Reportajes Metropolitanos : ¡Qué poca vergüenza de los panistas¡


Santiago Abascal

Carlos Ravelo, afirma:

Vox, polémico partido

Coincidimos con el jefe del Ejecutivo cuando califica de “ultraconservadores, casi fascistas, clasistas, racistas y corruptos” al grupo de panistas que vitorearon al presidente del partido español de ultraderecha Santiago Abascal por su insulto a nuestra historia y a la inteligencia de los mexicanos.

“Es lamentable que en España esté retoñando el franquismo, los progresistas españoles, me refiero a los dirigentes, son muy titubeantes, muy indefinidos y en política hay que anclarse en lo que uno piensa y defiende, no hay que zigzaguear, señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Durante la conferencia matutina de ayer, garantizó a los opositores, a Santiago Abascal, a Mario Vargas Llosa, que nunca vamos a aplicar el artículo 33 de la Constitución a nadie, y si hay alguien vetado, vamos a levantar esos vetos.

Con franqueza exigió a sus oponentes que no actúen como El Yunque: “Fuera máscaras, ¡salgan del clóset!, y digan ‘soy fascista y qué’”.

Ricardo Anaya

Y aplaudimos a doña Sabina Berman, por el comentario a lo que ella, en El Universal, califica: “El PAN estrena su nueva VOX”:

“Se les había ido la voz. No que sus cuerdas vocales se hubiesen estropeado, eran las palabras las que les faltaban.

Las palabras, las oraciones, el relato de un futuro mejor, eso les faltaba. ¿Y qué es un partido político sin un futuro que vender?

El futuro es lo que la política vende por excelencia. Lo que no ha sucedido —pero oh maravilla si aconteciera.

En vender futuros luminosos los acólitos de ese partido habían sido otrora magnánimos. Hacía un siglo prometieron el descenso del reino de Dios a la Tierra. No menos: el paraíso floreciendo en la Patria mexica.

Luego de la invasión de los bárbaros y pragmáticos empresarios, ofrecieron un futuro más razonable. El descenso del dinero a los pobres. Un goteo continuo y benévolo de monedas de oro desde la cima de la pirámide hasta la base.

Con ese relato sensato ganaron el gobierno del país y gobernaron, pero las monedas de oro nunca cayeron hasta los pobres: se las quedaron ellos, los acólitos del partido convertidos en funcionarios.

Marko Cortés

Por eso cuando salieron del gobierno, se encontraron de pronto mudos. Se habían gastado ya todas palabras de Dios y todas las palabras del Dinero, y ya nada tenían que decir.

Bueno, no exageremos: algo sí empezaron a decir: una simple y contundente palabra: —No.

—No.

—No.

No a cuanto el nuevo gobierno hiciera y dijera.

Entonces, una mañana lluviosa de septiembre, sucedió el milagro.

Se plantó ante ellos el caballero de la VOX. Un garañón barbado y de vox potente —que les traía las palabras y las oraciones de un nuevo y ambicioso relato para el futuro de la Patria mexica.

—Muerte al feminismo –tronó el de la VOX. —Fuera los morenos de la Santa Patria Blanca. Nunca nuestro país será comunista. Cantemos al Guadalquivir, la arteria que alimenta nuestros arrozales. Viva Franco y viva Felipe II, viva la Armada Imperial Católica —¡y olé!

Los acólitos otrora mudos se entusiasmaron. Se pusieron en pie y alzaron los brazos y chocaron castañuelas sevillanas.

Carlos Abascal Carranza

Y a partir de ese día, empezaron a hablar en la nueva VOX y de paso cambiaron varias otras de sus condiciones. Las morenas del partido se pintaron el pelo de rubio, se ordenaron chistorras para los desayunos y puros para los atardeceres; y los varones del partido se dejaron crecer barbas machísimas de hacendados.

Aunque el gran cambio residió siempre en el lenguaje. No solo las palabras eran nuevas palabras, eran lujosas y eran abundantes; el tono era bravo y aguerrido; y el acento enjundioso y castizo.

Cierto, había, como lo hay en todo, algún defecto.

En Méjico no había Guadalquivir ni amenaza real de comunismo. El feminismo respondía a una violencia rutinaria y brutal contra la mitad de la población. Los morenos habían nacido dentro de la Patria, no la invadían desde afuera. Felipe II era el artífice de matanzas locales atroces. Y Franco era el asesino al que Méjico le debía una de sus más valiosas olas de inmigrantes, la de los españoles republicanos.

No le aunque. Fuera de esos minúsculos detalles, era un gran relato de futuro para Méjico —¡y olé!

“Nunca nuestro país será comunista. ¡Cantemos al Guadalquivir!”

Nosotros insistimos: qué poca vergüenza de esos franquistas. Perdón, de esos panistas.

Denisse Dreser

 

UNA MAGNÍFICA DESCRIPCIÓN

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Se enojó Benito Juárez.

“Estimado amigo:

En cuanto al tema, parece que el PAN regresa a los tiempos del «cristianismo sí, comunismo no», de los años 60 del siglo pasado.

Y de la mano de un Abascal, tal vez pariente español de aquel Salvador Abascal Infante que fundó en México el Movimiento Nacional Sinarquista y fue padre del secretario de Gobernación con Vicente Fox.

Ahora tendremos en México al Yunque autóctono y al FOX español.

Regresa el imperio de las ideologías. ¿O no se había ido?

Salud. José Antonio Aspiros Villagómez”.

En su columna en Reforma, también Denise Dresser, califica a los panistas moralmente auto derrotados.

“Ahí parados junto al representante de Vox, los panistas decidieron destriparse.

Optaron por suicidarse.

Armaron la ceremonia del harakiri, el rito seppuku, y se cortaron el abdomen -de izquierda a derecha- con un sable.

López Obrador ya había declarado al PAN moralmente derrotado y los líderes del partido le dieron la razón.

Quienes fueron a tomarse la foto, a firmar la «Carta de Madrid», y a avalar las posturas de una organización de ultraderecha, homofóbica y racista, demostraron que el panismo, en lugar de dar la batalla por reconquistar el poder y usarlo mejor, ha optado por matarse a sí mismo.

En vez de ampliar su base electoral, resuelve encogerla.

En lugar de reconocer sus errores, persiste en repetirlos.

Felipe Calderón

Los panistas se rasgan el estómago con la candidatura de Ricardo Anaya que acaba dividiendo a Acción Nacional.

Se visten de blanco, cenan su alimento preferido, escriben un poema sobre la muerte y escogen el instrumento afilado que se enterrarán cuando eligen a Marko Cortés como su líder nacional.

Continúan con la ceremonia del suicidio al no reconocer los errores del pasado que los hacen tan poco atractivos como opción en el presente.

Lo hacen de nuevo, cuando creen que para ser alternativa a la «Cuarta Transformación» basta con criticarla por Twitter.

Mucho de lo que hacen va en contra de cualquier instinto de autopreservación o estrategia política, y a nueve años de haber perdido la Presidencia no logran encontrar un candidato unificador y dignificador.

Alguien con credibilidad y manos limpias. Alguien que no esté atado a Felipe Calderón o Margarita Zavala. Alguien capaz de empujar la remodelación urgente que el PAN necesita para convertirse en un verdadero contrapeso.

Pero en lugar de hacer todo lo necesario para sobrevivir y crecer, el PAN se clava el sable con aún mayor profundidad cuando se para del lado de los proto fascistas y afirma tener cosas en común con ellos.

Los panistas dicen que la alianza es «en defensa de la libertad, la democracia, y la propiedad privada».

Argumentan que se unen para combatir el avance del comunismo y los yugos totalitarios.

Y cierran los ojos frente a lo que Vox representa. Las posturas racistas, las posiciones antiinmigrantes, la islamofobia, la cruzada contra los homosexuales.

Una agenda claramente iliberal y antidemocrática que contradice su supuesta defensa de libertades, que sólo valen para los que piensan como ellos.

Luego, acorralados ante la andanada de críticas, algunos senadores cambian de opinión e intentan ocultar el equívoco autodestructivo.

Pero la reunión y lo que proyecta ya quedó plasmado en el imaginario colectivo. Ya fue usado por AMLO para constatar la derrota moral de la oposición. Ya será tema de la campaña presidencial.

En el contexto actual, en el que los desilusionados del lopezobradorismo buscan a dónde ir y por quién votar, el PAN se erige en promotor de fascistas, en protector de racistas, en defensor de elitistas.

Se recorre hacia la derecha del espectro político, cuando debería ocupar el centro vacío. Ahí es donde están los electores independientes, los indecisos, los que ayudan a ganar elecciones.

En lugar de entender eso, el PAN persiste en abrirse el abdomen con actos suicidas.

Carta de Madrid

Con actos que sugieren por qué Acción Nacional no merece ser opción de poder o alternativa de cambio.

Con actos mediante los cuales el panismo va dándole armas a López Obrador para que gane las batallas legislativas y electorales por venir.

Actos de torpeza y sinrazón e ideologización. Sólo explicables porque el panismo cree en el suicidio ritual para escapar del futuro.

Sólo comprensibles si el PAN piensa -como los samuráis deshonrados- que ha manchado su nombre con actos de traición o corrupción.

Margarita Zavala

Sólo inteligibles si los panistas están tan preocupados por los esqueletos en su clóset, que están dispuestos a sabotearse a sí mismos antes de que AMLO lo haga.

Vociferando con Vox, el PAN se apresta a apresurar la muerte en lugar de seguir peleando para que no ocurra de forma prematura.

En el último paso del harakiri japonés, el guerrero que ya se ha desgarrado las vísceras, extiende el cuello para ser decapitado.

Y si todo prosigue de la misma manera, a Acción Nacional le cortarán la cabeza en la próxima elección presidencial.

Pero el lopezobradorismo lo hará porque el PAN se hincó y le entregó el sable a su verdugo”.

Ni más ni menos, agregamos nosotros.