Política Inconfesable : Manido discurso de la oposición


Universidad Nacional Autónoma de México.UNAM

Rodrigo Villar

El presidente Andrés Manuel López Obrador

En el escenario que los opositores al presidente López Obrador, se plantean a menos de tres años de la elección presidencial, entre ellos vislumbran nubarrones que les angustian: ¿cómo hacer caer la constante y alta preferencia que el de Tabasco tiene entre la población.

Las casas encuestadoras -casi todas- que les sirven crear una burbuja artificial, que supuestamente revela que ellos -la oposición desdibujada- tienen alguna posibilidad de triunfo electoral, también le dan un alto rango de popularidad al presidente de la República, alejadísimo de ellos, y menos con posibilidades de un leve toque.

Narendra Modi

Y a eso se suma ahora que el periódico inglés Financial Times, publicación que el mismo López Obrador calificó de conservador, publicó el lunes en su primera plana en Londres, el listado de popularidad de los presidentes en el mundo, y el resultado no pudo ser más desalentador para sus histéricos opositores: el mexicano ocupa el segundo lugar, con un 66 por ciento de aprobación, sólo debajo del primer ministro de la India, que tiene 72 por ciento.

Eso ya fue desquiciante para la maquinaria mediática que los empresarios, quienes vivieron una época de privilegio con el PRI y el PAN, pagan y subsidian en la mayoría de los medios de comunicación.

Todos ellos, lo vemos cada semana, o a veces día a día, se inventan batallas mediáticas que bordean hasta el odio y el rencor contra el discurso presidencial. Esa postura los ha cegado, porque no han entendido que López Obrador ha construido ese respaldo sin precedente porque tuvo el tino de emprender una labor de convencimiento, pueblo por pueblo, comunidad por comunidad en todo el país, y mientras sus ahora rabiosos detractores se enriquecían, mientras la pobreza se constituía en el legado de los gobiernos del PRI y del PAN.

Salvador Zubirán

Además, él sabe cómo hablar a la mayoría, y sobre todo concluyó con certeza, que los programas sociales no debían tener intermediarios, y era necesario entregar los recursos, que en muchas ocasiones iban a parar a pocos bolsillos, en propia mano para que los beneficiarios dispusieran de ellos como desearan. Y así son las cosas, mientras más impacto tienen los programas, más desesperación se deja ver en los que se beneficiaron por el sistema político-económico imperante en México desde hace 35 años.

Y así como a esa élite se le aparecen molinos de viento, difíciles de vencer, también se inventan batallas o combates que no están dispuestos a perder. Uno de ellos es la defensa -sea como sea- de la paralizante autonomía de la UNAM.

La casa de estudios tiene arraigo y fama, únicamente por la labor de su comunidad de investigadores, un amplio sector de académicos y todos los estudiantes. Sin duda, todos los que hemos egresado de sus aulas, y aquellos que no lo hicieron, tenemos claro que la UNIVERSIDAD es un bien nacional que hay que proteger.

Javier Barros Sierra

No obstante, y es preciso decirlo, de su control político y administrativo se apoderaron grupos de interés que han visto en ella un botín del que ni soñando, pretenden desprenderse.

En sus mejores años, cuando se consolidaba la autonomía, pasaron personajes de alta calidad moral y ética como Salvador Zubirán, Luis Garrido, Nabor Carrillo, Ignacio Chávez, Javier Barros Sierra, Pablo González Casanova, y tras ellos la debacle.

Con la llegada de Guillermo Soberón Acevedo a la rectoría de la UNAM en la década de los años 70, a partir de 1973 también se instaló una camarilla política que ha devenido en otra lista interminable de personajes que la han controlado para su beneficio y usufructo, entre ellos Octavio Rivero Serrano, Jorge Carpizo, José Sarukhan, Francisco Barnés, Juan Ramón de la Fuente, José Narro Robles, y ahora Enrique Graue.

Juan Ramón de la Fuente

De 1973 a la fecha, la UNAM ha permanecido postrada en rectorados filo priístas, que han obedecido el mandato de los gobiernos en turno, y se han ajustado a los lineamientos que dictan las corrientes de pensamiento occidentales, que observan en la reproducción del capitalismo más esclavizante, su biblia.

Y una de sus consecuencias más graves, es que han promovido que, si se les critica o se sugieren cambios en su estructura piramidal, ¡se atenta contra la autonomía universitaria! Una falsedad.

De ahí, el presidente López Obrador tocó un punto que sin duda debe ser debatido y resuelto al interior de la UNAM, porque es imprescindible despojar de su control a la mafia que ha hecho de ella un negocio de grupo. Ahora es tiempo de canallas y todos jalan agua para su molino.