Ruiz Healy Times. Los debates presidenciales: ¿similares a los anteriores?


Debates que no se olvidan...
  • Candidaturas independientes, demasiadas fallas.
  • Empresas encuestadoras, más fallas que aciertos.

Eduardo Ruiz Healy

A través de un acuerdo que publicó ayer en el Diario Oficial de la Federación, el Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer ayer “los criterios específicos para la definición de formatos y realización de los tres debates entre las y los candidatos a la Presidencia de la República durante el Proceso Electoral Federal 2017-2018”.

Los puntos más importantes del acuerdo son los que se refieren a las fechas de los debates y los lugares en donde se realizarán, los temas que se debatirán en cada evento, el papel de los moderadores y el formato de cada encuentro.

Así, las fechas y sedes de los debates, que durarán entre 90 y 120 minutos cada uno, son: 22 de abril en el Palacio de Minería de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Ciudad de México; 20 de mayo en el Campus Tijuana de la Universidad Autónoma de Baja California y; 12 de junio en el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, Yucatán.

El 22 de abril los candidatos debatirán en torno al tema Política y gobierno, que incluirá los subtemas Combate a la corrupción e impunidad, Seguridad pública y violencia, Democracia, pluralismo y grupos en situación de vulnerabilidad. El 20 de mayo el tema será México en el mundo, incluyendo los subtemas Comercio exterior e inversión, Seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional y Derechos de los migrantes. Finalmente, el 12 de junio, el debate será sobre Economía y desarrollo, con los subtemas Crecimiento económico, pobreza y desigualdad, Educación, ciencia y tecnología y Desarrollo sustentable y cambio climático.

Al respecto, considero que los temarios son demasiado amplios para que un mínimo de cuatro candidatos pueda debatir cada tema con amplitud en un máximo de 120 minutos. Para mí, el evento del 22 de abril debería concentrarse en dos asuntos: corrupción e impunidad y seguridad pública y violencia. El 20 de mayo deberían debatir únicamente sobre comercio exterior e inversión y combate al crimen transnacional. Y el 12 de junio la discusión debería centrarse en crecimiento económico, pobreza y desigualdad, y educación.

El INE, al definir un temario tan amplio para cada evento, pareciera buscar que los candidatos no profundicen en tema alguno. Por ejemplo, es importante conocer la propuesta de cada candidato para establecer un sistema fiscal que le proporcione recursos al gobierno pero que también promueva la inversión, el crecimiento económico y una mejor distribución de la riqueza; saber que propone cada uno, fuera de promesas vagas, para acabar con la corrupción y la impunidad y disminuir los índices delictivos.

Me temo que los debates presidenciales de 2018 serán similares a los de años anteriores, pero gracias al cambio de formato, menos aburridos que los de años anteriores. Ojalá me equivoque.

Candidatos independientes tienen qué explicar

CANDIDATURAS INDEPENDIENTES, UNA TOMADURA DE PELO

En 2012 fueron reformados el Artículo 35 de la Constitución y la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales con el fin de permitir que ciudadanos independientes no afiliados a partido político alguno pudieran ser candidatos a cualquier cargo de elección popular. Desde entonces señalé que los legisladores federales y estatales que aprobaron dichas reformas solo habían actuado con el fin de defender a la partidocracia que actualmente es rechazada por la mayoría de los mexicanos.

Entonces dije que eran excesivos y casi imposibles de cumplir los requisitos que la ley les exigía a las personas que deseaban participar como candidatos independientes en las elecciones federales y locales.

Nuestros legisladores se aseguraron de establecer condiciones que solamente podían ser satisfechas, y después de muchas dificultades, por una minoría de hombres y mujeres que tuvieran acceso a un elevado monto de recursos económicos y amplios contactos políticos. En pocas palabras, personas que pertenecieran a la elite político-económica del país.

Recordemos solamente lo que la ley le exige a un ciudadano “común y corriente” que desea ser candidato a la presidencia: recabare kl apoyo a su candidatura de 866 mil 593 personas, las cuales deben estar distribuidas en al menos 17 entidades del país y ser registradas en la app “Apoyo Ciudadano”, que el INE puso a disposición de los aspirantes.

Desde 2012 dije que quienes buscaran una candidatura presidencial independiente debían tener muchos millones de pesos a su disposición. Y así fue en 2018.

De acuerdo a información que proporcionan al INE, los aspirantes a una candidatura independiente Armando Ríos Piter, Jaime Rodríguez y Margarita Zavala gastaron 38.2 millones de pesos. Cada firma le costó 4.40 pesos a Ríos Piter, 15.8 pesos a Rodríguez y 12.90 pesos a Zavala.

Rodríguez reportó ingresos por 19,186,061 pesos y gastos por 19,185,037 pesos. De su propio bolsillo gastó 245,000 pesos y recibió 18.9 millones de pesos de sus simpatizantes.

Ríos Piter reportó ingresos por 5,217,528 pesos y gastos por 5,216,284 pesos. De su bolsillo aportó 724,028 pesos y obtuvo 4.4 millones de pesos de sus simpatizantes.

Zavala reportó ingresos por 3,790,114 pesos y gastos por 13,864,592 pesos. No aportó un solo centavo de su bolsillo, recibió de simpatizantes 2,004,614 pesos, y por autofinanciamiento obtuvo 1,785,000 pesos. Debe explicar de dónde obtuvo los 10,074,978 pesos restantes.

Todo lo anterior confirma que para cualquier mexicano es virtualmente imposible lograr una candidatura independiente a la presidencia de la república y que la reforma que autorizó las candidaturas independientes fue una verdadera tomadura de pelo, ya que dichas candidaturas solamente pueden ser alcanzadas por políticos profesionales que tengan acceso a los millones de pesos necesarios para tratar de obtenerlas.

La ley electoral debe ser modificada para que cualquiera que aspire a una candidatura la pueda obtener y que sean los votantes los que finalmente decidan si dicho candidato merece su voto.

ENCUESTADORAS DESACREDITADAS

La elección presidencial del 1 de julio de 2012 arrojó los siguientes resultados: Enrique Peña Nieto, candidato de la coalición PRI-PVEM, obtuvo el 38.2% de los votos, Andrés Manuel López Obrador, de la coalición PRD-PT-MC, ganó el 31.6%, Josefina Vázquez Mota, del PAN, se quedó con el 25.7% y Gabriel Quadri de la Torre, del PANAL, apenas consiguió el 2.3%. La ventaja de Peña Nieto sobre AMLO fue de 6.6 puntos porcentuales.

Antes y durante el periodo de las campañas de los cuatro candidatos a la presidencia se difundieron diversas encuestas realizadas por algunos medios de comunicación y empresas encuestadoras de buena reputación. Casi todas señalaban que Peña Nieto encabezaba las preferencias ciudadanas y disfrutaba de una amplia ventaja sobre sus contrincantes.

Sin embargo, la mayoría de las encuestas exageraron la ventaja que supuestamente tenía el priista sobre quien en esa elección compitió como perredista.

En junio de 2012 se publicaron las siguientes encuestas que colocaban a Peña Nieto por encima de AMLO: Reforma (38% vs 34%), Mitofsky (36.0 vs 25.3%), GEA/ISA-Milenio (44.8% vs 28.9%), Parametría (43% vs 30%), Berumen y Asociados (30.9-35.9% vs 27.3-31.8%), Covarrubias y Asociados (41% vs 30%), Uno TC/María de las Heras (40.1% vs 32.4%), Ipsos/Bimsa-Eduardo Ruiz-Healy (41% vs 34%), El Universal/Buendía & Laredo (45.0% vs 27.9%), BGC/Excélsior (44% vs 28%) y GEA/ISA-Milenio (46.9% vs 28.5%).

Es evidente que la mayoría de estas encuestas fallaron olímpicamente al predecir como concluiría la elección presidencial. Sólo dos se aproximaron bastante al resultado final: la de Ipsos/Bimsa-Eduardo Ruiz-Healy que le dio una ventaja de siete puntos porcentuales a Peña Nieto y la de Uno TC/María de las Heras que le dio una ventaja de 7.7 puntos.

La ventaja que las otras encuestas le dieron al del PRI aparecen entre paréntesis: Berumen y Asociados (3.6-4.1 puntos), Reforma (4 puntos), Mitofsky (10.7 puntos), Covarrubias y Asociados (11 puntos), Parametría (13 puntos), BGC/Excélsior (16 puntos), El Universal/Buendía & Laredo (17.1 puntos) y la última de GEA/ISA-Milenio (18.4 puntos).

En 2012 también se realizaron diversos sondeos a través de redes sociales y sitios web y todas fallaron estrepitosamente, más que las encuestadoras. En todos estos sondeos el ganador siempre fue AMLO, lo que desde entonces vino a demostrar que sus seguidores son los que más participan en este tipo de ejercicios realizados en Twitter, Facebook y el Internet.

Este año también se ha desatado una guerra de encuestas y los candidatos a la presidencia quieren que creamos a pie juntillas las que les conviene que creamos. La más reciente, difundida ayer por GEA/ISA, la que más erró hace seis años, da los siguientes resultados: 26.8% de preferencias para AMLO (Morena-PT-PES), 23.0% para Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC) y 20.3% para José Antonio Meade (PRI-PVEM-PANAL).

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