¿Qué haremos sin Trump?


Ari Salgueiro

¿Qué vamos a hacer sin Donald Trump?

Francamente me sentí muy decepcionado cuando ayer, anticipando lo inminente, adelantó que en caso de no ser electo Presidente de Estados Unidos en noviembre, se tomaría unas largas vacaciones.

Y no se trata de ser cínico, pero sí de reconocer que el millonario neoyorquino le dio una nueva dimensión a la normalmente sosa y repetitiva contienda entre republicanos y demócratas.

Porque pregunto ¿Qué vamos a hacer sin Trump? Porque ese sujeto, aunque no lo veamos en este momento y desde una perspectiva política, ha ayudado a México con su desaforada y racista, pero sobre todo enloquecida campaña.

El show man, que se ha enriquecido en el sector inmobiliario, con su desparpajo, soberbia y menosprecio a todo lo que no suene estadunidense logró sacar lo peor de la ciudadanía gringa, dada normalmente a lo políticamente correcto, e hizo aflorar la vena racista y clasista, que desafortunadamente un gran porcentaje de personas en ese país no ha podido, o no ha querido, arrancarse de las entrañas.

Trump ha ayudado a abrir los ojos, no sólo de los mexicanos, sino del mundo entero, el mundo que pensaba que la América supremacista blanca había quedado en el olvido.

Trump nos ha permitido ver que los anglosajones y en algunos casos sus corifeos de otro origen, pero que se sienten anglos, mantienen más que viva la idea de que son infinitamente superiores a los no nacidos en su país, especialmente a los que vivimos o somos originarios de latitudes sureñas.

Pero también nos ha dejado ver la verdadera cara de la Norteamérica, presuntamente “progre”, pero que también comparte la mayoría de “los valores” supremacistas con los simpatizantes e incondicionales de Trump.

Porque quien en México piense que el hecho de que Hillary Clinton gane las elecciones de noviembre será tremendamente benéfico para nuestro país, está tremendamente equivocado.

La candidata, que seguramente se convertirá en la primera mujer en llegar a la Casa Blanca, no tiene un discurso, ni remotamente, proclive a las causas de Latinoamérica, no, desde que era secretaria de Estado demostró que sus intereses reales estaban en las relaciones con Europa.

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Así que aquellos que esperan cambios sustantivos en migración, seguridad y tráfico de estupefacientes, podrán hacerlo sentados o se van a cansar, porque las prioridades de la señora Clinton serán similares a las de Barack Obama, quien se canso de darle atole con el dedo a muchos países, sobre todo a México durante sus ocho años de administración.

Resulta curioso como la mayoría de los mexicanos, seguramente influidos por la corriente mundial, les hemos cobrado cierta animadversión a los conservadores, en este caso los republicanos estadunidenses y nos volcamos ciegamente a favor de los liberales, en este caso, los demócratas.

Sin embargo, paradójicamente, en el caso de México, a nuestro país le ha ido mucho mejor en su relación con Estados Unidos, cuando en Washington hay gobiernos republicanos y no cuando la Casa Blanca está controlada por demócratas.

Eso no quiere decir que con Trump, nos hubiera ido mejor a los mexicanos, no lo creo, pero tampoco podemos asegurar que con Clinton nos iría mejor.

En los hechos, es casi seguro que Trump en un lapso de dos semanas haya tirado su carrera por la Presidencia por la borda, con declaraciones realmente demenciales, como el llamado que hizo a la Asociación del Rifle a actuar contra Hillary Clinton con el pretexto de que pensaba eliminar la segunda enmienda, que da derecho a los estadunidenses a armarse a placer.

Además acusó a Obama de ser el líder y fundador del Estado Islámico, declaración que más allá del evidente sarcasmo, fue utilizada por sus enemigos para acrecentar la montaña de desprestigio en su contra.

Seguramente perderá la elección y seguramente se tomará unas largas vacaciones, dejando a los mexicanos un vacío importante, pues ahora sin él ¿Quien nos abrirá los ojos ante la indignidad que los mexicanos vivimos en Estados Unidos y que volverá a ser velada por lo políticamente correcto?

salguiero donald