Que conste, no olvidamos las afrentas a Oaxaca…


«La hiena» y «El farsante»… ¿Todo estaba planeado?

Agradecimientos sinceros a Ulises “El Carnicero” de Chalcatongo y a Gabino Cué Monteagudo

Vamos por partes:

Al primero de ellos, Ulises Ruiz Ortiz, le tenemos que agradecer el engaño del cual es un especialista.

También tenemos que reconocerle que gracias a él, el pueblo de Oaxaca se percató que animales como él (perdón a las hienas y a los chacales) carecen de conciencia, de principios y de moral, pues muchas familias perdieron a sus seres queridos a partir del 16 de junio de 2006.

Agradecemos que haya desaparecido a dos personas en mayo de 2007, así los oaxaqueños nos convencimos que un “gobernador” sin escrúpulos, sin principios y sin honor, tuvo a su disposición miles de millones de pesos, cifra que significó el presupuesto de Oaxaca.

No olvidamos y por eso mismo le damos los gracias que un grupo de rateros, atracadores, desviados mentales y asesinos, se convirtieron en autoridad estatal y con ello Ruiz Ortiz, conocido como “El Carnicero” por los crímenes de lesa humanidad cometidos, cometió el robo del siglo de los últimos tiempos a nivel mundial.

Nuestro reconocimiento a Ruiz Ortiz, porque hizo que la sociedad oaxaqueña, se convenció que un sicópata o un sociópata (desconocemos realmente su padecimiento), durante seis años fue la “primera” autoridad, el “primer” honorable, en nuestra entidad, por eso de las jerarquías gubernamentales, no por otra cosa.

El Carnicero y el blanqueador, maestro límpio

En todo este agradecimiento, no está por demás que en Oaxaca todos estamos ciertos que quienes integraron su gabinete, especialmente los del primer círculo que lo rodeó, también son sicópatas o sociópatas.

Reiteramos nuestro agradecimiento y apoyo a ese grupúsculo de enfermos que saqueó las finanzas estatales, son asesinos y desadaptados sociales, por ello no volverán ese tipo de facciosos a pisar el Palacio de Gobierno.

Carta a Gabino Cue Monteagudo:

Desde este espacio aplaudimos a una ¿persona? Que desde su cuna noble luchó en demasía por acabar con la corrupción dejada por el gobierno inmediato anterior, pero más le agradecemos a Gabino porque nos dio una intensa y extensa demostración de que la corrupción, la gran corrupción, también tiene su origen en la aristocracia oaxaqueña.

Gracias a una de sus parientes más cercanas, quien en un salón de belleza, soltaría a voz en cuello que Gabino sería honesto, que no robaría, “porque desde que nació ha tenido dinero más que suficiente”… Nuestro agradecimiento a esa persona respetable, porque nos demostró cuál es el origen o cómo es que empezó a aprender a mentir el joven Cue Monteagudo. Tuvo una buena escuela, excelente escuela.

En todo este extenso aplauso y reconocimiento a Gabino, es obligada una porra (el mero estilo del Teco de Monterrey), porque en su toma de posesión, a nivel estatal nos ofreció una cátedra de mentiras, falacias y sandeces.

Todavía sin ponerse el antifaz e iniciar el atraco en despoblado, el muchacho o, mejor dicho, el ratero de Gabino prometió meter a la cárcel a los corruptos del sexenio anterior, sin que el pueblo supiera que entre Cue y Ruiz Ortiz, había un pacto de complicidades. El resultado de esto es que el aristócrata Cue Monteagudo, se convirtió en cómplice por omisión y comisión de “La Hiena”. De esto, damos las gracias, porque nos convencieron que a esos niveles las complicidades son de miles de millones de pesos y de sangre derramada por asesinatos.

Si hablamos de los engaños de Ulises, en este caso, Gabino no vende piñas. Ese primero de diciembre de 2010, en la explanada del congreso local, el joven de sangre azul, también se comprometía a no reprimir y, en ese mismo mes, en las calles de Bustamante a un costado de Palacio, los gases lacrimógenos hicieron padecer a la población… Gracias por ello, finura.

Después se dejó sentir la represión a las indígenas triquis, quienes exigían un lugar dónde vivir.

Pero, fue el 19 de junio de 2016, cuando el extraído de la aristocracia de Oaxaca, ese “hombre” alto  barbado, nos mostró su verdadero talante, pero más que todo, su cobardía, porque después de los 11 muertos por la represión de maestros en Nochixtlán, no tuvo empacho en mentir e intentar deslindarse de toda responsabilidad… cobardía y falta de valor civil… Gracias por esa demostración de todos esos anti-valores.

Esta vez, a falta de la columna Tequio y Política, optamos por hacer un “homenaje” a quienes sangraron físicamente al pueblo y, por si fuera poco, sangraron las finanzas públicas de Oaxaca.

De la obra pública, en doce años, ¿alguien nos podría hacer un recuento, aunque sea breve, de lo que se hizo en la entidad?.

Ambos son asesinos, ambos bebieron la sangre de su propio pueblo. Qué dirá la aristocracia oaxaqueña de Gabino Cué.

Por todo ello, gracias a los delincuentes de cuello blanco, que hoy están más preocupados por blanquear su dinero.