Rodrigo Villar
Según los promotores de la Guardia Nacional, principalmente los diputados federales y senadores de todos los partidos, y en especial el mensajero de Marcelo Ebrard, Mario Delgado, ese cuerpo armado será un artífice en la lucha contra la creciente inseguridad y riesgos que impone la omisión de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
La realidad alcanzó a todos ya.
A noventa días de gobierno, la nueva administración se topó con que la retórica, los mensajes de amor y paz, y los buenos deseos no serán suficientes para aplacar los demonios que se vieron liberados por las enormes desigualdades sociales, la riqueza concentrada en muy pocas manos, la proliferación de grupos de delincuentes.
Ahora, ante lo inevitable. Al saberse incapaces de resolver por las vías del amor, la grave situación de inseguridad, pues a inventar una nueva policía. Sí como la que inventó Vicente Fox Quesada, con la Policía Federal Preventiva, o la que su sucesor, Felipe Calderón Hinojosa le entregó a Genaro García Luna, con su Policía Federal.
El Congreso, el Senado y la Cámara de Diputados, le entregaron al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, su Guardia Nacional.
El tabasqueño, conocedor de la geografía política y social en México, sabía desde hace mucho que su propuesta de sacar de las calles al Ejército y a la Marina, era inviable, absurda y anodina. Si supo, siempre, que le redituaba apoyo, y por lo tanto como prometer no empobrece, pues arriba y adelante.
Al día de hoy, el discurso oficial sobre las ventajas de la Guardia Nacional, se enumeran así:
La constitución de la Guardia Nacional como una institución de seguridad pública, integrante, por tanto, del Sistema Nacional de Seguridad Pública; específicamente una institución policial de carácter civil, adscrita a la dependencia del ramo de la seguridad, y cuya formación y desempeño estará regida por una doctrina policial fundada en el servicio a la sociedad, la disciplina, el respeto a los derechos humanos, al imperio de ley, al mando superior y a la perspectiva de género. Especialmente tendrá un régimen disciplinario especial que incluirá faltas, delitos y sanciones homologados al llamado fuero militar, pero con características que le permiten ser una institución ordenada, funcional, honrada y eficiente.
Es un instrumento de programación en esta materia, denominada Estrategia Nacional de Seguridad, que será formulada por la propia Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana, y aprobada por el Senado de la República. La obligación del Ejecutivo federal de remitir al Senado un informe anual, sobre las actividades que realice la Guardia Nacional.
Y rematan los promotores de la policía del gobierno morenista. La generación de un sistema nacional de información en materia de seguridad pública con la participación de los tres órdenes de gobierno. Mientras que la emisión de las leyes nacionales para regular el uso legítimo de la fuerza, así como el registro de detenciones.
De todo esto, qué es lo que subyace tras el tortuoso proceso aprobación de la Guardia Nacional. La riqueza del parlamento abierto de escuchar a expertos y a otras voces, particularmente, de la sociedad civil, de las instituciones académicas y de los organismos internacionales.
Así, el presidente López Obrador propuso, pero el Congreso dispuso. La Guardia Nacional aprobada no es el ciento por ciento de lo que quería el Presidente, pero sí es el ciento por ciento de lo que quisieron los partidos.
Y además de atender la demanda del Presidente de la República de dotarlo de los instrumentos para enfrentar la inseguridad pública, y se dio un voto de apoyo a las fuerzas armadas. Por cinco años las fuerzas armadas van a poder coadyuvar en la tarea de la seguridad pública, y esto va a permitir un esquema de transición para que la Guardia Nacional se haga cargo.