Ruiz Healy Times: AMLO debe aprender a cuidarse y dejarse cuidar


Andrés Manuel López Obrado

Eduardo Ruiz Healy

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador, después de ganar por amplio margen la elección presidencial del 1 de julio, se tomó una muy breves vacaciones, del 16 al 20 de este mes. Acompañado de su esposa llegó al aeropuerto en donde ambos, como cualquier pasajero, se formaron en la fila para pasar por el filtro de seguridad y dirigirse luego a la sala correspondiente para abordar el avión comercial que los llevó a su destino. No se vieron guaruras que los cuidaran y los que quisieron se les acercaron para saludarlos o tomarse una foto con ellos.

Salvo esos cuatro días, AMLO ha estado sumamente activo en su casa de campaña, sosteniendo reuniones con grupos diversos y con quienes formarán parte de su gobierno, concediendo entrevistas a ciertos medios de comunicación, anunciando diversas acciones que emprenderá su gobierno y explicando en qué consistirán las iniciativas que someterá a la consideración del Congreso de la Unión que a partir del 1 de septiembre estará controlado por sus huestes morenistas, petistas y pesistas.

Para un hombre de casi 65 años que es hipertenso, ha sufrido uno o dos infartos cardiacos y padece fuertes dolores en su columna vertebral, el ritmo de trabajo del tabasqueño es sorprendente y personas más jóvenes difícilmente soportarían tanta actividad. Tal vez es la famosa vitamina P (de poder) que ahora circula por sus arterias la que le proporciona tanto vigor físico.

Por las largas horas que todos los días le dedica al trabajo, pareciera que Andrés Manuel aún no concientiza totalmente que por fin terminó la que fue su sexta campaña electoral. Aparentemente le está costando trabajo reducir la intensidad con qué vivió durante los últimos meses. En su oficina me dicen que lo que sucede es que el próximo presidente ha dicho que para realizar la denominada Cuarta Transformación del país se va a tener que trabajar a marchas forzadas y, como él ha afirmado, realizar en seis años lo que normalmente se haría en 12.

Sea lo que sea, el caso es que ni a México ni a los mexicanos nos conviene que el próximo presidente ande caminando por lugares públicos sin un mínimo de protección ni que esté trabajando hasta el punto de quedar exhausto. AMLO debe aceptar la protección del Estado Mayor Presidencial y de los expertos en seguridad que ahí trabajan, porque el pueblo no lo va a poder cuidar todo el tempo y en cualquier lugar contra los enemigos que, como cualquier gobernante, seguramente tiene y que quisieran atentar contra él. También debe cuidar su resquebrajada salud porque de poco le servirá al país si por diversas dolencias no puede desempeñar óptimamente su cargo.

López Obrador será presidente de todos los mexicanos, sin importar si son parte del 53% que votó por él o del 47% que no lo hizo. Por el bien de todos, debe aprender a cuidarse y dejarse cuidar.

Donald Trump

FUERA DE SER POPULISTAS, AMLO Y TRUMP NO SE PARECEN

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador hizo pública el domingo pasado la propuesta que le envío a Donald Trump por medio del secretario de Estado Mike Pompeo cuando éste lo visitó en su casa de campaña el 13 de julio. El documento, fechado el 12 de julio, puede leerse en lopezobrador.org.mx/wp-content/uploads/2018/07/Carta-firmada.pdf

En pocas palabras, el mexicano le propone al gringo que sus respectivos gobiernos trabajen coordinadamente para logra el desarrollo económico no solo de México sino de todos los países de Centro y Sudamérica para que los mexicanos y los demás hispanoamericanos “no tengan que migrar por pobreza o violencia” y “que la emigración sea optativa y no necesaria”. Para ello, AMLO insta a Trump que concluya la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y le explica los diversos proyectos que aplicará para detonar la economía mexicana, especialmente la del sur del país. Para el presidente electo, al mejorar la situación de millones de mexicanos desparecerán las condiciones que promueven la emigración ilegal hacia Estados Unidos y, en gran medida, disminuirán las causas que orillan a muchos a ingresar a las filas de la delincuencia, sea organizada o no. En lo general, no creo que haya muchos que no estén de acuerdo con sus propuestas; lo que de ellas opiné un antimexicano como Trump, es otro asunto.

Del documento, lo que ha levantado cierta discusión ese la parte final en donde Andrés Manuel escribe: “Me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante”.

Fuera de que ambos son populistas nacionalistas que ofrecen soluciones sencillas a problemas complejos, creo que en pocas cosas se parecen AMLO y Trump (hasta ahora).

En primer lugar, Trump ha demostrado ser un mentiroso patológico que no cumple muchas de sus promesas de campaña, especialmente aquellas que requieren la aprobación del Congreso de su país, como es el caso del muro que según él pagaría México. AMLO aún no ha gobernado al país así que habrá que ver si cumple o no las suyas.

En segundo lugar, Trump efectivamente ha enfrentado situaciones adversas, generalmente causadas por él mismo, ya sea, quebrando empresas, siéndole infiel a sus esposas o fastidiando a sus competidores. Por su parte, Andrés Manuel sí ha encementado la adversidad oponiéndose al PRI y sus gobiernos desde que en 1988 buscó por primera vez ser gobernador de Tabasco.

En tercer lugar, Trump dijo que desplazaría al establishment pero la verdad es que hoy gobierna con ellos, su gabinete representa al 1.0% más rico de los estadounidenses y la mayoría de los republicanos en ambas cámaras de Congreso pertenecen a los estratos socioeconómicos más altos. López Obrador, por su lado, sí desplazará a la mayoría de los políticos que desde 1982 se apoderaron del aparato burocrático.

Elementos del Estado Mayor

NO HAY NI AMOR ENTRE AMLO Y TRUMP 

Ahora resulta que el presidente estadounidense Donald Trump admira al presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Por lo menos eso es lo que algunos deducen después de escuchar y leer los aduladores comentarios verbales y vía Twitter que el primero ha hecho sobre el segundo. También, por algunas frases que contiene la carta que el estadounidense le envió hace unos días al mexicano, en la que le dice estar de acuerdo “con las cuatro prioridades que ha identificado: comercio, migración, desarrollo y seguridad” y le informa que su “equipo ha trabajado duro durante los últimos 18 meses para aumentar la cooperación con México en estas áreas. Les he ordenado que redoblen sus esfuerzos con su equipo”.

José Antonio Meade

Sin embargo, después de expresar que está totalmente de acuerdo con Andrés Manuel y  decirle que apoya una renegociación exitosa del TLCAN, le advierte que si dicha renegociación no se concluye rápidamente “tendré que elegir un camino muy distinto al presente. Lo anterior no es de mi preferencia, pero sería mucho más redituable para los Estados Unidos y sus contribuyentes”. O sea, como yo lo interpreto, el presidente gringo está amenazando: “o se concluye la renegociación como yo la quiero o la doy por concluida, como realmente deseo hacerlo, para luego negociar un nuevo acuerdo bilateral”.

Francisco Gil Díaz

No nos engañemos: Trump solo trabaja para él mismo y sus socios y todas sus decisiones tiene un solo objetivo: satisfacer y hacer crecer su base electoral con vistas a la elección presidencial de 2020. Y también sabe que el mexicano ni lo quiere ni lo admira y menos lo respeta.

Recordemos que AMLO, al referirse a estadounidense en un discurso que pronunció en Los Ángeles, California, el 12 de febrero de 2017, dijo: “A Donald Trump y al grupo que lo asesora les ha dado resultado azuzar a integrantes de ciertos estratos de la sociedad estadounidense en contra de los inmigrantes y, en particular, los de nacionalidad mexicana. El discurso de odio y la cizaña en contra de los extranjeros, les permitió ganar la presidencia y suponen que van a mantenerse y reelegirse en el gobierno alimentando el odio de unos sectores contra otros”. Trump también ha de estar enterado que el tabasqueño lo calificó como una persona “errática y arrogante”.

Grandes multitudes

Y muchos menos ha de ignorar que el hombre que López Obrador ha decidido que sea su próximo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, presumió en su momento que era asesor en el equipo de campaña de la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, de quien Trump se refiere como Crooked Hillary (Hillary La Chueca), aludiendo a supuestos actos corruptos de ésta.

AgustÌn Carstens

De entrada aceptemos que, pese a las lindas palabras, no habrá nunca una buena relación entre el actual presidente de Estados Unidos y el próximo presidente de México, lo cual dificultará aún más la de por sí complicada relación bilateral.

Preparémonos para enfrentar tiempos más difíciles.

Ernesto Cordero

NOS ENDEUDARON, PERO NO SON RESPONSABILIZADOS POR ELLO

Los datos muestran que, por lo menos en lo que al manejo de la deuda externa se refiere, Vicente Fox y su secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz actuaron con prudencia, mientras que los sucesores de ambos fueron unos irresponsables.

Al finalizar el gobierno de Ernesto Zedillo, en diciembre de 2000, la deuda externa total ajustada en dólares era, en número redondos, de 152,260 millones de dólares, equivalente al 21.52% del producto interno bruto (PIB) del país. Seis años después, al concluir el gobierno foxista, era de 172,482 millones de dólares, que si bien es una cifra mayor que la que heredó, equivale al 17.65% del PIB. Esto significa que Fox y Díaz Gil la redujeron en 3.87 puntos porcentuales como porcentaje del PIB.

Ernesto Zedillo

En diciembre de 2012, al concluir el desastroso sexenio calderonista, la deuda externa se había más que duplicado respecto a lo que era seis años antes, llegando a los 345,672 millones de dólares, equivalentes al 28.39% del PIB. Bajo la conducción de Agustín  Carstens, el primero de los tres secretario de Hacienda de Calderón y que estuvo en el cargo los años 2007, 2008 y 2009, aumentó 17,484 millones de dólares, para alcanzar los 189,966 millones de dólares, equivalentes al 20.37% del PIB. Luego, durante el tiempo en que Ernesto

Felipe Calderón

Cordero fue el titular de la Secretará de Hacienda,  (diciembre 2009 a septiembre 2011), aumentó en otros 91,375 millones de dólares, para llegar a los 281,341 millones de dólares, equivalentes al 26.82% del PIB. Finalmente, durante el tiempo en que José Antonio Meade se encargó de la SHCP (septiembre 2011 a noviembre 2012), la deuda registró otro descomunal incremento, esta vez de 64,330 millones de dólares, para alcanzar los 345,672 millones de dólares que Calderón le heredó a Enrique Peña Nieto