Política Inconfesable : Tormenta perfecta en el PRI.


Alejandro Moreno Cárdenas

Rodrigo Villar

Roberto Madrazo Pintado

A Alejandro Moreno Cárdenas, le gusta que le digan Alito, como lo llamaban sus mayores priístas cuándo, cómo líder juvenil de los priístas en Campeche se les presentaba entrón y obsequioso, actitudes interesadas y serviles que a la postre le ganaron la confianza y aprecio sobre todo de Roberto Madrazo Pintado y terminara por jalarlo a la dirigencia nacional del tricolor.

Miguel de la Madrid Hurtado

Ni Roberto Madrazo Pintado, con toda la perversión aprendida ni con toda la escuela corrupta que había aprendido en su natal Tabasco y después prohijado en las administraciones de Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari, podía imaginar que su alumno, Alito, le aprendería con honores en la ruindad humana, las mañas y el golpismo político.

Trepador con aquellos personajes de la política y el empresariado que le sirvieron a la postre, para alcanzar la gubernatura, y después en la dirigencia del vapuleado PRI, el actual dirigente priísta cogió la vestimenta de enterrador del Revolucionario Institucional.

Carlos Salinas de Gortari

El proceso de desgaste, que como institución se observa en lo que fue el partidazo, se aceleró en la misma etapa en que el poderoso Carlos Salinas de Gortari gobernó el país.

Ahí se enfrascaron las contradicciones de partido histórico en el poder, con la fortaleza de un gobierno unipersonal que sirvió de parapeto electoral para justificar la consolidación del sistema económico neoliberal, promovido y alentado desde las esferas del dominio global, y manipulado por un grupo notable de alumnos de la escuela económica de Chicago, los identificados como los chicago boys.

Pedro Aspe

Sólo para no dejar de alimentar la memoria: Pedro Aspe, Jaime Serra Puche, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, José Ángel Gurría, y sin olvidar al santón del desarrollo estabilizador, que fue maestro de ese grupo, Antonio Ortiz Mena.

Así pues, la derrota del PRI se inscribió en la acogida de los chicago boys que impusieron la moda de privilegiar la servidumbre de los mexicanos para entronizar las leyes del mercado, con ellos instalados en las entrañas de ese partido la raíz popular priísta se diluyó para quedar solo en el recuerdo. Desde entonces, inicios de la década de 1980 del siglo pasado, se tejió la derrota social del tricolor.

Jaime Serra Puche

Los capítulos de esa debacle son innumerables:

Escándalos, corruptelas, defecciones, traiciones. De todo eso recalamos al actual PRI, el de Alito, quien tiene secuestrados esos despojos, que aún dan para disputarse su control, y advierten que la rapiña es no solo perniciosa, sino que anuncia el fin de todo.

En tan evidente escenario entra en la competencia un grupo en discordia -más allá de las ex presidentas y los ex presidentes priístas-, que busca el control de esas ruinas. Y en la visibilidad aparece un personaje innombrable que aún se encuentra en la palestra pública: Miguel Ángel Osorio Chong.

Antonio Ortiz Mena

Recuerdo que hace más de cuatro años -casi cinco- cuando se definía la candidatura presidencial del PRI para el 2018, Alejandro Moreno se deshacía en elogios para el entonces secretario de Gobernación en la administración de Enrique Peña Nieto.

Alito era el gobernador de Campeche, y hasta en uno de sus informes de gobierno, deslizó que el mejor hombre para abanderar las causas del su partido, era Osorio.

Ese fue uno de los actos de trepador, donde Alito dejó ver lo abyecto y rastrero que ha sido, en búsqueda de amasar más y más dinero y poder que controle voluntades y conciencias.

Miguel Ángel Osorio

Y así al frente del campechano se coloca otro personaje de escasa integridad intelectual y menos honestidad, como Miguel Ángel Osorio Chong.

Pero Alito, busca impunidad repartiendo, como rey midas, candidaturas y posiciones, pero más que todo maletas de dinero, bajo el estúpido argumento de rescatar al PRI ganando las elecciones del Estado de México, Coahuila y la Presidencia de la República.

Alito y Chong, son iguales, como nos dijeran nuestros mayores, a lo que nunca les faltó razón: todos son iguales, y en política más iguales que los demás.

No hay uno solo, en este país que dignifique el ejercicio de esa práctica. Buscan el poder, el control y el manejo de los recursos que, estimado lector, provienen de su bolsillo y del mío, de todos los mexicanos.

Seguiremos con esta historia, que en los próximos días y algunas semanas aún dará más de qué hablar en nuestro país.