Política Inconfesable: Ni a enano llega…


Rodrigo Villar

 Gabino Cue Monteagudo, mas que nadie en su circunstancia sabe que su tiempo se le está agotando, y el siguiente paso es el ostracismo político.

Por qué sostengo tal cosa: en cinco años de gobierno este personaje minó el caudal político que los oaxaqueños le otorgaron, una vez que hastiados de la infinita corrupción, maldad e impunidad del chacal de Chacaltongo, el innombrable Ulises Ruiz, le arrebataron el poder al PRI, para dejárselo en bandeja de plata a Gabino Cue.

Lamentablemente para quienes votaron por el, la decepción acumuló más y más capítulos en esta historia de mediocridad, corrupción y, otra vez, impunidad.

Gabino Cue, sustituyo a Ulises Ruiz, y a estas horas los oaxaqueños podremos decir que lo alcanzó con creces.

No obstante entre ambos hay distancia. El chacal es un hombre perverso, cínico, corrupto que goza de impunidad porque ha tendido una red de intereses y complicidades que hasta ahora, lo tienen mamando del sistema.

Su compadre Gabino Cue, también nos ha resultado perverso, pero le falta toque, mas bien es un perverso torpe e ingenuo, que sin duda será traicionado por sus afectos y defectuosos socios.

Tanto Jorge Castillo como Jose Antonio Estefan, sus principales brazos operativos lo van a defenestrar, olvidar y negar. Sin olvidarnos de otros lacayunos como Carol Antonio Altamirano.

Como uno de tantos políticos mediocres e intrascendentes que han ocupado puestos de responsabilidad en el país, pasará Gabino a la historia.

De él ya no vale la pena hacer largos recuentos de sus decisiones erráticas y comprometedoras para Oaxaca. Ya, la verdad, mencionar otra de sus hazañas corruptas da pena. Y en Gabino Cue se materializa la consigna popular de que “chango viejo no aprende maromas nuevas”.

Y no bueno, hay que hacérselo entender. Creo que no sólo será difícil, sino imposible.

INCONFESABLE JORGE CASTILLO DIAZ

Ahora resulta, lo conocido por todos en el estado: sin importar pasado, ni cercanía con lo mas innoble de la política en Oaxaca, el señor gobernador volteó al peor de sus flancos y decidió que el ex priista y colaborador estrecho de Ulises Ruiz, el ominoso Chacal de Chacaltongo, será su delfín para contender por la gubernatura del estado, como abanderado del PRD y del PAN.

Desde ahora me pregunto si la nomenclatura panista y sus millones de afiliados estarán de acuerdo el impulsar una aventura tan grotesca.

En días recientes el periódico nacional La Jornada, destapo el escándalo entorno a José Antonio Estefan, y el enjuage que ya se traen los chuchos en el PRD y Gabino, quien trata imponer desde ahora a su delfín como coordinador parlamentario en la Cámara de Diputados, haciendo a un lado a Jesus Zambrano.

De veras que todo esto solo puede significar que los oaxaqueños estemos en otro planeta, sin entender que esos personajes han hecho de la política un jugoso negocio.

A esto se suma que el jueves pasado se Gabino Cue, medio extraviado salió de  Los Pinos, donde vive y despacha el Presidente de la República.

Veamos como fue descrito Cue Monteagudo:

«A lo lejos vi a un hombre que traía un libro bajo el brazo, venia saliendo de las oficinas de comunicación social de la presidencia de la República. Vestía un traje oscuro corto, la corbata color azul con un nudo mal hecho, y algo de prisa.

«Se trataba de Gabino Cue, a quien salude preguntándole de inmediato porque estaba obsesionado en impulsar a José Antonio Estefan como coordinador en la bancada del PRD en la Cámara de Diputados».

«Sonrió a fuerza y masculló con sarcasmo: ‘no, aun falta tiempo’ -este gobernador piensa que los periodistas tienen materia indescriptible en el cerebro-, y negó que así fuera, que el no estaba impulsando a su propio delfín.

«Obviamente no estaba dispuesto a ser entrevistado, y antes de retirarse le pregunte a quien vería en la casa presidencial y, lacónico, respondió: a Aurelio Nuño».

Ahí tenemos al gobernador, quien no se ha percatado que en su mandato las cosas cambiaron tanto, y seguro como va no tiene futuro salvado y seguro en la cancha de la política. El tiempo dirá».

No está a discuación que el susodicho ni a enano llega.

INCONFESABLE  JOSE ANTONIO ESTEFAN