiera hecho bien en postergar la fecha hasta que hubiera más gente completamente vacunada y el número de casos y muertes estuviera descendiendo.

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