Política Inconfesable : Jugoso bocado


Movimiento de Regeneración Nacional

Rodrigo Villar 

Manzana podrida

Andrés Manuel López Obrador, organizador y fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tuvo como razón válida para impulsar esa organización, quebrar el patrimonialismo y clientelismo que anidó en el sistema de partidos tradicionales, es decir, los que forman parte de la simulación política que pervivió en México durante siete décadas.

La representación de esa decadencia representativa corrió por la vía del PRI, del PAN y del PRD, principalmente. Las dirigencias de esos grupos políticos hicieron del ejercicio de la “democracia representativa” el negocio más redituable. Se apoderaron de la negociación, del reparto de prebendas, y tratos inconfesables que beneficiaban a grupos particulares, y terminaban por afectar a los mayoritarios. La omisión de su responsabilidad como organizaciones de interés público, constituyó el argumento sólido que enarboló el político tabasqueño, quién mediante la denuncia de esos acuerdos, se granjeo el respaldo del sector mayoritario en el país, el de los ciudadanos, que resentidos, por la corrupción y la transa de los partidos, le siguieron en su afán de purificar el ejercicio de la política.

El dirigente de oposición, con mayor arrastre popular, consiguió darle forma a un partido popular, con semejanzas a los partidos del mismo nombre en Argentina, Colombia y Panamá. Su premisa redundó en repudiar a los políticos fantoches y mediocres del resto las fuerzas electorales en México. La descalificación de la casta dorada de dirigentes vividores y corruptos, fue una de las estrategias que redituaron mayor beneficio a su causa.

El presidente Andrés Manuel López Obrador

Así, López Obrador se granjeo un respaldo creciente de mujeres y hombres que consideraron -en su momento- que Morena significaba una oportunidad para creer en los políticos. Pero también las filas del nuevo partido se conformaron de ex integrantes de otros partidos: priístas, panistas, perredistas, de Movimiento Ciudadano, del Partido Verde.

Esos “cuadros” morenistas comenzaron a darle una cara distinta al partido de López Obrador. Sin duda desde el año 2015 al 2018, el control de las decisiones al interior de Morena transitó por la vía del tabasqueño, quien experto en la organización de masas llevó el rumbo de ese partido. Y así, el resultado de la elección presidencial evidenció el éxito de su proyecto.

No obstante, al interior del partido la semilla de la podredumbre se había sembrado con un caudal de intereses que imprimieron los cientos, los miles de políticos de otros partidos, a los que se les abrió la puerta de Morena, con el prurito de que representaban votos para la el partido. Es decir, todos ellos -en todos los estados, regiones y ciudades del país- ofrecieron su apoyo a la candidatura de López Obrador.

Pero su participación tenía un costo que se debía que pagar: candidaturas a puestos de elección popular, y en áreas de gobierno.

De aquella borrachera, en la que Andrés Manuel López Obrador, aportó su imagen y presencia mediática, los “cuadros” surgidos de otras experiencias políticas sacaron el mayor provecho y jugo.

Y obviamente el interés y la codicia política, natural en esa especie de políticos a la mexicana, les llevó a concluir, que para responder al “auto abandono” que anunció el nuevo presidente de la República, en su discurso de toma de posesión en el zócalo de la Ciudad de México, quien ya no se pertenecía y por tanto también, ya no conduciría el rumbo de Morena, convirtió a ésta en una manzana podrida.

La esperanza de México

Y es que en Morena, no han reparado en que el partido, no es el partido. En el inconsciente popular, el partido (Morena) es López Obrador.

Las pugnas por su control terminarán agotando la esperanza que sembró. La sociedad está harta de los políticos, y más de los que tienen una historia oscura e inefable en otros partidos.

Morena costó mucho esfuerzo a Andrés Manuel López Obrador, y el partido le sirvió para ganar de forma irrefutable la elección presidencial de hace dos años. El capítulo que ahora se escribe en esas filas, provoca una interrogante, ¿hasta cuándo resistirá el torpedeo de los oportunistas del sistema?