Ruiz Healy Times : Las universidades latinoamericanas muy atrás de las de EEUU y Canadá


Academic Ranking of World Universities
  • La tecnología genera desempleo y bajos salarios.

Eduardo Ruiz Healy

Tecnológico de Monterrey

Sólo 24 universidades mexicanas aparecen entre las 1 mil 300 que contiene el QS World Rankings 2022 que se difundió hace unos días. El QS, junto con el Times Higher Education World University Rankings (THE) y el Academic Ranking of World Universities (Shanghai Ranking), es uno de los índices más influyentes en lo que a la calificación de universidades del mundo se refiere.

Las universidades son evaluadas de acuerdo con cinco factores, recibiendo cada uno un peso específico (el cual se anota entre paréntesis): 1. Reputación académica (40%); 2. Reputación entre empleadores de los egresados (10%); 3. Número de profesores con relación al número de estudiantes (20%); 4. Número de referencias al profesorado en revistas académicas, científicas y especializadas (20%); 5. Proporción de profesores y estudiantes internacionales (10%).

Edificio de rectoría de la UNAM

Las 24 universidades mexicanas y el lugar que ocupan en el índice son: UNAM (105); Tecnológico de Monterrey (161); Panamericana (entre el 551 y 560); Anáhuac (entre el 601 y 650); Iberoamericana (entre el 701 y 750); Instituto Politécnico Nacional e Instituto Tecnológico Autónomo de México ITAM (ambos entre el 751 y 800); Autónoma Metropolitana UAM, Autónoma de Chapingo, U Autónoma del Estado de Hidalgo, Autónoma del Estado de México, U de Guadalajara y Universidad de las Américas Puebla UDLAP (entre el 801 y 1000); Benemérita U Autónoma de Puebla, Autónoma de Nuevo León y U de Monterrey (entre el 1001 y 1200); ITESO U Jesuita de Guadalajara, Autónoma de Yucatán, Autónoma de Baja California, Autónoma de Querétaro UAQ, Autónoma de San Luis Potosí, Autónoma de Morelos, U de Guanajuato y U de Sonora (entre el 1201 y 1300).

¿Cómo se compara México con otros países de América?

Instituto Politécnico Nacional

En el QS se incluyen 177 universidades de Estados Unidos. Cinco de ellas aparecen entre las 10 mejores del mundo: Massachusetts Institute of Technology MIT (1), Stanford U (3), Harvard U (5), California Institute of Technology Caltech (6) y U of Chicago 10).

De Canadá aparecen 28. Tres de ellas entre las mejores 50 del mundo: U of Toronto (26), McGill U (27) y U of British Columbia (46).

Para los países latinoamericanos anoto el número de universidades incluidas en el ranking, cuál es la mejor de cada país y, entre paréntesis, el lugar que ocupa en el ranking.

Obsoletas formas de trabajo

Argentina: 24, U de Buenos Aires (69); Bolivia: 2, U Católica Boliviana y U Mayor de San Andrés (entre los lugares 1201 y 1300); Brasil: 27, U de Sao Paulo (121); Chile: 20, Pontificia U Católica de Chile (135); Colombia: 19,  U de los Andes (236); Costa Rica: 3, U de Costa Rica (entre el 531 y 540); Cuba: 3, U de la Habana (entre el 501 y 510); Ecuador: 7, U San Francisco de Quito (entre el 751 y 800); Honduras: 1, U Nacional Autónoma de Honduras (entre 1201 y 1300); Panamá: 3, U Tecnológica de Panamá (entre el 801 y 1000); Paraguay: 1, U Nacional de la Asunción (entre el 1001 y 1200); Perú: 8, Pontificia U Católica del Perú (395); Uruguay: 4, U de Montevideo (469); Venezuela: 5, U de los Andes – Mérida (entre el 801 y 1000).

Jeremy Rifkin

Las universidades latinoamericanas están muy atrás de las principales de EEUU y Canadá y eso afecta a sus estudiantes porque cada vez más empresas utilizan los rankings para determinar la calidad profesional de los egresados y los sueldos que percibirán.

 

TECNOLOGÍA PROMUEVE

DESEMPLEO Y BAJOS SALARIOS

Jeremy Rifkin

 En su libro The End of Work: the decline of the global labor force and the dawn of the post-market era (Putnam & Sons, New York 1995), el economista estadounidense Jeremy Rifkin escribe que “estamos entrando en una nueva fase en la historia caracterizada por el declive constante e inevitable de puestos de trabajo, ya que las computadoras sofisticadas, la robótica, las telecomunicaciones y otras tecnologías de vanguardia reemplazan a los seres humanos en prácticamente todos los sectores e industrias (…) Sugiere que es hora de prepararnos a nosotros mismos y a nuestras instituciones para un mundo que está eliminando gradualmente el empleo masivo en la producción y comercialización de bienes y servicios. Necesitaremos encontrar alternativas al trabajo formal y nuevas formas de generar ingresos y poder adquisitivo en esta era post-mercado”.

Han transcurrido 26 años de su publicación y quienes desde entonces han gobernado a los países del mundo, México incluido, o no se enteraron de su contenido o, conociéndolo, lo ignoraron, porque los discursos sobre creación de empleos que hoy pronuncian los funcionarios y candidatos a un cargo de elección, sin importar su ideología, son iguales a los que dijeron sus antecesores, cuando no existían robots, ni computadoras, ni máquinas inteligentes.

Nuevas formas de trabajo

La emergencia de estas tecnologías explica en gran medida la reducción de los salarios reales de millones de personas en el mundo.

En México, conforme se extienda el uso de las nuevas tecnologías se irán reduciendo más los salarios reales, lo que es sumamente grave si consideramos que, de acuerdo con cálculos realizados por Manuel Aguirre Botello, la capacidad adquisitiva del salario mínimo vigente, con todo y los aumentos realizados durante el actual gobierno, está por debajo de la que se tenía en 1938.

El libro de referencia

En Estados Unidos la situación también es preocupante. Un estudio difundido hace algunos días por el National Bureau of Economic Research (NBER) y comentado por axios.com, señala que “La tecnología de automatización ha sido el principal impulsor de la desigualdad de ingresos en EEUU durante los últimos 40 años (…) La exportación de empleos, el declive de los sindicatos y la concentración empresarial han contribuido a ampliar la brecha entre los trabajadores menos calificados y los más calificados, pero la automatización es el factor más importante y probablemente se volverá aún más importante en los próximos años (…) Los salarios reales de los trabajadores de baja educación han disminuido significativamente en las últimas cuatro décadas, y los ingresos reales de los hombres que carecen de un título de secundaria ahora son un 15% más bajos que en 1980 (…) Durante el mismo periodo, los salarios reales de los trabajadores con un título de posgrado y, en mucha menor medida, los de aquellos con una licenciatura, aumentaron drásticamente”.

Rifkin sugiere cómo aminorar los efectos de los avances tecnológicos. Por ejemplo, plantea la instauración de un salario básico universal para que cualquier persona tenga los recursos para tener una vida digna, cuente o no con trabajo.

Los de la 4T y sus opositores harían bien en leer el libro para entender la situación y pensar cómo enfrentarla. Paidós publicó en 1996 la traducción al español.

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