¿Qué es el sueño?… lo poco que sabemos de este proceso humano


El placer de dormir

Ivette Rivera Abarca*

Todos dormimos, pese a que realizamos esta actividad durante toda la vida, poco o nada sabemos de este proceso del ser humano.

La principal función del sueño es reparar el organismo para poder seguir la vida en condiciones óptimas. Es una función fisiológica, pero en el sueño aparecen materiales cognitivos de difícil interpretación y con un alto contenido emocional, a los que en ocasiones se les dan muy diversas interpretaciones.

Entre las funciones fisiológicas imprescindibles del sueño son: mantener el equilibrio psíquico y físico de los individuos. Entre las funciones más destacadas del sueño podemos señalar las siguientes:

El sueño tiene un papel importante sobre los procesos de aprendizaje y memoria.

La vigilia prolongada está asociada a efectos anómalos en la conducta de los individuos. Por ejemplo, en algunos casos cuando a una persona se le priva del sueño puede desencadenar en estados psicóticos.

En los últimos años los investigadores han recopilado suficiente información para determinar que las personas sobrexpuestas a una gran cantidad de estímulos, visuales, auditivos, como las redes sociales, contaminación auditiva, este fenómeno lleva a un estado de agitación mental que se instaura en la psique  como algo normal al punto de que el individuo está sometido a “castigos” que no percibe y los acepta de manera pasiva, y no alcanza a cuestionar de qué manera afectan a su salud.

La falta de sueño está  asociada también a la falta de productividad, pues las personas pierden la capacidad de concentración, tienen estados de irritabilidad por todo ello mencionamos que es una función básica para la supervivencia.

No todas las personas necesitan dormir igual número de horas. Los más jóvenes, quienes realizan esfuerzos físicos o psíquicos intensos, así como personas con determinadas características, suelen necesitar dormir más. En promedio, un niño puede requerir dormir 10 horas diarias, un adulto entre 6 y 8 horas, mientras que una persona de edad avanzada puede tener suficiente con 5 ó 6. Cabe destacar que podemos encontrar personas que duermen 4 horas y otras que requieren 10 horas y ambas pueden lograr la misma sensación reparadora.

Los factores que influyen en el logro de un sueño reparador, como se dijo, no sólo importa el número de horas que se duermen sino también la sensación de que esas horas hayan sido suficientes para la persona. Otros aspectos lo constituyen: el tiempo que se demora en conciliar el sueño ( período de latencia), el número de veces que se despierta por la noche, el tiempo que se demora en volver a conciliarlo y la sensación de haber amanecido descansado.

Llevar el móvil a la cama… gran error

IMPORTANTE CONSIDERAR LOS SIGUIENTES ASPECTOS

El dinamismo propio del sueño:

El sueño posee una estructura propia con etapas y fases, con variaciones en las etapas del ciclo vital.

La existencia de cierta actividad psíquica que impide que la persona tenga claridad de la relación entre, el número de horas dormidas y la percepción de un sueño adecuado.

La falta de desconexión absoluta con el entorno, manteniendo un umbral perceptual que hace que frente a un ruido se provoque despertar.

El sueño posee dos grandes etapas: Una profunda que abarca el 75% del sueño total de la noche, donde se produce un funcionamiento fisiológico que permite la reparación de los tejidos y órganos. Esta es llamada REM O MOR, de no rápidos movimientos oculares o Reparadora. A su vez la etapa NREM tiene fases que van desde la I a la IV, de menor a mayor profundidad.

Al tener deseo de dormir, comienza un adormecimiento        o      período de latencia, (tiempo que transcurre entre el disponerse a dormir y el dormirse, dura no más de media hora y durante el cual se pasa del estado de vigilia a la de sueño con una progresiva disminución de la conciencia).

En esta fase puede que se produzcan ilusiones visuales o auditivas de estímulos que no existen, así como que se sientan calambres, vértigos o sensación de tropiezo o caída en un precipicio, y presentar sacudidas (fases I y II Luego se llega a las fases III y la IV donde se produce el sueño de mayor profundidad.

La segunda etapa llamada REM o MOR: Rápidos movimientos oculares
El sueño REM abarca entre el 20-25% del periodo total del sueño nocturno. Se presenta normalmente a los 70-100 min. de haberse quedado dormido.

Se observa una disminución o ausencia de tono de la mayor parte de los músculos, exceptuando el diafragma y de aquellos responsables del movimiento ocular. Por ello, si se despierta en esta etapa se puede tener la sensación de parálisis por breves momentos.

Presenta también mioclonias (movimientos musculares) espasmofaciales, presiones arteriales variables, cambios en el ritmo cardiaco y en la respiración, además de presentar movimientos de la lengua.

A esta etapa también se la denomina sueño paradójico, ya que si se hace un electroencefalograma (EEG) la actividad cerebral es similar a la que tiene la persona cuando está despierta. En ella se produce la mayor parte de la actividad onírica ( soñar).

Estas dos etapas NREM y REM se alternan continuamente durante la noche, formando un patrón cíclico que dura aproximadamente entre 70 y 110 min en el primer ciclo y entre 90 y 120 min del segundo ciclo en adelante. Este faceta se repite  aproximadamente entre 4 y 6 veces cada noche, según la duración total del sueño.

El ciclo comienza con el estado NREM sucediéndose consecutivamente las cuatro fases, apareciendo el estado REM luego de 70 a 110 min de comenzado el ciclo. El primer período REM puede ser breve, pero generalmente va aumentando en tiempo mientras transcurre la noche, desapareciendo conjuntamente así, la etapa III y IV del sueño no-REM, hacia la madrugada.

Esta arquitectura cambia a lo largo del ciclo circadiano, siendo similar en personas de  la misma edad pero puede verse alterada en algunas de ellas.

Dormir poco y mal, genera problemas de salud

ALTERACIONES DEL SUEÑO

Se pueden encontrar diferentes clasificaciones de los trastornos de sueño, como la de la Asociación Americana de Desórdenes del Sueño, el DSM IV, entre otras, sin embargo, todas, generalmente apuntan al factor causal de dichos trastornos. Para efectos de una mayor comprensión del tema se considerarán algunas de las patologías de sueño más relevantes y de mayor frecuencia de consulta, en niños y adultos, respectivamente.

PROBLEMAS DEL SUEÑO EN ETAPAS DEL CICLO VITAL

En el niño,  las alteraciones de sueño pueden ser clasificadas en general en: Disomnias y Parasomnias.

Es en las las disomnias o alteraciones en cantidad y oportunidades del sueño, donde se incluyen la apnea del sueño, interrupciones excesivas del sueño nocturno y trastornos de las fases del sueño en los que el tiempo que los padres le asignan al descanso no es sincrónico con el que el niño necesita.

Mientras que las parasomnias, consisten en la interrupción del sueño por terrores nocturnos, pesadillas, sonambulismo o hablar dormido.

Si bien es cierto, que durante la infancia, los motivos de consulta más frecuentes los constituyen los antes mencionados, los padres a veces no buscan ayuda ante estos problemas, y en otras oportunidades se preocupan sólo de conseguir para el niño un patrón de sueño «normal».

Sueño infantil, de los más felices

Existen varios factores que afectan el sueño en los niños, entre ellos se pueden contar los físicos o corporales como enfermedades, los factores que tienen que ver con la conducta del niño como su temperamento o la capacidad para adaptarse al medio que lo rodea, los relacionados con el desarrollo, es decir desde el desarrollo cognitivo y afectivo del niño, el reconocimiento de personas significativas hasta el concepto de permanencia del objeto en el espacio (concepto estudiado por Piaget). Y el factor ambiental de rutinas o hábitos, por ejemplo, hiper estimulación, asociaciones inadecuadas, reglas poco precisas en relación a horarios ( no poner limites para el uso de los aparatos elctronicos y redes sociales), entre otras muchas .

Sin diferenciar entre problemas y patología propiamente, se ha establecido que en los niños puede haber miedo a objetos específicos (perro, monstruo, obscuridad) y temor a acostarse. En ellos una de las patologías de sueño de consulta frecuente es la pesadilla, ocurre aproximadamente en un 50% entre 4-5 años hasta en un 50% de los niños de 10 años. La pesadilla se traduce en un despertar angustiado pero donde la persona es capaz de relatar los contenidos del sueño, ocurren generalmente en la etapa REM y en la última parte de la noche, a diferencia de los terrores nocturnos en que la persona grita o llora y aparecen signos autonómicos, parece despierto pero no lo está, y luego es incapaz de relatar lo sucedido, esto ocurre más frecuentemente en el inicio de la noche, se presenta en el 3.5% de menores de 5 años. Esto se hace patológico, cuando persiste y altera tanto el sueño como la convivencia familiar normal.

En grupos de pre-escolares y escolares,se ha descrito sonambulismo, enuresis (orinarse mientras duerme), somniloquia (hablar dormido), uso de objetos para dormirse desde los 4 a los 14 años respectivamente, movimientos rítmicos en el sueño (movimiento de piernas, cabeza),bruxismo (apretar los dientes al dormir).

Se realizan estudios sobre el sueño

ADULTOS

Las alteraciones de sueño en los adultos se presentan con mayor frecuencia después de los 35 años de edad, sin embargo, en nuestra experiencia clínica de estos últimos 5 años se ha producido una consulta frecuente de personas de alrededor de los 20 años que presentan alteraciones del sueño relacionadas con desajustes del ciclo circadiano o insomnio.

Se define como Insomnio la percepción de sueño inadecuado y anormal, donde se incluye la dificultad para iniciar el sueño, frecuencia de despertares mientras se duerme y sueño no reparador. Dentro de los criterios se hace importante considerar el tiempo en que se inicia el síntoma y en este sentido se considera al menos un mes y el hecho que provoque un malestar clínicamente significativo o un deterioro social, laboral, o en otras áreas de la vida diaria de la persona.

La Hipersomnia, es decir, presencia de sueño en momentos que no son los propicios, durante el día, puede tener variadas causas o relaciones, como ser consecuencia de un insomnio, de síndrome de apnea obstructiva y en menor frecuencia relacionada con movimientos periódicos de extremidades.

Entre las causas más comunes que afectan el sueño en los adultos, destacan los malos hábitos antes y durante el sueño, por ejemplo pasar gran parte del día en el dormitorio, horarios irregulares para acostarse y levantarse, rutinas como comer, fumar o hacer ejercicios previos al acostarse, ver televisión, etc.

También el ambiente  que se constituye en un factor tremendamente importante en el desencadenamiento de los problemas del dormir, entre ellos, por ejemplo la decoración de los dormitorios, el exceso de iluminación mientras se duerme, temperatura ambiental elevada, incomodidad de la ropa de cama, el colchón, la almohada. Se ha encontrado que las personas más jóvenes tienen trasgresiones horarias o preocupaciones que impactan directamente en su calidad de sueño.

Existe un número considerable de personas que realizan turnos de noche y que tienen algún grado de desadaptación a ellos, debido que la regulación del sueño-vigilia determinado por el ritmo circadiano está desincronizado.

Este problema se ve acentuado debido a que las condiciones que tienen los lugares de turno no poseen las características para un funcionamiento más adecuado del organismo frente a la de privación de sueño; son lugares que tienen escasa luz y ventilación, se ingiere comidas muy pesada durante el turno, y luego en la salida del mismo las personas llegan a dormir toda la mañana, bajo condiciones de luminosidad, ruido u otra, que a su vez altera el sueño nocturno.

Asimismo, la ingestión de sustancias para mantenerse despiertos como café, u otro estimulante y el consumo de alcohol o medicamentos para dormir, agravan aún más el problema.

Hábitos de sueños son diferentes en adultos mayores

SOLUCIONANDO EL PROBLEMA

Al pensar en un plan de intervención de los problemas del sueño es necesario partir de la base que la persona tome conciencia de su alteración, de que su sueño no tiene la calidad ni la cantidad adecuada para ella y luego se puede abordar en forma integral de modo de proveerle todos los recursos necesarios para que logre desarrollar sus propias capacidades de autocuidado, lo que significa que a pesar de existir patrones generales, a cada persona se le debe realizar su propio plan terapéutico.

La exposición a la luz durante el día, el desarrollo de actividades recreativas y de ejercicio físico, el cambio de alimentación previo al acostarse, técnicas de relajación y cambios de rutinas en general permitirán en el corto o mediano plazo (entre dos semanas y seis semanas) mejorar la calidad de sueño.

En algunas personas es necesario intervenir con medicamentos inductores del sueño que tarde o temprano, en la mayor parte de los casos se pueden ir retirando, pero siempre con la supervisión del equipo de salud.

En el caso de los niños es importante considerar a la familia, que se trabaje con los padres y con el niño en forma paralela y conjunta, para que logren incorporar estrategias de crianza adecuadas en pro de mejorar tanto el dormir de su hijo como el propio. Se sabe que un sueño inadecuado de los niños puede afectar la dinámica familiar y por ende dañar el vínculo padres- hijos.

Por lo expuesto, se hace necesario crear conciencia en relación con las alteraciones del sueño, para manejarlas en forma oportuna y adecuada como asimismo, prevenir desde edades tempranas, con educación a los padres y niños, los problemas que potencialmente puedan presentar de adultos, para de este modo aportar a la calidad de vida de la población.

Se sugiere evaluar la calidad del sueño y si ésta no cumple con calidad y cantidad, se recomienda consultar en forma rápida asu medico.

*Licenciada en Comunicación Humana y Consultora en Semiología de la Vida Cotidiana