Política Inconfesable: La cuarta transformación


Apoyo de mayorías para el presidente López Obrador

Rodrigo Villar

Andrés Manuel López Obrador, anunció hace tres años que de llegar a convertirse en presidente de la República –hecho que concretó en julio del año pasado, al arrasar en la elección federal-, impulsaría la cuarta república. Aludía tres episodios históricos que marcaron el devenir de México: la revolución de Independencia, la república liberal cuya principal figura fue Benito Juárez y la Revolución Mexicana.

En el proceso electoral que inició hace once meses, el tabasqueño lanzó una reto más tentador: “Vamos por la cuarta transformación”, lanzó como uno de los mensajes que sus seguidores, así como propios y extraños captaron como una opción de cambio, que enfrentaba esa nueva opción con el decadente régimen político que el PRI y el PAN reprodujeron durante más de 80 años.

El presidente Andrés Manuel López Obrador

Sin duda, enunciar como opción la idea de cambio frente a lo caduco y retrogrado, le granjeaba el respaldo, que después vimos, tuvo el día de la elección.

Las interpretaciones que los adversarios ruinosos de López Obrador le otorgan a la cuarta transformación son vulgares en la mayoría de los casos y otras ofensivas en los demás.

No se escucha, con la humildad que un buen perdedor habría que demostrar, reconocimiento a un hecho incontrovertible: el mensaje del presidente, por lo menos al día de hoy, tiene un impacto positivo desbordante entre la mayoría de la población.

La escasez de argumentos de quienes defenestran al gobernante tabasqueño, es el más eficaz  tónico que López Obrador necesita para mantenerse en el ánimo de mujeres y hombres que a través del voto se empoderaron en la elección presidencial.

Ir al choque no ha convenido a panistas y priístas, así como a grupos de presión en alianza con esos partidos cuando fueron gobierno, o “académico especialistas” vivales que se han mantenido vigentes golpeando con la izquierda y cobrando con la derecha.

Vicente Fox Quesada

AÑORANDO PRIVILEGIOS

Esos grupos saben que se terminó la época de las vacas gordas, y ahora se expresan desesperados añorando los privilegios que se han dejado atrás. Se burlan de la cuarta transformación que López Obrador ha colocado en la mesa de la política nacional.

Le llaman despectivamente la “Cuarta T” y es un slogan que han usado para verse desafiantes, a los ojos de sus seguidores en redes sociales.

Es una maquinaria perversa que utiliza de fachada las carencias y debilidades naturales de cualquier gobierno, que hubiese heredado un país en ruinas, como los gobiernos de panistas y priístas dejaron México.

Obviamente el presidente López Obrador no lo puede todo: ser generador de los mensajes, ser quien coloque en la mesa del debate nacional los temas torales de discusión, ser quien toma las decisiones y atiende los grandes problemas nacionales –parafraseando a Andrés Molina Enríquez-, ser quien responda a las campañas mediáticas lanzadas por ex presidentes, sobre todo Vicente Fox y Felipe Calderón que tan bien recibidos son por ciertos sectores que fueron acreedores de los inconfesables beneficios económicos que les llevaron a convertir su existencia en vidas de virreyes.

Felipe Calderón Hinojosa

Sinceramente, mientras más se le infrinja castigo al Presidente de la República, cuando más se le reproche su forma de hablar, su evidente cansancio (quien no estaría agobiado con la agenda increíble que a diario despliega), o sus decisiones “erráticas”, más fuerte será.

Se crecerá ante el dolor.

Y la fórmula no es un secreto. La población mayoritaria, que es la que se identifica con el presidente, porque sabe que presidente hay, se allanará al lado de éste, pues es obvio que López Obrador si es producto de sus palabras, es decir es hijo de la cuarta transformación, porque en él ni la corrupción, ni la impunidad consiguieron hacer daño.