Ruiz Healy Times. Elecciones USA: no hubo sorpresas


La joven latina Alexandria Ocasio-Cortéz triunfó respaldada por el Partido Demócrata
  • Donald Trump no cuenta con toda la preferencia de los estadounidenses.
  • Demócratas con mayoría en Cámara de representes investigaría a Trump.
  • ¿Cómo fue el Día Después para el presidente de EU y los republicanos?

Eduardo Ruiz Healy

Aunque el presidente Donald Trump, sus voceros y aliados traten de minimizar las derrotas que sufrieron los candidatos del Partido Republicano y minimizar las victorias de los del Partido Demócrata, la verdad es que para ellos, ciertamente, fue un martes amargo y desolador.

Para empezar, a partir del 3 de enero del año venidero los Republicanos dejarán de tener el control de la Cámara de Representantes en vista de que los Demócratas obtuvieron la mayoría parlamentaria después de que ganaron 26 escaños adicionales a los que tenían, para así lograr un total de 221 (el 51.2% del total). Los Republicanos, al perder 26 se quedaron en la minoría, con 196 representantes o el 47.1% del total. Al momento de escribir esta columna, aún no se habían determinado los ganadores en cinco distritos electorales, pero esos resultados no cambiarán el resultado final.

La pérdida del control Republicano en la Cámara Baja del Congreso representa un golpe tremendo para Trump debido a que en los dos años restantes de su mandato, no podrá imponer gran parte de su agenda si no llega a establecer acuerdos con los Demócratas, quienes han tenido que soportar numerosos insultos y humillaciones por parte de él y sus colegas Republicanos desde enero de 2016.

Cámara de Representantes en EU

INVESTIGARÁN NEGOCIOS PERSONALES DE D. TRUMP

Los Demócratas ahora podrán investigar las finanzas y negocios personales del presidente para determinar sus vínculos con bancos, empresarios y autoridades de Rusia, Arabia Saudita y otros países; podrán exigir que la autoridad fiscal les entregue las declaraciones de impuestos que éste se ha negado a presentar bajo el pretexto de que está siendo auditado por dicha autoridad, y así podrán conocer si ha sido o no un sofisticado evasor de impuestos; podrán intensificar las investigaciones para saber si él, sus hijos y colaboradores estaban coludidos con los rusos que a través de las redes sociales y filtraciones por WikiLeaks buscaron perjudicar a Hillary Clinton y al Partido Demócrata; tratarán de determinar si él y sus familias están aprovechándose del poder e influencia de la presidencia estadounidense para acrecentar la fortuna familiar mediante la realización de negocios prohibidos o francamente ilegales. En pocas palabras, la Cámara de Representantes, que hasta ahora ha sido su aliada incondicional, se convertirá a partir de enero en su acérrimo rival. De modo que para defenderse tendrá que perder mucho tiempo y, peor aún, sacará lo peor de su carácter, pues ya advirtió que si los Demócratas van tras él, irá tras ellos; una guerra sin cuartel.

Elecciones intermedias en Estados Unidos

SENADO SEGUIRÁ CON LOS REPUBLICANOS

Como se esperaba, el Senado seguirá siendo controlado por los Republicanos, que aumentaron ahí su presencia a 51 senadores contra 46 Demócratas, aunque falta por decidirse los resultados en dos estados y se programará una elección extraordinaria en Mississippi, en vista de que ninguno de los cuatro candidatos obtuvo más del 50.1% de los votos. Al seguir con el control de la Cámara Alta, Trump podrá nombrar sin mayor problema a funcionarios y jueces que requieren de la aprobación de ese órgano legislativo. Pero gran parte de la agenda trumpista no podrá cumplirse sólo con los senadores a su favor, por lo que necesitará negociar con los Demócratas de la Cámara Baja.

Finalmente, en lo que a las elecciones de gobernadores se refiere, los candidatos Demócratas ganaron ayer en siete estados, lo que eleva su número a 23 contra 25 Republicanos. Falta determinar los triunfadores en dos estados.

No hubo sorpresas en las elecciones estadounidenses del pasado martes. La sorpresa es que Trump y sus Republicanos no acepten que el golpe que les dieron los Demócratas les duele y seguirá doliendo hasta las elecciones de 2020.

Burócratas mexicanos ¿dispuestos al cambio?

EL DÍA DESPUÉS

 The Day After (El día después en Latinoamérica) es una película estadounidense dirigida por Nicholas Meyer y protagonizada por Jason Robards y John Lithgow. Estrenada para la televisión norteamericana en la cadena ABC en 1983, la película postula una guerra entre fuerzas de la OTAN y las del Pacto de Varsovia que se intensifica rápidamente en un intercambio nuclear a gran escala entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Sin embargo, la acción misma se centra en los residentes de Lawrence, Kansas, y Kansas City, Missouri, así como varias granjas familiares situados junto a los silos de misiles nucleares. El día después consiguió una audiencia de 100 millones de espectadores en los Estados Unidos y se distribuyó por su calidad a las salas de cine de Europa, con un notable éxito del público y la crítica (…) La escena final se desvanece en color negro y el profesor Huxley llama por su radio improvisada: ‘¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿alguién, vivo?’”. Así describe Wikipedia esta película que recuerdo haber visto hace 28 años, cuando era intensa la Guerra Fría que enfrentaba al mundo capitalista y liberal, encabezado por Estados Unidos, contra el comunista y autoritario, dirigido por la extinta Unión Soviética.

La escena final es terrible porque, a fin de cuentas, uno sabe que después del intercambio de bombas nucleares no quedó nadie vivo para contestarle al profesor Huxley.

El sentimiento que la película dejó en mí fue de una profunda tristeza, tristeza que me encantaría que hoy sientan Donald Trump y sus Republicanos un día después de las elecciones federales y estatales en donde, al momento de escribir anoche esta columna, todo parecía indicar que el partido en el poder perdería su mayoría en la Cámara de Representantes y varias gubernaturas.

El día después

Pese al excelente comportamiento de la economía estadounidense, parece ser que el populista y demagogo Trump no es capaz de atraer la simpatía de la mayoría de los estadounidenses.

El promedio de encuestas de realclearpolitics.com indica que 53.2% de los estadounidenses no aprueba la gestión de su presidente y que 43.6% sí la aprueban. Otro promedio de encuestas señala que 54.3% manifiesta que su país no va en la dirección correcta y sólo 39.5% opina lo contrario. Finalmente, un promedio más muestra que 54.5% tiene una opinión negativa de su presidente y 41.8% tienen una opinión favorable.

Estos datos son sorprendentes en vista de que en Estados Unidos siempre se ha aceptado como un hecho que un presidente es popular y ampliamente aceptado si la economía marcha bien. Con Trump se está rompiendo esa regla.

Aparentemente, a la mayoría de los estadounidenses no les gusta que su presidente sea racista, xenófobo, vulgar, ofensivo, narcisista, pedante y, francamente, mamón. Parece ser que quieren que su presidente actúe como un presidente real, como un hombre de Estado, como “el líder del mundo libre” y no como un amigo y hasta cómplice de tiranos como el príncipe heredero saudita, el dictador asesino de Corea del Norte, el violador serial de derechos humanos filipino y el nuevo zar de Rusia.

Hasta el momento de escribir esta columna, los resultados preliminares de las elecciones indicaban que los Demócratas podían quedarse, por una muy ligera mayoría, con el control de la Cámara de Representantes, que seguirán siendo minoría en el Senado y que varias gubernaturas serán suyas.

Ojalá que para Trump y sus Republicanos, hoy, el día después de las elecciones, sea un día amargo y desolador. Los resultados lo determinarán.

Barrer de arriba para abajo

ABATIR LA CORRUPCIÓN, PROMESA DIFÍCIL DE CUMPLIR

Una de las razones por las que un 53% de los electores votó a favor de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial del 1 de julio pasado, fue el compromiso de acabar con la corrupción que desde siempre ha caracterizado a un alto número de funcionarios, sin importar que pertenezcan al poder ejecutivo, legislativo o judicial, que trabajen para organismos federales, estatales o municipales, o que tengan un cargo de alto, mediano o bajo nivel.

Las escaleras se barren de arriba hacia abajo, dijo muchísimas veces el hombre que dentro de sólo 26 días se convertirá en el sexagésimo quinto presidente de México, para así explicarnos que si el jefe del gobierno federal es honesto, igual de honestos serán todos sus subordinados, desde los secretarios de Estado, hasta los burócratas de más bajo nivel.

Predicar ser honesto con el ejemplo es la propuesta de AMLO. Pero, ¿qué tan dispuestos estarán para imitarlo quién sabe cuántos deshonestos, corruptos y extorsionadores que seguramente hay entre los 1.4 millones de burócratas federales que quedarán en la nómina a partir del 1 de diciembre, después de hayan sido despedidos siete de cada 10 empleados de confianza?

Y no sólo ellos, ¿querrán cambiar muchos de los corruptos que hay entre los aproximadamente 3.2 millones de servidores públicos contratados por los gobiernos estatales y municipales, incluidos gobernadores, presidentes municipales y otros funcionarios con mala reputación? ¿E imitarán también a Andrés Manuel cada uno de los legisladores, ministros, jueces, magistrados y los miles de burócratas que trabajan para ellos en las cámaras legislativas, juzgados y tribunales federales y estatales?

Andrés Manuel López Obrador

TAREA DIFÍCIL  DE CUMPLIR

De todas las promesas que como candidato presidencial hizo, la de abatir la corrupción demostrará ser la más difícil de cumplir porque, a diferencia de lo que representa una decisión unilateral, como es cancelar la construcción de un aeropuerto, disminuir los vergonzosos niveles de corrupción que hay en el país requiere de la decisión de millones de servidores públicos que, para apoyar al presidente de la República, deberán estar dispuestos a ser honrados, a  no tolerar actos de corrupción dentro de sus filas y a estar preparados para denunciar y probar la deshonestidad de sus jefes, subordinados y compañeros de trabajo.

Muchos militantes de MORENA no comparten la visión de su caudillo. El reprobable comportamiento observado desde el 1 de julio en varios de sus legisladores federales y locales, presidentes municipales y alcaldes, hayan sido electos o estén ya en funciones, así lo demuestra.

No dudo de la honestidad del próximo presidente de México, pero no puedo decir lo mismo de muchos de los que conformarán su gobierno. El hecho de que haya varias personas que no reúnen las cualidades mínimas para desempeñar eficaz y eficientemente los cargos dentro del gabinete presidencial, ya es una evidente muestra de su deshonestidad y ambición desmedida.

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