Política Inconfesable: Vivir de cuentos…


Si de alguna manera se califica la realidad en México, es preciso aplicar una palabra que describa el escenario de desorden, inconformidad, hartazgo, incredulidad, cinismo y mentiras, con una de ellas, durísima: INFAMIA.

Los sucesos en nuestro país, de la semana que termina, marcan la esencia de la agenda nacional que se carga sobre los hombros de mujeres y hombres ajenos a las decisiones, que paradójicamente marcan su destino y futuro.

¿De qué son responsables los millones de ciudadanos que a diario escuchan y leen las malas noticias que son producto de la incapacidad, corrupción, omisión y mediocridad?

Hasta donde trasciende la participación de la mayoría de los ciudadanos, ¿si es qué trasciende ésta?

Fríamente, el ejercicio del poder político, el mismo que se encuentra en manos de una partidocracia en el poder, nos lleva de la mano a un abismo de  incertidumbre que nadie se atreve a interpretar, porque sencillamente ni eso está en manos de nadie.

Desde hace meses, desde el primer día que se decretó el triunfo electoral de Donald J. Trump, el futuro de México fue condenado al ostracismo.

INCONFESABLE ERNESTO ZEDILLO

DOMINGO NEGRO

El ocho de noviembre, pasó a ser un domingo negro en los anales de la historia contemporánea de México. Con el señor Trump se avecinaban también las peores catástrofes para los mexicanos. Y así han seguido martillando y martillando los corifeos del decrépito sistema que aún nos cobija.

El dichoso muro en la frontera. Que si lo paga México o no. Las presiones a las empresas armadoras de autos, que han hecho del sueño mexicano un santuario para sus intereses mezquinos e innobles.

Resulta que la invención y posterior aplicación del modelo maquilador a manos de Carlos Salinas de Gortari, pues nos trajo si cientos de miles de empleos, nada más que cuando se ufanan los gobernantes de que el empleo ha crecido, no explican a la población que son de los peores empleos del mundo.

Son miserables. Tan voy a ilustrar con un dato. En Guanajuato, exactamente en Silao y todo el corredor industrial que se fue formando en últimos 20 años, se han instalado armadoras de autos, empresas proveedoras de los materiales de esas automotrices, y así más pequeñas industrias que se dedican a producir tornillos, o broches, o cojines, o lo que usted considere se usa para levantar un carro, con el resultado de miles de empleos.

Pues si, insisto. Nada más que esos empleos, en promedio son pagados a cuatro mil pesos al mes. Si usted lo leyó bien. Cuatro mil pesos mensuales para cada uno de los obreros que se contratan en esas empresas.

No bueno, eso y nada, pues nada.

Ninguna familia, puede vivir dignamente con un salario de cuatro mil pesos al mes. Tampoco lo puede hacer con un salario de cinco mil pesos al mes. Ni siquiera con un salario de seis mil pesos al mes. La verdad no se puede, ni aunque los digan los empresarios y políticos santones que están debajo de sus enaguas, como los niños miedosos de que el coco se los vaya a comer.

Y traigo a colación este ejemplo, porque ahora que el señor Trump nos viene a asustar con el petate de muerto de que se va a llevar los empleos de esas maquiladoras y armadoras, surgen las voces esquizofrénicas y vociferantes, advirtiendo que nos va a ir muy mal.

Eso es un cuento. Ya nos hemos cansado de repetir en estas páginas que el problema de México es la brutal inequidad que se vino reeditando en las últimas décadas con el nefasto neoliberalismo económico. Si. Ese que se deriva de la llamada escuela económica de Chicago, que impulsa sin medida el libre comercio –sin importar a quien aplaste o elimine-, y termina por acabar con las relaciones de responsabilidad y solidaridad a que el desarrollo estabilizador en México, vigente en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, colocó a México a un paso del desarrollo, como sucedía para entonces con una nación emergente, como la nuestra, Corea, que al día de hoy, cincuenta años después es una potencia mundial.

Lo importante es, primero entender, en donde se torció el futuro de México, que propicio eso, quienes fueron (y son, sus promotores). Después aprender que de cuentos salinistas, zedillistas, foxistas y calderonistas no se vive. ¿Por qué esos personajes atentaron y terminaron por frenar el proceso de crecimiento de México?

Seguramente como eran simples empleados de Estados Unidos, tuvieron que obedecer las órdenes de esa potencia, que requería de un patio trasero, y para infortunio de todos nosotros, en México lo encontró.

Y así seguimos, y seguiremos viviendo de fantasías y de cuentos rosas. Contados por políticos y empresarios.

inconfesable muchos empleos.