Reportajes Metropolitanos : Seré cadáver, pero no gusano


Su Álbum del Corazón
  • Recorrido por la novedosa y singular obra poética de Antonio Plaza.
  • Su poesía, corrosiva y caustica, solda o amputa, absuelve o condena.
  • Alejo Carpentier y su gran participación en el boom latinoamericano.
  • Recuento del recorrido que el escritor cubano realizó por Latinoamérica.
  • Sor Juana Inés de la Cruz y sus 44 años de fructífera creación literaria.

Reportajes Metropolitanos

Antonio Plaza

“Ante el oro y el poder no me arrodillo,

aunque me agobie el poder tirano; me muero de hambre,

pero no me humillo, seré cadáver, pero no gusano”

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Una ligera reflexión:

Hay bastantes personas que se enorgullecen de lo que pasaron en la vida: lugares donde trabajaron, eventos a los que asistieron o su infancia.

A diferencia de ellos, en realidad prefieres guardar tu historia para ti, ya sea porque es algo negativo que no quieres que te recuerden o porque has tenido algún tipo de experiencia traumática.

A veces, sientes que has cambiado tanto que la persona que alguna vez fuiste se ha ido.

Tienes un poder y una capacidad increíbles para seguir adelante con tu vida, sin importar el obstáculo que encuentres o la derrota que sufras, esto te empuja a sacar conclusiones sobre tu vida y a emprender nuevos y mejores caminos.

Si evitas compartir con otros sobre tu pasado porque temes que hará que se alejen de ti, recuerda que quien realmente te ama, te aceptará no sólo como eres, sino también como eras.

Amado Nervo

Ningún poeta mexicano, incluidos Manuel Acuña, Amado Nervo y Ramón López Velarde (para citar sólo a los que más se han acercado a la veneración popular), logró adentrarse en la sensibilidad del pueblo, convirtiéndose en cantor de sus grandezas y miserias, de sus virtudes y sus vicios, de sus altanerías y de sus frustraciones como Antonio Plaza.

Ninguna voz poética más viril que la suya para zaherir al poderoso, para maldecir al perverso y defender al humilde.

Su verdad, como acertadamente ha observado Rubén M Campos, quema como gota candente de plomo sobre carne viva.

Su poesía, corrosiva y caustica, solda o amputa, absuelve o condena, según el grado del mal en cada organismo y en cada espíritu, sin que el poeta se preocupe del efecto, lo que le ganó el amor al pueblo.

Pero no solamente la poesía de Antonio Plaza, sino también su vastísima producción festiva, son ya hijas del sentimiento popular. La selección que de él presentamos, por lo consiguiente, de lo menos que puede dejarnos satisfechos es de su novedad:

Autobiografía Heroica

El éxito no fue malo

tuvo siempre sus olores

y volví pisando flores

con una pata de palo.

Epigramas

Dijo la niña Isabel:

cuando con Juan se midió:

-No somos iguales: él

tiene un dedo más que yo.

Mariquita, ella tan viva,

una noche resbaló,

y aunque cayó boca arriba

el vientre se le inflamó.

Y ¿cómo es el diablo, madre?

Dime, para entretenernos.

-Es viejo, feo y con cuernos.

-No sigas: ese es mi padre.

Iban a matar a un chivo

y Cenobio lo evitó.

su mujer le preguntó:

¿Para qué lo quieres vivo

cuando es inútil así?

Él dijo entonces: “Señora,

lo que hago por él ahora

mañana lo harán por mí.

Doña Manuelita Ocio

un pleito tiene enredado;

pero no encuentra abogado

que le mueva su negocio.

Lindos pies te ha dado Dios

Bien mereces otros dos.

Hicieron guarda de aduana

marítima a Juan Castillo,

y a poco su bella hermana

resultó con un chiquillo.

Él, muy enojado, pronto

quiso matar al trofeo;

Pero ella le dijo: ¡Tonto!

¿Quieres perder el empleo?

Ya no ejerce el doctor Lario:

¡eso si es humanitario!

Epitafios

Isabelita Meneses,

siendo tan pobre y tan bella,

al cielo se fue doncella

pues murió a los quince meses.

La hermosa doña Ventura

descansa aquí boca arriba,

porque cuando estaba viva

le gustaba esa postura.

El chapucero Canuto

Hace un año aquí llegó

Pagó a la tierra tributo ….

-Fue lo único que pagó.

El Burócrata Dorantes

Aquí reposa, como antes.

Sor Juana Inés de la Cruz

LOS PASOS DE ALEJO CARPENTIER

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Una pequeña contribución sobre el escritor. Periodista y diplomático.

Sobre su biografía existen varias lagunas y contradicciones dada la desigual información de la que se dispone. Según el propio autor, nació en La Habana, fruto del matrimonio de un arquitecto francés y una pianista rusa, y se formó en escuelas de Francia, Austria, Bélgica y Rusia.

Tras su muerte, sin embargo, se empezó a documentar una muy distinta biografía que situó el nacimiento del autor en Suiza, procedente de una familia humilde que emigró a Cuba instalándose en el pueblo de Alquizar, donde el futuro escritor trabajó como repartidor de leche.

Lo que sí está fuera de dudas es que Carpentier inició su actividad literaria en simultáneo con la musicología, su otra vocación de toda la vida.

En 1944 se trasladó a Caracas, donde vivió varios años, dedicándose al periodismo radiofónico y ejerció también de profesor universitario y columnista en diarios y revistas, mientras realizaba una interesante difusión de la música contemporánea.

Luego de una temporada en Haití, regresó a Cuba tras la Revolución liderada por Fidel Castro y el Che Guevara (1959) y ocupó varios cargos oficiales hasta que en 1966 fue nombrado embajador en París, donde permaneció hasta sus últimos días.

Enseguida los pasos de Alejo.

Dos eminentes diplomáticos en retiro, don Leandro Arellano que los describe y don Antonio Pérez Manzano, que nos acerca la narrativa, en Obras Escritas y Artísticas.

Digamos, sin error, literatura y cultura pura.

I.-Parece que cada miembro del Boom latinoamericano mantenía una opinión propia sobre el significado y alcances de aquel fenómeno literario. Los lectores no sabían con certeza quién pertenecía al grupo sagrado y quién no. Nadie se atrevería a negar que Alejo Carpentier fuera miembro natural del conjunto, no obstante ser algo mayor que la pléyade de jóvenes escritores que constituían la columna vertebral de aquella generación.

Se trataba de un narrador latinoamericano cuyas principales novelas se publicaron en las décadas de los cincuenta y sesenta y cuya tendencia pertenecía por entero a la corriente literaria del Boom. Más aún, Carpentier si no el creador, fue gran promotor –y precursor de contado- del concepto del realismo mágico o real maravilloso, que rondaba al Boom.

En 1945 Alejo viajó a Venezuela con su esposa Lilia. Se debatió si lo hizo por necesidad laboral y no por “curiosidad intelectual”. Un amigo, Carlos Eduardo Frías, lo había invitado a trabajar en una compañía publicitaria. Mas lo que se preveía una estancia temporal breve, transitoria, se tornó allí un tramo no corto de su vida, pues se extendió por catorce fecundos años: de 1945 a 1959. El empleo –el que asegura el ingreso, nuestro pan de cada día- marchó bien. Alejo tenía olfato para los negocios, aseguran.

¿Cómo y por qué viajó a Venezuela? Lo relevante –es la información con que se cuenta- es que trabajó con un amigo en una agencia de publicidad y basta. La única receta para sobrevivir es el combate, aconsejaba Ortega y Gasset. La influencia que recibió y la visión que proyectó Carpentier de los fértiles catorce años que residió en Venezuela se agitan y aletean en su sólida obra literaria.

Manuel Acuña

La casa Monte Ávila Editores Latinoamericana publicó en 2014 una edición especial, en un volumen de poco más de 500 páginas, en celebración del escritor cubano. Visión de Venezuela es el título del libro, compuesto de artículos, crónicas, estudios, ensayos cortos con la visión del autor cubano sobre el acontecer cultural y la vida cotidiana de Venezuela. Se trata de textos sobre teatro, literatura, música, artes plásticas, exposiciones, etcétera, que sirven de vehículo a Carpentier para exponer su opinión, su gusto y su rechazo.

La contra pasta anuncia que el libro recoge los artículos publicados en la columna “Letra y solfa” del diario El Nacional -de 1951 a 1959-, así como textos sobre viajes al Orinoco.

Si incursionamos en algunos textos podemos comenzar con lo que el escritor opina sobre Carlos Chávez, de quien dice: su música se caracteriza por un rigor poco común en los compositores de América Latina. Igual hace una brevísima crónica sobre la presentación en París de un deslumbrante cortometraje sobre Armando Reverón.

En otro va narrando sus impresiones sobre Maracaibo -y su noción de tropicalidad, es decir de indolencia- y el descubrimiento que significó hallar aquella inquieta ciudad, colmada de intensa actividad, de movimiento constante. La sensibilidad de Carpentier y su visión omnímoda le hacen decir: Ciertas casas viejas de Maracaibo me hacen pensar en las que suelen verse en las telas de Vermeer de Delft.

No pocos artículos los dedica a relatar los orígenes y el desarrollo del Festival de Música Latinoamericana. En vista del auge musical del país parece obvio que Venezuela supo desarrollar ese sector, convirtiéndose en la potencia musical que es actualmente, y así lo previó y documentó Alejo.

En una confesión reveladora –de uno de sus artículos- parece descubrirnos un desquite personal con la vida: “Hay emociones que recompensan a un hombre de años de lucha, de rutinas, de monotonías”.

II.-

Los hábitos suelen neutralizar ciertas emociones. Y no por reiterada deja de tener su magia la palabra. Descubrir envuelve, igualmente, un sentido íntimo, personal para quien visita por primera vez una ciudad. Caracas mantenía –más de un cuarto de siglo después de nuestra primera visita- el mismo resplandor y la afanosa vitalidad de entonces. Mas esta vez había, también, asombro y desconcierto en los semblantes.

La lectura de las grandes novelas de Carpentier, igual, fue hecha décadas atrás. Con la publicación de este novedoso volumen descubrimos –o recordamos- que Alejo había vivido una larga temporada en Caracas: trabajando, estudiando, investigando. Fue en Venezuela donde recogió la inspiración y el material que habría de utilizar en sus novelas y otros escritos.

Buena parte de su tiempo lo dedicó al periodismo cultural. En la columna que mantuvo en el diario El Nacional por varios años, publicó más de dos mil artículos. Desde luego, participó activamente en la vida intelectual de Venezuela, con Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva. Conferencista y catedrático también, Carpentier colaboró en la organización de Festivales musicales auspiciados por el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, una conducta que no le aprueban muchos lectores.

Un columnista –David Corcho Hernández de Prensa Latina- de El Telégrafo, de Ecuador, considera a Carpentier como el más importante narrador cubano de todos los tiempos. Añade que críticos como Harold Bloom y Emma Speratti – Piñero entendieron la importancia, la influencia de su estancia en Caracas, la que transformó su manera de entender la historia y la cultura latinoamericanas.

Sea como fuere, viajar al interior del país le inspiró buena parte de su obra. Su incursión en la selva y sobre todo la visión del Orinoco –el Padre Río, como él lo llama- le sugirió varias novelas y le despertó devoción por la naturaleza. Sin el contacto frecuente de la naturaleza, el hombre se olvida de quién es, se esteriliza, pierde sus ritmos vitales, escribió.

A 15 años de Ecue Yamba O, publicó El reino de este mundo (1948); Los pasos perdidos en 1953, cuando ya había conocido el Amazonas y el Orinoco.

En Visión de Venezuela el escritor echa mano de una prosa ligera, suave, precisa, algo diferente de la narrativa barroca de su novelario. Ser el novelista mayor de su generación –en las Antillas- le reconoce E. Anderson Imbert en su Historia de la Literatura Hispanoamericana y a Los pasos perdidos, lo califica como uno de los libros excepcionales de esa generación.

Si cada uno habla según le va en la feria, ¿Cuál es el saldo, la visión de Alejo? Los años en Venezuela fueron de gran actividad creativa en primer lugar. Igual, ocupa un sitio privilegiado en su vida por acogerlo de modo incondicional e infundirle inspiración constante. Y directamente lo expresa en los juicios y opiniones vertidos en los textos periodísticos que contiene el libro que comentamos.

La verdad es que una estancia en el paraíso aguardaba -en aquella época- a quien arribara a Caracas.

A los dos diplomáticos, mil gracias.

DEL DESPIPORRE INTELECTUAL (8)

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Sobre la clase media nos habla con ironía nuestro maestro José Antonio Aspiros Villagómez. Y no se incluye, con modestia, en los “grandes intelectuales” de México

“Estimado amigo:

Yo pertenezco a la clase baja intelectual, sin pretensiones de compararme con los grandes académicos que tienen posgrados, maestrías y doctorados, así sean estos últimos honoris causa, muchas veces comprados en instituciones patito.

Ramón López Velarde

Comento lo anterior, porque no sé cómo ubicarme en la clasificación de tus Nubes, de ricos, pobres y clase media.

Eso sí, lamento las desafortunadas opiniones del presidente acerca del tema por los resultados electorales de su partido en la Ciudad de México. Salud. A”.

Hablemos ahora de otros clásicos, corroborados a plenitud.

Juana de Asbaje, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz o la Décima Musa, no necesita presentación alguna.

Su nombre, junto con el de Juan Ruiz de Alarcón, es indudablemente el más esclarecido de la literatura mexicana.

Nacida en San Miguel Nepantla en 1651 y fallecida en 1695 en la Ciudad de México, en sus 44 años de vida logró edificar un monumento literario que le ha ganado un sitio entre los inmortales de nuestro idioma.

Fue Sor Juana, por lo demás, un espíritu vasto y prolífico que lo mismo labró joyas imperecederas de la poesía erótica y mística, del teatro y de la prosa, que se detuvo, mexicana al fin, a ensayar en la artesanía literaria de insoslayable corte popular.

De cómo manejaba la Décima Musa el epigrama, gusanillo al que ni siquiera los espíritus más refinados se conservan inmunes, son los siguientes ejemplos:

A una fea presumida de hermosa:

Que te dan en la hermosura

La palma, dices, Leonor;

La de la virgen es mejor.

¡Que tu cara la asegura!

No te precies con descoco

Que a todos robas el alma,

Que si te han dado la palma,

Es, Leonor, porque eres coco.

A un capitán:

Capitán es ya don juan,

más quisiera mi cuidado

hallarle lo reformado

antes de lo capitán,

saber tocar la trompeta

en forma tan atrevida

ver que no sepa la brida

y se atreva a la jineta.

A un borrachín linajudo:

Porque tu sangre se sepa,

cuentas todos, Alfeo,

que eres De Reyes; yo creo

que eres de muy buenas cepas.

Y que, pues con cuantos topas

con esos Reyes enfadas,

tus Reyes, más que de Espadas,

debieron ser de Copas.

Y, por último, estos villancicos en los que la voz de Sor Juana se confunde con la del pueblo:

El alcalde de Belén,

en la Noche Buena, viendo

que se puso azul, raso

como un negro terciopelo,

hasta ver nacer el Sol,

de faroles llena el pueblo……

Una Voz

Con farol encendido, iba

un ciego

diciendo, con gracia:

¿Dónde está la Palabra nacida,

Qué no veo palabra?

Otra voz:

Sin farol se venía una dueña,

guardando el semblante,

porque dicen que es muy

conocida por sus navidades.

Otra voz:

Un poeta salió sin linterna

por no tener blanca;

que aunque puede

salir a encenderla,

No sale a pagarla.

Una voz más:

Del doctor el farol apago se,

al ir visitando;

por más señas, que no es el

primero

que muere en sus manos.

craveloygalindo@gmail.com