Alejandro Moguel
La época electoral es como el temporal de lluvias, por donde quiera brotan hierbas, buenas y malas. Así en Oaxaca han
surgido medios informativos emergentes que sólo buscan posicionarse para después ver qué cachan en la administración
pública. Demeritan la labor informativa de quienes cotidianamente deben cumplir la tarea de informar.
Esto que les cuento sucedió con el señor Rodolfo Romero Nájera, quien se presenta como jefe de prensa de políticos y funcionarios,
a quienes en realidad busca asesorar para hacer de su negocio una forma fácil de obtener recursos.
Rodolfo Romero Nájera, el adulador de políticos como Mariana Benitez y Eviel Pérez Magaña reapareció esta semana presentándose con un nuevo encargo, de esos que se cuelga
para embaucar a los que se dejen y timarlos.
Esta fichita del medio periodístico, ex empleado de Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, pretende sorprender la buena fe de los oaxaqueños haciéndose pasar por lo que no es, o por lo menos, lo que aspira a ser.
El señor que se presenta como jefe de prensa cuando recién dejó la coordinación de prensa del PRI, maltrecha, porque más de
uno salió de ahí sin sueldo y con la altanería de este individuo que destina varias horas de su vida al gimnasio, también para tratar de ser lo que no es.
En sus conversaciones habla de automóviles caros, de viajes al extranjero y de una familia cuyo nivel quiere ser de los más altos
en un Oaxaca pobre, porque con eso también engaña.
Lo cierto es que Rodolfo Romero ha servido siempre a dos o tres o cuatro amos. Si dejó la coordinación de prensa del PRI no fue precisamente por irse a una campaña, como ha dicho, sino porque tuvo serios conflictos con el manejo de recursos.
Pero además, distribuyó a sus colaboradores por aquello de que hay que tener prendidas varias velas, en distintos grupos donde cree que puede tener la nómina abierta.
Rodolfo Romero ha ido de un lado a otro, según la conveniencia del momento. Así era gabinista cuando este era secretario técnico
del gobierno de Oaxaca y después se convirtió en ulisista cuando tuvo que pedir trabajo al tirano Ulises Ruiz.
En el último tramo, cuando veía que las cosas no andaban también, decidió saltar a un bote antes de que se hundiera el barco.
Encontró acomodo en el DIF estatal, en el sexenio pasado, donde tenía también una lista de comunicadores a los que supuestamente les otorgaba recursos. Claro está, que todo se quedaba en sus bolsillos.
Así es como ha hecho para mantenerse en una supuesta posición acomodada. En el PRI se caracterizó por ser déspota con la
gente que lo cuestionaba y mucho peor, con quienes supuestamente son sus amistades, despotricaba a todo lo que da de Héctor Anuar Mafud Mafud, considerándolo un político decrépito que llegó ahí para cavar la tumba del otrora partidazo.
Pero el señor Romero no solo es un arribista sino un evasor de la justicia.Apesar de que el Juez Primero de lo Penal le impuso una
sentencia condenatoria de medio año de prisión, por encontrarlo responsable del delito culposo por daños en contra de Zenaida Ruiz Molina, no cumplió con la pena gracias a sus muchas influencias que presume.
El 5 de abril de 2010, el señor bajó de su vehículo Tsuru en un lugar inadecuado y provocó un accidente al chocar contra la camioneta Toyota que manejaba en forma normal Zenaida Ruiz.
Ofreció pagarle, sin embargo desapareció. La señora Zenaida Ruiz tuvo que hacer uso de muchos recursos para localizarlo y hacer que cumpliera su palabra, pues del pago de los daños no obtuvo nunca un peso.
El Juez Primero de lo penal libró la orden de aprehensión en contra de Rodolfo Romero Nájera, quien fue capturado cuando
abandonaba su domicilio particular localizado en la calle de Mitla número 37 del fraccionamiento Santo Domingo, en Santo
Domingo Barrio Bajo, Etla, de donde fue trasladado a la Penitenciaría Central pero salió libertad bajo fianza.
Según las versiones periodísticas de esa época, al realizar un análisis de las constancias, la titular del juzgado Primero de lo penal decidió imponer a Rodolfo Romero Nájera la pena de seis
meses de prisión y una multa de un mil 361 pesos; además, debe entregar a la afectada la suma de dos mil 253 pesos por concepto del pago de la reparación del daño. Con tanto dinero que presume
usted cree que no haya podido pagar esa cantidad de buena fe y aceptando su responsabilidad, vaya, es un hecho que lo describe muy bien. Así se las gasta el ex director del Extra Express que
ahora nuevamente sale a la calle para ver quién se deja sorprender.
