Política Inconfesable: El piojo, que ha de venir…


Rodrigo Villar

El futbol mexicano, es referente obligado de corrupción y mediocridad. Los directivos del balonpíe, sus propietarios y la afición que se cuenta por millones confluyen en un coctel, que hace del deporte más popular una especie de religión alienante, de la que subyacen personajes perjudiciales a la educación cívica de una población como la mexicana.

Ahí tenemos a Decio de María quien es el flamante presidente de la Federación Mexicana de futbol, y perro fiel de los dueños de los equipos de primera división, como el principal sostén de un negocio tan jugoso que reporta a sus beneficiarios ganancias de cientos de millones de dólares al año.

César Luis Mennoti4

El futbol, un deporte que se juega con los pies, se sintetiza en pasión desbordante en la mayoría de todo el pueblo, sea de pobres y ricos. Tiene gran similitud con la realidad que es cruel y cruenta, al rodar el balón sobre el césped sus perseguidores también dan la vida por llevarlo a la portería contraria porque en ello se les va la vida, mientras el contrario carga con la indecible derrota que significará ruinidad.

Así como hemos tenido pintorescos y profundos narradores, entrenadores y jugadores de futbol, como César Luis Menotti, Jorge Valdano, Eduardo Galeano, Ángel Fernández, Fernando Marcos, Juan Villoro, entre muchos otros, también tenemos la prueba fehaciente de que la mediocridad y la ignorancia es el sino de nuestra idiosincracia e inmadurez como sociedad.

Decio de María Serrano

Me recuerdo bien la sarta de tonterías que le hemos escuchado al vaguito de la Bondojo, hablo de Cuauhtémoc Blanco -¡hoy sorprendentemente presidente municipal electo de Cuenavaca, Morelos-, y me chuto la declaraciones filosóficas y sabias del entrenador de la selección mexicana de futbol, Miguel Herrera, conocido por todos como el piojo.

A muy pocos les resulta ajena la forma en que este personaje, formado al abrigo de un patán como Ricardo Lavolpe –en el equipo Atlante de los años ochentas del siglo pasado-, fue cobrando fama como futbolista: escasa técnica y caballerosidad en el campo, golpes bajos, mentadas de madre, provocaciones, pero eso sí, un enorme corazón para correr y luchar mientras sus compañeros jugaban como nunca, y perdían como siempre.

Eduardo Galeano5

Con los años, de correr sobre las canchas aportando coraje mas que elegancia y talento al futbol, Miguel Herrera le aprendió a su mentor Lavolpe un estilo de juego socarrón, indefinido, sin pasión, pero que para los intereses de los jerarcas del futbol mexicano muy efectivo.

Y sobre todo él aplicaba pimienta a sus exabruptos, se hacía expulsar por sus constantes reclamos a los árbitros. El piojo,  pues educado en las canchas del balompié sabe que en las canchas el hombre más solo es el árbitro, y por eso abusando de sus estatus de entrenador siempre los agrede verbalmente, les manotea, recordándoles a sus progenitoras. Así como el cobarde que se esconde debajo de las faldas de la mujer para ofender.

Y claro, estimado lector, pues eso funciona porque es lo que le gusta a un pueblo ávido de sangre, y de verse retratado en personajes que tiene su propio origen y se encuentran en estado de gracia y redención como Cuauhtémoc Blanco y Miguel Herrera.

Jorge Valdano

En el caso de el piojo, como entrenador consiguió el penúltimo título para el equipo mas poderoso de la liga MX, y eso le valió como catapulta para rescatar los despojos de lo que entonces era la selección mexicana del deporte de la patadas.

Y esa catapulta los lanzó al estrellato.

No pretendo reducir a cenizas las atributos que pueda tener Miguel Herrera –yo no los conozco, ni logro identificarlos-, lo que me ocupa es lo que este personaje representa en el imaginario colectivo: un líder de opinión.

Así es, un líder de opinión que inventaron sus promotores. Los mismos que interesados en rescatar –como fuera- las tajadas millonarias en dólares que significaba la selección mexicana de futbol, lo colocaron ante el pueblo como un Mesías, ¡san piojo¡ le llegaron a decir. Cuando el verdadero salvador de la selección mexicana (que no de México), fue el equipo de Estados Unidos, que derrotó a Panama con dos goles de alarido que los mexicanos festejaron como suyos.

Fernando Marcos6

Tamaña paradoja. Así es el futbol. Un acertijo que mueve montañas, crea idolos de barro o ídolos de piedra.

Y Miguel Herrera es una invención, que hoy carga su primera gran losa: el fracaso del futbol mexicano en la Copa América.

Si usted a escuchado y observado con atingencia se podrá enterar que el piojo va mas que rápido a caer en desgracia deportiva, que no es lo mismo que desgracia económica, porque seguramente se irá cargado de billetes, y eso sí, verdes.