Punta fina: Cué en busca de defensa


Al exgobernador se le ha visto en establecimientos de Polanco en compañía de abogados.

Cué Monteagudo heredó el poder del PRI y seis años después lo devuelve al tricolor.

José Ureña

 Ocasiones hubo, aunque no frecuentes de gobernadores salientes con altos niveles de aprobación.

Esos políticos dejaban el cargo y, para no hacer sombra a sus sucesores, se retiraban de sus estados con dignidad a gozar las riquezas bien o mal habidas.

Pero si regresaban a su tierra, se placeaban en portales, cafés y restaurantes donde eran saludados por emoción tanto por ex colaboradores como población en general.

En especial recuerdo a don Guadalupe Cervantes Corona, a quien en una visita sin promoción suya lo encontré en las calles de Zacatecas.

Entramos a un restaurante bar, El Paraíso, a beber un café espeso, humeante, de larga pero inasible plática porque la gente no dejaba de saludarlo, no dejaba dialogar.

-¿Es difícil gobernar y ser querido y recordado? –le pregunté mientras partía un pan dulce para sopear en su café con leche.

-No’ombre, es re fácil –contestó.

Y me dio la fórmula cuando por las calles estrechas y retorcidas parecía candidato en campaña:

-Mire, basta con hacer lo que la gente pide. No intente imponer obras faraónicas. Simplemente escuche a los pobladores de aquí, allá y acullá. Piden cosas simples, algún pozo, pavimentación de alguna banqueta, dignificación de su palacio municipal, de su plaza principal…

-¿Eso y ya?

-Nada más, pero no les tome la palabra. Si le piden un serpentario, usted déselos, pero acláreles: solamente tengo tanto para ustedes y ustedes decidan cómo invertirlo.

 ureña german

LOS APUROS DE OAXACA

Revivo el encuentro casual con don Guadalupe Cervantes Corona porque esos tiempos ya se fueron.

Hoy, pareciera, los gobernadores juegan a ser los más desprestigiados, los más deshonestos, los más incapaces, y son objeto de la persecución judicial.

Una desgracia no nada más para sus estados, sino para el país entero y la política porque desprestigian una función donde la sociedad ha dejado de ser, por su origen etimológico, el mandato de la gente.

Pero la historia es circular y sexenalmente el ciudadano común renueva su esperanza, su fe en tal o cual candidato, como si fuera un redentor bíblico.

ureña salvador monroy

SUCEDIÓ EN OAXACA…

Desde hace doce años comenzó una sistemática labor de demolición del prestigio priísta y sus representantes en Palacio de Gobierno.

Así se proyectó la figura de Gabino Cué Monteagudo, entonces del brazo del mesías tropical Andrés Manuel López, y renació la confianza con la izquierda y la extrema izquierda como principales promotores del voto.

Pero como ha sucedido en muchos otros lugares, a la esperanza siguió el desencanto, la fama de negocios mal habidos, de ricos surgidos del erario, de obras no realizadas, de carencias en todos lugares y desvíos hasta de servicios fundamentales como los de la atención de salud y el Seguro Popular.

La crisis social, pues.

Todo se sintetizaría en un dato: Cué Monteagudo heredó el poder de manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y lo devolvió al Partido Revolucionario Institucional.

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 LA NUEVA ESPERANZA

Gabino Cué Monteagudo no anda tranquilo, se lo puedo informar.

Cliente frecuente de hoteles y cafés sociales de Polanco, en la ciudad de México, ahí ha sido visto en diálogo constante con abogados.

Desde la mesa de al lado se le ve preocupado, quedan de esperar acciones para dar pasos seguros en la defensa y cuando saluda al retirarse las manos le sudan, la palabra es cortante y la chispa ausente.

No sé si espere un golpe del gobierno de Alejandro Murat Hinojosa.

En lo personal veo en él a un gobernante tranquilo, concentrado más en el hacer para recuperar partidas perdidas por incumplimiento en el ejercicio y en comprometer financiamiento para nuevas y trascendentes obras, detonadoras del desarrollo en valles, montañas y costas turísticas.

Objetivo ambicioso si se analiza el punto de partida: nada en caja, 20 mil millones de pesos en deuda, cobradores en fila para recibir de inmediato dos mil millones de pesos…

Y el gobierno de Oaxaca sin siquiera derecho de audiencia en organismos crediticios –el Banco Mundial (BM), las instituciones de crédito mexicanas- para empezar a negociar préstamos impostergables.

El drama viene por un incumplimiento de risa: Oaxaca fue llevado al buró de crédito por cuatro empresas a las cuales incumplió la administración de Cué Monteagudo.

En total les adeudaba nueve millones de pesos.

¿Qué son nueve millones de pesos en un estado con más de 97 mil ejercicio presupuestal?

Nada, si atrás no estuviera la irresponsabilidad.