Rosario Castellanos levantó la voz por derechos de las mujeres


La escritora chiapaneca habría cumplido 91 años este mes de mayo.

Su creatividad cubrió las áreas de novela,cuento, poesía y teatro.

Fungió como catedrática de la UNAM y universidades de Estados Unidos. 

Agencias.

Rosario Castellanos Figueroa nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925 y falleció en Tel Aviv, Israel el 7 de agosto de 1974. Fue una narradora y poeta. Es considerada una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX.

Rosario Castellanos creció en la hacienda de su familia en Comitán, Chiapas. Cuando tenía siete años, su hermano menor Mario murió de apendicitis y sus padres murieron en 1948. Ella se quedó huérfana y con medios financieros limitados. Sintió la necesidad urgente de expresarse y pronto se convirtió en la primera escritora de Chiapas.

En 1950 emigró a la Ciudad de México donde se graduó como maestra en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Tuvo la oportunidad de relacionarse con Ernesto Cardenal, Dolores Castro, Jaime Sabines y Augusto Monterroso.

En la Universidad de Madrid estudió estética, becada por el instituto de Cultura Hispánica en la Universidad de Madrid. Fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como en la Universidad de Wisconsin, en la Universidad Estatal de Colorado y en la Universidad de Indiana.

Escribió durante varios años en el diario Excélsior, fue promotora del Instituto Chiapaneco de la Cultura y del Instituto Nacional Indigenista, así como secretaria del PEN Club. En 1954-5 fue becada por la Fundación Rockefeller en el Centro Mexicano de Escritores.

Se casó con el profesor de filosofía Ricardo Guerra en 1958, y el nacimiento de su hijo, Gabriel, fue un momento importante en su vida, ya que ella estaba luchando con la depresión después de abortos involuntarios y la muerte de una hija recién nacida. Se divorció después de trece años de matrimonio.

 

ÌCONO DEL FEMINISMO EN LATINOAMÉRICA

Dedicó una gran parte de su obra y de sus energías a la defensa de los derechos de las mujeres, labor por la que es recordada como uno de los símbolos del feminismo latinoamericano.

Como promotora cultural laboró en el Instituto de Ciencias y Artes de Tuxtla Gutiérrez y dirigió el Teatro Guiñol del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, auspiciado por Instituto Nacional Indigenista.

En la UNAM trabajó como Directora General de Información y Prensa (1960-1966) y fue profesora en la Facultad de Filosofía y Letras. Antes de morir estaba trabajando en el servicio exterior. Fue nombrada embajadora de México en Israel en 1971, y trabajó como catedrática en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Falleció en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974, a consecuencia de una descarga eléctrica provocada por una lámpara cuando acudía a contestar el teléfono al salir de bañarse. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres desde el 9 de agosto de 1974.

 

SÓLIDA CARRERA LITERARIA

Su obra gira en torno de temas políticos, ya que concebía al mundo como «lugar de lucha en el que uno está comprometido», como lo expresó en su poemario Lívida luz. Consideraba la poesía como «un intento de llegar a la raíz de los objetos. Cada tema lo trataba ligado con lo cotidiano y con el interés por el papel de la mujer en la sociedad y por la crítica del enfoque sexista, ejemplificado por su cuento Lección de cocina: cocinar, callarse y obedecer al marido.

Su obra de teatro El eterno femenino (1975) se apuntala sobre principios feministas. Según un artículo de Mercedes Serna, a través de la obra «Castellanos hará un recorrido irónico y jocoso por la historia de la mujer en México, a través de una serie de personajes femeninos.

Otros temas que explora son entre miembros del mismo sexo y del sexo opuesto y el optimismo.

Su propios sentimientos se ven reflejados en sus escritos: en el cuento Primera revelación describe su experiencia de niña discriminada frente a su hermano; el poema en prosa Lamentación de Dido se inspira en el desamor de su amor de muchos años, Ricardo Guerra; la novela Rito de iniciación, también de connotaciones autobiográficas, se enfoca en los conflictos de una mujer dedicada a los estudios para escapar de los prejuicios conservadores de la provincia y enfrentar la competencia profesional en la ciudad. Esta obra se publicó sólo de manera póstuma.

Muchas de las obras de Rosario Castellanos contienen el tema de llamar la atención sobre la diferencia entre dos grupos, principalmente entre hombres y mujeres.

 

LA NOVELA MEXICANA

En su ensayo «La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial,» Castellanos comenta que las obras indígenas hablan de “la objetividad del tratamiento y la individualidad del personaje,” y aunque es extraño para la sociedad «blanca,» es aún importante para la historia y narrativa de México.

Castellanos reconoce su privilegio como una mujer blanca, que es moderno a mediados del siglo veinte. También habla de la importancia de la novela mexicana y la describe como «una aspiración al conocimiento

 

Versatilidad en su obra

Novelas:

“Balún Canán» (1957)

“Oficio de tinieblas” (1962)

“Rito de iniciación” (1996)

 

Poesía:

“Trayectoria del polvo” (1948)

“De la vigilia estéril” (1950)

“El rescate del mundo” (1952)

“Poesía no eres tú: obra poética, 1948-1971” (1972)

 

Cuentos:

“Ciudad real” (1960)

“Los convidados de agosto México” (1964)

“Álbum de familia” (1971)

 

Teatro

“Tablero de damas, pieza en un acto” (1952)

“El eterno femenino: Farsa” (1975)